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Editorial

Uruguay, país de certezas

Un clamor en toda América: que en Uruguay gane el Frente Amplio

Por Alberto Grille

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Caras y Caretas Diario

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Uruguay es actualmente el país con mayor y más saludable estabilidad democrática, ausencia de corrupción, certezas sobre sus políticas económicas y sociales. También ostenta los mejores indicadores económicos y sociales de América Latina y el Caribe.

En términos absolutos es indiscutible, pero la estabilidad y certezas que ofrece nuestro país, medidas en términos relativos, constituyen un dato extraordinario, y alcanza con mirar, desgraciadamente, al resto del continente e incluso a muchos países desarrollados para comprobar que tiene un valor inconmensurable. ¿No nos preguntamos por qué miles de inmigrantes eligen Uruguay para vivir?

La certeza y la confianza son cualidades que, como las libertades democráticas, solo se cuantifican y se reconocen cuando se pierden. Muchos viejos, que todavía conservamos recuerdos, recordamos los años autoritarios del gobierno de Pacheco, los años terribles de dictadura, así como innumerables crisis económicas ocurridas en los gobiernos blancos y colorados.

Reconozcamos nuestra estabilidad democrática, política, económica y social, y miremos a nuestro alrededor, incluso dejando de lado por hoy a Chile, que sigue incendiado y que algunos como Ernesto Talvi nos mostraron como modelo.

Amenazado en la vida de sus compatriotas y su familia, cercado por la oligarquía santacruceña y los mandos militares y policiales, renunció Evo Morales a la presidencia de Bolivia. Un golpe de Estado con todas las letras, dictado por los intereses oligárquicos y por Estados Unidos; el Plan Atlanta, en que participó activamente Luis Lacalle (padre) y que fue ejecutado en Brasil y Bolivia por Almagro, la CIA y Estados Unidos.

Paso a paso, desde los Estados Unidos de Donald Trump al Chile en llamas de Sebastián Piñera, pasando por la Venezuela cercada, el Ecuador traicionado, la Bolivia puesta de rodillas, la Argentina donde Alberto Fernández recibe un país destrozado y dominado por la deuda contraída por Macri con el FMI y el Brasil inenarrable de Jair Bolsonaro, un tsunami desborda las tres Américas.

En medio de esa catástrofe continental, destaca la paz que vive Uruguay, que se debe a todos los uruguayos, pero más al gobierno y al Frente Amplio. Aquí habrá elecciones dentro de nueve días, la Corte Electoral promulgará la victoria del que gane y nadie objetará los resultados. El día después de las elecciones, en Uruguay seguirá habiendo paz y trataremos de que las heridas que queden de la confrontación electoral cicatricen rápido.

Todos queremos conservar lo que tenemos y deseamos un país mejor. Es más, en América Latina las fuerzas democráticas quieren que Uruguay continúe siendo lo que hoy es, un oasis, y muchísimos piensan que si gana el Frente Amplio, habrá certeza de que continuará así.

Esto mismo fue expresado en forma inmejorable por Luiz Inácio Lula da Silva, el hombre más popular de Brasil, recién liberado: «Tenemos que pedirle a Dios que Daniel Martínez gane en Uruguay».

Es que Uruguay se ha convertido el único país con estabilidad comprobada, certezas e indicadores económicos y sociales, y lo dice el dos veces presidente de Brasil, y lo reitera el presidente electo de Argentina, pero también organismos como la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, la Comisión Económica para América Latina (Cepal, dependiente de la ONU), y hasta organismos como la OCDE y hasta el maldito Fondo Monetario Internacional.

Veamos.

¿Qué dicen de nosotros y qué hemos generado?

1. Democracia plena, estable y ejemplar. Uruguay es el país con la democracia plena más avanzada de América Latina y el Caribe. El índice sobre participación, libertades civiles y democracia que elabora todos los años la publicación inglesa The Economist ubica a Uruguay en el lugar número 15 de su lista mundial, y como una de las dos democracias plenas de América Latina y el Caribe, junto a Costa Rica. Los datos fueron publicados por la publicación conservadora con sede en Londres.

Uruguay recibió una calificación de 8,38 puntos y se ubicó como la democracia plena con mayor desarrollo de América Latina y el Caribe, seguido de Costa Rica, que ingresó este año al grupo de países con democracia plena, Chile, Trinidad y Tobago, y Panamá; todos ellos con democracias en desarrollo. Este puntaje global lo ubica en el puesto 15º a nivel global. La calificación identificó 20 democracias plenas en el mundo.

