La nueva cementera demandó una inversión de 140 millones de dólares, producirá unas 600.000 toneladas al año y ocupa a 200 trabajadores en forma directa y a otros 200 indirectamente.
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A partir de su puesta en marcha, será la tercera competidora de Cementos del Plata, propiedad de Ancap. Las otras dos son Cemento Artigas, ubicada en Lavalleja, propiedad de la española Cementos Molins y la brasileña Votorantim Cimentos; otra es Cimsa, ubicada en Treinta y Tres propiedad de capitales encabezados por Diego Godín y Diego Lugano, pero que no produce cemento, sino que lo importa a granel desde Turquía, aquí lo embolsa y comercializa bajo la marca Charrúa.
Hasta 1998 la Compañía Nacional de Cemento, ubicada en el kilómetro 110 cerca de Pan de Azúcar también competía en el mercado del cemento, pero desde entonces solo produce cal.
En la inauguración de Cielo Azul, Lacalle dijo que “Ancap debe asociarse con privados para dejar de perder dinero con el cemento”. Suena raro que el presidente vaya a saludar a una empresa privada, casi extranjera, y les diga que, como la de los uruguayos pierde plata, está buscando socios. Negocio en bandeja de plata.
Por supuesto que las tres empresas extranjeras que operan en nuestro país ya mostraron su interés en asociarse a Cementos del Plata.
Lacalle, como la mayoría de los uruguayos, ignora que fue precisamente cuando Cementos del Plata se asoció con privados empezó a generar pérdidas.
En un documentado libro publicado en el año 2003 y titulado Ancap: una visión geopolítica del Uruguay en el mundo del petróleo, su autor, el contra almirante Óscar Lebel, lo explica así: “El acuerdo con la cementera Loma Negra, propiedad de la empresaria argentina Amalia Fortabat, suscrito en 1998 durante la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti empezó a regir el 2 de julio de 1999. Consistía por un lado en la comercialización de cemento en Uruguay y Argentina y por otro en el asesoramiento técnico y financiero que se proporcionará a Ancap”.
El capital de Cementos del Plata pertenecía en un 55% a Ancap y el 45% a Loma Negra. Pero ni la representatividad en la dirección, ni los costos ni los ingresos guardaban esa proporción. De hecho el directorio de la nueva sociedad se integró con tres representantes de Loma Negra y dos de Ancap. El gerenciamiento estaba a cargo de la argentina. Aunque un voto de la empresa uruguaya se necesitaba para tomar decisiones trascendentes como presupuesto, cambios de precios, endeudamiento y fusiones”.
Lebel explica que “los resultados de esta asociación fueron negativos. Cuatro años después de creada ya no exportaba nada hacia Argentina. La asistencia técnica significó un sobrecosto importante y los nuevos productos fueron generados por los propios técnicos de Ancap”.
El autor concluye que “la asociación fue deficiente. Ancap Portland siempre había generado ganancias, aun en régimen de competencia. Las pérdidas comenzaron a partir de la asociación con Loma Negra”.
Hoy el capital accionario de Cementos del Plata pertenece 99,831% a Ancap y 0,169% a Loma Negra.
¿Quién es Ernesto Correa?
Muy poca gente ha visto alguna vez al empresario brasileño, nacionalizado uruguayo, Ernesto Correa, que hoy anda por los 80 años. Es más, tampoco existe mucha información sobre él en internet.
El sitio web norteño llamado Diálogos Políticos informa que “el empresario gaúcho hizo fortuna en el sector del calzado en Brasil y China, se destacó en la ganadería, es el principal inversor en negocios como la cadena hotelera Intercity, propietario del banco Topázio, la red de pagos electrónicos GetNet y el administrador de tarjetas y servicios Embratec Good Card. Pero nunca había trabajado en el extremo final de la cadena cárnica hasta 2003, cuando desembolsó US$ 7 millones por el 75% del matadero de las cooperativas ganaderas (Productores Unidos Ltda. – Pul).
En enero del 2011, el grupo paulista Minerva compró el matadero uruguayo por US$ 65 millones, una medida considerada estratégica para los observadores de la industria: con una rentabilidad creciente. Pul era una de las joyas del continente, cercana a un rebaño de alta calidad. Aproximadamente el 85% de la producción del matadero se exporta, incluidos los principales mercados como la Unión Europea y Estados Unidos.
El mencionado sitio web agrega: “El empresario duplicó con creces la producción y transformó la antigua marca de la cooperativa en sinónimo de carne de primera calidad. Será difícil saber si el capricho de este y otros negocios convirtió a Correa en uno de los empresarios más ricos de Brasil. Pero es cierto que pocos brasileños se destacaron en áreas tan lejanas como la industria del calzado y el mercado agrícola, sectores que, de igual manera, solo comparten cuero.
Y pocos han sido tan ajenos a la notoriedad que a menudo acompaña a los emprendedores exitosos. Se ha dicho que Ernesto Correa es el mayor exportador de calzado de China, una marca impresionante, dado que el gigante asiático se ha convertido en el mayor fabricante y mayor vendedor de pares del mundo. Correa sería también el mayor terrateniente individual de Uruguay”.
Hoy es propietario de algo más de 100.000 hectáreas ubicadas en Cerro Largo, Treinta y Tres y Rocha. De hecho reside todo el año en su estancia Ana Paula, ubicada sobre la ruta 14 cerca de Lascano. Cuando no está allí, ocupa el lujoso apartamento de su propiedad ubicado en la parada 4 de Playa Mansa, Punta del Este. Pero no suele salir.
