La agencia ha intentado conferir apariencia de veracidad a lo que todavía es extraoficial en términos estrictamente institucionales —las vocerías del Pentágono no han dado información específica sobre el despliegue y sus objetivos—, con el objetivo de reforzar una maniobra que todavía es sectorial dentro de la administración Trump.
Barcos en el Caribe
Dicha agencia informó el 19 de agosto que tres destructores estadounidenses, USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson estarían en aguas cercanas a Venezuela en las siguientes 36 horas, para eventuales ataques selectivos y con la orientación de responder a la amenaza de “cárteles de la droga”. El operativo incluiría a 4 mil marinos y marines, aviones espías, buques de guerra y, al menos, un subma-rino de ataque, según Reuters.
Pocas horas después de la publicación, comenzaron a surgir indicios de que la “revelación” no tenía fundamentos reales, según un trabajo de verificación realizado por el medio venezolano La Tabla. Resumiendo, el USS Sampson se encontraba en el Pacífico oriental. El USS Gravely estaba en operaciones en el Golfo de México, mientras que el Jason Dunham tenía más de un mes inoperativo en la Base Naval de Mayport, en Florida.
Era evidente que la relación distancia-distribución de los buques hacía prácticamente imposible que estuvieran involucrados en un despliegue unificado hacia Venezuela. Pasaron las 36 horas y, lógicamente, no ocurrió nada.
¿Se puede presumir que Reuters decidió arbitrariamente vulnerar el principio de contrastación de fuentes antes de lanzar dicha publicación? Difícilmente esto sea posible. A la agencia le hubiera tomado poco tiempo validar la información de sus fuentes con una sencilla búsqueda sobre el estado de los buques que se mencionaron.
Esta omisión, incomprensible para una agencia del tamaño de Reuters, solo se puede explicar por los fines de la publicación y los intereses a los cuales respondía. Aunque al poco tiempo se hizo evidente que el despliegue de esos tres buques era irreal, la “revelación” intensificó el escenario de tensión y posibilitó una escalada discursiva desde Washington, en la figura de Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca.
Tensión en Venezuela
El daño ya estaba hecho: conmoción en la opinión pública y una subida de tono en determinados actores políticos estadounidenses.
Luego, el 20 de agosto, Reuters sacó a la luz otra “revelación” según fuentes enteradas del asunto que prefirieron hablar en condición de anonimato. Se anunciaba un nuevo despliegue, pero esta vez de buques anfibios (USS San Antonio, USS Iowa Jima y el USS Fort Lauderdale) que transportarían a más de 4 mil militares y más de 2 mil infantes de marina. El despliegue llegaría cerca de las costas venezolanas el fin de semana.
La noticia provocó un aumento significativo del clima de inestabilidad, incertidumbre y preocupación. Al poco tiempo, se confirmó que el buque Iwo Jima había regresado a la base de Norfolk para evitar el huracán Erin. Nuevamente, la agencia quedó expuesta con una noticia sin verificar y políticamente teledirigida.
(Tomado de TeleSur)