El índice de democracia que elabora The Economist puntuó con 10 puntos, el puntaje máximo, al proceso electoral y el pluralismo de nuestro país, 9,71 puntos en el rubro que evalúa el desarrollo de las libertades civiles, 8,57 puntos al funcionamiento del gobierno, 7,50 puntos a la cultura política y 6,11 puntos a la participación política. Según los autores del índice, Uruguay mejoró su calidad democrática sin interrupciones desde 2006, cuando fue puntuado por la revista internacional con 8,6 puntos. Uruguay figura 15º en la lista que lidera Noruega, y siguen Islandia, Suecia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá, Irlanda, Finlandia, Australia, Suiza, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y Reino Unido. Estados Unidos figura en el lugar 25.

Agregamos que no ha habido jamás ninguna cortapisa a la libertad de prensa.

2. País con menos corrupción en el Estado y las instituciones. Según su más reciente informe anual sobre el estado de la corrupción en América Latina y el Caribe, presentado en Quito, Ecuador, el 10 de noviembre, titulado Integridad en las políticas públicas: claves para prevenir la corrupción, la CAF-Banco de Desarrollo para América Latina, Uruguay obtuvo la mejor puntuación como el país en que se percibe menos corrupción en el Estado y las instituciones al evaluar la percepción de la corrupción en los diferentes países de la región. Nuestro país tuvo un puntaje de 70 (en una escala de 0 a 100 en la que los mayores valores indican una menor percepción de corrupción), seguido de Chile, Costa Rica y Cuba. El informe muestra, entre otras cosas, el índice de percepción de la corrupción, la solicitud de sobornos y la percepción empresarial sobre la incidencia del pago de sobornos en América Latina. Midió también el porcentaje de la población que declaró haber recibido en el último año algún pedido de coima o soborno por parte de un funcionario público para agilizar un trámite u obtener un servicio. Uruguay también se ubicó en la mejor posición.
El informe de CAF midió además el porcentaje de empresas en cada país que afirman que sus similares pagan sobornos para obtener contratos con el Estado. Uruguay fue el único donde ninguna empresa señaló la existencia del pago de sobornos.

El documento de CAF refiere también a los datos del documento Worldwide Governance Indicators del Banco Mundial sobre control de corrupción, y concluye nuevamente que Uruguay es el país con mejor resultado. Es el país de la América Latina con mayor control de la corrupción, ubicándose cerca del percentil 90 en una escala del 0 al 100; seguido de Chile (percentil superior a 80) y de Costa Rica, ubicado cerca de 70.

«Países como Chile, Costa Rica y Uruguay ostentan valores cercanos a los de países desarrollados», señala la CAF, indicando que «un proceso generalizado de falta de integridad afecta el crecimiento de los países y la innovación”, y redunda en una falta de legitimidad y confianza en las instituciones y por ende en la democracia», concluye.

3. Confianza internacional en Uruguay. Los puntos expuestos anteriormente, así como la solidez de nuestro sistema financiero, y los 16 años de crecimiento económico ininterrumpido con inclusión social y distribución de los frutos de la mayor actividad han hecho que los informes de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, la Comisión Económica para América Latina (Cepal), e incluso el Fondo Monetario Internacional (en Caras y Caretas hemos detallado los últimos seis Informes de Consulta en el marco del Artículo IV, que son los reportes que elevan sus Misiones Anuales), el Banco Mundial, las empresas calificadoras de crédito (que nos han distinguido con el Grado de Inversión) y, más recientemente, la poderosa Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE) destaquen los logros de Uruguay en todos los órdenes señalados.

Pero tanto o más importante que los dictámenes de los organismos internacionales, es el interés que duele en el bolsillo y que se debe justificar ante directorios y accionistas, es el interés demostrado por los cientos de empresas de primer orden que se han radicado en estos 15 años en nuestro país, cosa que se guardaron de hacer en los cuatro gobiernos blanquicolorados. No las voy a enumerar, me alcanza con nombrar las muy recientes llegadas del gigante del siglo XXI, Google, y de la empresa china Lifan (que muestra el interés de la segunda superpotencia, la República Popular China, en invertir en Uruguay); y la nueva radicación de una planta de celulosa (cosa que buscaron sin logar los cuatro gobiernos antes mencionados) y la concreción de la mayor inversión extranjera directa (IED) de toda la historia económica de Uruguay con UPM II, que va acompañada por la construcción del Ferrocarril Central.

4. Desarrollo Humano. Tiene el mejor Índice de Desarrollo Humano en América Latina y el Caribe. El FA bajó la pobreza al 8% y la indigencia al 0,5%, cifras nunca antes vistas. El desempleo está en 9,5%, pero bajará con UPM II y el Ferrocarril Central y el mayor desarrollo de las Tecnologías de la Información (TIC), fomentadas como nunca por este gobierno, en la búsqueda de incorporarnos a la Cuarta Revolución Tecnológica.