Correa no concede entrevistas y no hay estadísticas ni balances que demuestren el tamaño del negocio del empresario en Brasil, China o Uruguay. A lo largo de cuatro meses, Diálogos Políticos buscó amigos y pidió a la oficina de prensa de la cadena Intercity que le remitiera una solicitud de entrevista con el empresario para que pudiera contar la historia de este curioso personaje en la vida empresarial, fundamental en una transformación histórica de la producción de calzado brasileño. La respuesta fue la misma: Correa ni siquiera responde a las solicitudes para hablar con la prensa y sus amigos se sienten incómodos al interceder. Aquellos que aceptaron hablar pidieron el anonimato.
El lobbysta habla por él
Un empresario que muy pocos conocen, que casi no sale de su casa, que se comunica a través de una computadora, pero aún así hace formidables negocios en el mundo, necesita buenos lobbystas y gerentes.
Ambos papeles los ocupó hasta 2011, según dice, el actual diputado nacionalista Rodrigo Goñi, aun cuando entonces era director de la Corporación Nacional para el Desarrollo en representación de su partido.
El 25 de enero del 2011, el periodista Juan Andrés Elhordoy lo presentaba así para una entrevista del programa En Perspectiva de El Espectador: “El doctor Rodrigo Goñi nació en Flores en 1967, es abogado, egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, vicepresidente del frigorífico Pul desde 2002, y también vicepresidente del grupo agroindustrial Ana Paula desde 2004, presidente de la empresa Deracor, que está asociada a este proyecto que se viene ahora de producción de cemento. En el plano político, desde 2008 es miembro del Consejo de la Fundación para la Democracia Wilson Ferreira, y en junio de 2010 pasó a integrar el directorio de la CND en representación del Partido Nacional”.
Las tres empresas, el frigorífico, el agroindustrial Ana Paula y la minera Deracor son propiedad del Ernesto Correa.
Por su parte, el periodista Joel Rosenberg lo entrevistó en No toquen nada el 5 de abril de 2011.
“Según se ve en la página de la CND, usted también es empresario privado. No sé si está desactualizado porque veo que dice que es vicepresidente del Frigorífico Pul S.A. En realidad, usted pertenece al Grupo Correa y el frigorífico ya fue vendido”, dijo Rosenberg.
“Es correcto”, contestó Goñi y agregó: “Yo tengo una actividad empresarial privada, no solo con el grupo sino también particular, en temas que por supuesto no tienen ninguna vinculación con la actividad de la corporación, eso lo tengo claro. Vengo a tratar de dar mi aporte desde una visión que creo que le hace mucho bien al Estado. El Estado necesita de una perspectiva empresarial, de una perspectiva con una gestión más gerencial, de mayor eficacia y ese es el aporte que pretendo hacer en forma diferencial. Por supuesto que continúo con una actividad privada, precisamente para seguir alimentando a la cosa pública con…”.
“¿Pero no puede generar suspicacias? Se lo pregunto porque usted va a participar en el emprendimiento quizás más grande que va a tener Uruguay en el futuro, la cementera a 10 kilómetros de Treinta y Tres”, insistió el periodista.
Goñi contestó: “Yo no participo más de eso. Tengo la suficiente responsabilidad para darme cuenta de qué tipo de emprendimientos puedo y qué no. Ese emprendimiento todavía está muy lejos de comenzar. Yo participé en la fase administrativa de los procesos y los trámites. Cuando llegó la etapa de plantearse la explotación, yo no participé más en ese proyecto.
Entonces Rosenbeg dijo: “En una nota del 25 de enero en El Espectador usted todavía hablaba como parte de ese proyecto”.
“Sí -dijo Goñi-, pero hace dos semanas recién se dictó una sentencia que realmente habilita a ese emprendimiento continuar. Hasta ese momento estaba todo en duda, entonces yo participaba más bien como asesor jurídico. Tengo muy claro y además sostengo y afirmo que no son incompatibles, sino que en muchos casos facilita y complementa, que en la gestión pública que haya una visión gerencial y empresarial”.
Pero pocos días después, exactamente el 9 de abril, fue el propio Rosenberg quién evidenció una mentira de Goñi. En una columna de opinión dijo: “Rodrigo Goñi mintió el martes 5 en No toquen nada [Océano FM]. Hay varios eufemismos para no decir que mintió, pero eso es lo que pasó. Goñi, que integra el grupo del empresario brasileño Ernesto Correa, dijo que no sabía si el empresario Correa tenía capital accionario en el diario El Observador. Pero Goñi sabía. El director del diario, Ricardo Peirano, dijo que Goñi ha estado con Correa en El Observador. Además, varios periodistas del diario confirmaron que Goñi ha estado en la redacción de El Observador. Con Correa y sin Correa”.
El periodista agregó: “El tema de El Observador era secundario en la entrevista a Goñi. Fue la última pregunta. La gran cuestión era saber cómo hace para trabajar de los dos lados del mostrador, para ser parte de un grupo empresarial y al mismo tiempo estar como director de la CND impulsando proyectos de infraestructura que les sirven a muchas empresas, incluidas las que él integra”.
“Goñi contó que abandonó el emprendimiento en No toquen nada. Pero no lo anunció en ningún lado. Es raro porque su encargado de prensa manda todo lo que Goñi dice. Además, Goñi ni siquiera actualizó su currículum en la página de la CND”.
¿Se comprende ahora cómo se puede lograr un Cielo Azul?