Hace muy pocas horas se dio a conocer el Informe sobre Desarrollo Humano 2021-22: Tiempos inciertos, vidas inestables: dando forma a nuestro futuro en un mundo en transformación, pero los resultados son de retroceso. ¿La pandemia como la madre de la baja en el desarrollo humano y sistemas institucionales globales y nacionales con intereses no alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible?.
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Este informe se presentó en un contexto altamente convulsionando en el mundo entero y el mismo destaca que el mundo está en retroceso, en concreto destaca que el “desarrollo humano se está quedando rezagado en el 90% de los países”.
Incertidumbres, preocupaciones, pandemia, guerra comercial y tecnológica, inflación, retroceso en el crecimiento, guerra, crisis alimentaria y de la seguridad energética se ha vuelto una combinación única de dificultades. Que realidad mundial nos toca que nos vamos alejando del progreso, cuando hay muchas más posibilidades de producir, más mediciones, más posibilidades de respetar derechos, combatir la pobreza e ir hacia un mundo más sostenible.
Las Naciones Unidas en el informe recién presentado afirma: “Vivimos en un mundo de preocupaciones. La pandemia no ha terminado y sigue con consecuencias y la Guerra Rusia Ucrania con afectaciones enormes a la población en la zona de conflicto y con efectos económicos y sociales que alcanzan al mundo entero. Por otra parte, los efectos del cambio climático siguen generando afectaciones. La conjunción de estos elementos hace un paquete atómico en términos de incertidumbre poniendo en cuestión la seguridad alimentaria, el bienestar, el crecimiento y la seguridad energética entre otros. Y las respuestas de muchos lados, siguen con intereses económicos que terminan reforzando situaciones nefastas. Para las Naciones Unidas son tiempos inciertos y vidas inestables. Para el organismo “la incertidumbre no es nueva, pero sus dimensiones están tomando nuevas formas ominosas hoy. Está surgiendo un nuevo complejo de incertidumbre, nunca visto en la historia humana. Lo constituyen tres hilos volátiles e interactivos: las presiones y desigualdades planetarias desestabilizadoras del Antropoceno, la búsqueda de transformaciones sociales radicales para aliviar esas presiones y la polarización generalizada e intensificada”.
¿Que pasó con el IDH?
El Desarrollo Humano viene para atrás. Con la pandemia se dio que el valor del Índice de Desarrollo Humano (IDH) global cayó durante dos años y ocurrió entre muchos países a nivel individual.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) uno de los indicadores más referentes de bienestar construido por las Naciones Unidas y que mide la situación de la salud, la educación y las condiciones de vida de los países, ha retrocedido nuevamente. Desde hace 32 años se calcula y es la primera vez que retrocede por dos años consecutivos llegando a los niveles presentados en el año 2016. De esta forma todo el sistema que se trabaja en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) muestra retrocesos.
Si se mira cómo se da a nivel de los países el resultado es más alarmante y se muestra que el retroceso es casi global. El 90% de los países registra un deterioro en los niveles y más del 40% decaen en los últimos dos años. A su vez, las brechas y distancias siguen aumentando y hay muchos que terminan estando mucho más impactados.
Muchas de las medidas que se han tomado en el marco de los ODS no han sido respuestas ante la crisis actual con resultados que no se ven ni en el corto ni en el mediano plazo. La inseguridad alimentaria y energética es mayor, la inflación es mundial, las desigualdades en aumento y hasta se mencionan necesidad de relativizar medidas ambientales porque se da un trade off entre mantener el sumistro energético en el corto plazo y el resguardo medioambiental que a su vez era una excelente opción para garantizar la producción de energías.
Las conclusiones y análisis que el mismo informe presenta hasta parecen contradictorias. “El mundo trata desesperadamente de responder a las sucesivas crisis. Con las crisis inflacionaria y energética hemos visto que, si bien es tentador adoptar medidas de corto plazo, como los subsidios a los combustibles fósiles, tales respuestas están retrasando los cambios sistémicos a largo plazo que es preciso adoptar”, advierte Achim Steiner, Administrador del PNUD. “Nos encontramos paralizados a nivel colectivo para realizar estos cambios. En un mundo definido por la incertidumbre es necesario que renovemos nuestro sentido de la solidaridad si queremos abordar estos desafíos interconectados y comunes.”
La pandemia puso al descubierto la enorme desigualdad
En el informe se detalla extensamente la realidad y efectos de la pandemia y afirma que por ejemplo el “reparto de las vacunas puso al descubierto las enormes desigualdades de la economía mundial”. el acceso a las mismas fue absolutamente desigualad entre países y personas y que los colectivos más vulnerables fueron los más afectados en todas las dimensiones salud, económica, social.
Desde nuestro análisis, cabe agregar a la conclusión que en una realidad de grandes desigualdades una situación de semejante envergadura como fue la pandemia no va a hacer otra cosa que reproducir esas desigualdades y no existen sistemas institucionales que en situaciones críticas tiendan a preservar a los más vulnerables y excluidos. No debería llamar la atención que se hayan profundizado las desigualdades sino por el contrario capaz que era esperable. Lo que es alarmante es que no existieron mecanismos y sistemas que atendieran a revertir y convertir una situación tan crítica en la protección a los más débiles.
¿Podemos fijar un nuevo rumbo?
El informe afirma que podemos fijar un nuevo rumbo donde la tecnología puede ser el medio y la generadora de oportunidades. Debe existir una realidad diferente y una conjunción de intereses alineados y mirar en forma crítica las mismas ODS como medio para poder generar mejoras en todos esos indicadores que hacen a la medición y a la visualización del Desarrollo Humano.