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Sociedad Pocitos | policía | salud mental

Dolor y preocupación

Tragedia en Pocitos reaviva la alarma por la salud mental en la Policía

Según el sindicato de funcionarios policiales, seis policías han decidido quitarse la vida en lo que va del año y advierten que la salud mental no puede seguir quedando relegada

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La zona de Pocitos se vio sacudida por una tragedia que volvió a encender las alarmas dentro de la Policía uruguaya. Una agente de 28 años se lanzó desde un balcón con su bebé de apenas dos meses en brazos. Ambas murieron en el acto.

El Sindicato Único de Funcionarios Policiales (Supu) expresó su dolor y preocupación por lo sucedido. “Lo vivimos con mucho dolor, una joven madre que tomó esta decisión de quitarse la vida y la de su bebé, es algo que pegó muy duro en la institución policial”, dijo Ricardo González, secretario general del gremio, en declaraciones a Telemundo.

La salud mental y la fragilidad de los mecanismos de contención

La joven agente, que estaba certificada desde hacía tres años, ya no tenía su arma de reglamento, lo que refleja que su situación era conocida dentro de la fuerza. Sin embargo, el desenlace expuso, una vez más, la fragilidad de los mecanismos de contención.

Según el sindicato, seis policías han decidido quitarse la vida en lo que va del año. González advirtió que la salud mental no puede seguir quedando relegada: “Entendemos que se tienen que tomar medidas. Que no nos siga pasando lo que hasta ahora, que vamos a un médico y a veces tenemos que esperar la consulta entre dos y tres meses”.

La respuesta del Ministerio del Interior

El ministro Carlos Negro informó que se convocó a una “reunión urgente con los equipos de salud mental y la Dirección de Género para evitar que esto vuelva a suceder”.

El caso pone de relieve un drama que la propia Policía reconoce como silencioso, pero persistente: la presión cotidiana, las largas jornadas de trabajo y la falta de atención especializada convierten la salud mental en una deuda pendiente dentro de la fuerza.

Mientras familiares, colegas y vecinos lloran la tragedia, la institución enfrenta una pregunta inevitable: ¿qué tan preparada está para cuidar a quienes, en teoría, cuidan de todos?

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