5. Educación e innovación. Al respecto, cabe recordar la implantación integral de la fibra óptica en el país y que la Cámara Uruguaya de Tecnología de la Información (CUTI) cerró 2018 con récord de exportaciones. Las exportaciones del sector tecnologías de la información crecieron 13% en 2018 respecto del año anterior. La facturación general del sector alcanzó un récord, llegando a 1.687 millones de dólares. También creció en relación al PIB, ya que en 2017 el sector representó 2,5% del PIB, y en 2018 alcanzó a 2,7%. El sector TIC se encuentra en tercer lugar en cuanto a exportaciones, luego de la celulosa y la carne bovina, por encima de los lácteos, la soja y la madera. Lo producido por la CUTI es el mayor rubro de exportación a Estados Unidos (64% de lo que Uruguay le vende a ese país) y también a Japón.

El sector tiene «desocupación 0» y hoy necesitaría emplear a unas 2.500 personas más, informan sus autoridades.

Uruguay es el único país del mundo que implementó el plan «Una computadora por niño» (el Plan Ceibal, una revolución comparable a la vareliana, imprescindible para encarar el siglo XXI), y lo extendió a nuestros mayores con el Plan Ibirapitá. El FA ha construido las espléndidas facultades de Ciencias Sociales y de Ciencias de la Comunicación, la UTEC (obstaculizada por el Partido Nacional y votada por diputados blancos rebeldes) y refundado las bibliotecas, que hoy son modelo mundial.

Y a ningún frenteamplista se le ocurriría jamás ponerle restricciones al ingreso a la Universidad pública, como Luis Lacalle Pou, ni a las privadas, que no fueron mencionadas por el candidato de la oligarquía latifundista y de la intermediación improductiva.

Además de la vigencia plena de los derechos humanos consagrados en la Declaración Universal votada por la Asamblea General de la ONU.

6. Crecimiento económico. Uruguay entró en su año número 16 de crecimiento económico ininterrumpido, acompañado con inclusión social y mejora en la distribución del ingreso, datos oficiales que ya nadie discute. Ni siquiera lo comparamos con nuestros grandes y ricos vecinos como Argentina y Brasil (que están en caída), y con el Chile que hasta ahora el Dr. Ernesto Talvi nos mostraba como modelo a seguir en todos los órdenes.

7. Distribución del Ingreso. Ese crecimiento fue distribuido. Según un artículo publicado por el diario El Observador el 7 de noviembre, Uruguay encabeza la lista de los países latinoamericanos con mayor ingreso per cápita medido en dólares, con 15.650 dólares, seguido por Chile con 14.670 dólares, Panamá con 14.370 dólares, Argentina con 12.370, Costa Rica con 11.510, México con 9.180, Brasil con 9.140, República Dominicana con 7.370, Perú con 6.530 y Colombia con 6.190 dólares. La fuente de los datos es el insospechable Banco Mundial.

8. Mejoras en la salud.

¿Qué tenemos que decir nosotros, los uruguayos?

Primero, que la victoria de las fuerzas nacionales, populares y progresistas, que llevan a Daniel Martínez a la presidencia de la República, es hoy perfectamente posible, incluso a la luz de las encuestas interesadas en su derrota.

Estamos viendo como «de todas partes vienen, para salvar la patria, los orientales», ante la evidencia del proyecto oligárquico, neoliberal y ultraderechista que significa la fórmula Lacalle Pou-Talvi-Manini; su ajuste fiscal y el secreto que se guarda sobre la ley de urgente consideración.

Segundo, reiterar que se enfrentan dos proyectos de país perfectamente diferenciados.

El marco externo

Pero estas consideraciones todavía se quedan cortas. En tiempos de Trump y Bolsonaro, de la Cuarta Revolución Tecnológica que destruirá el 60% de los empleos conocidos, la continuidad en el gobierno del Frente Amplio implica la continuidad de la estabilidad, las certezas, el crecimiento y la inclusión social.

El Frente Amplio ha cambiado este país y lo ha hecho para bien. No es verdad lo que dice una propaganda de Lacalle de que a los opositores se les discrimina, persigue, excluye y se les señala con el dedo. Por el contrario, fuera de las rispideces electorales y los protagonistas que se sacan chispas, el resto de los uruguayos convivimos con respeto, tolerancia y paz. Es más, estoy seguro de que el Frente Amplio quiere dialogar gane o pierda, quiere gobernar y dar gobernabilidad cualquiera sea el resultado. Ahora faltan nueve días y es verdad que habrá que optar por dos modelos de país. Con la victoria de uno de ellos, Daniel Martínez, habrá certezas. Si ganara Lacalle Pou, tendremos incertidumbre. Ni la victoria de uno ni del otro será una tragedia si logramos preservar el respeto, la paz y la convivencia entre nosotros.

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