Por Meri Parrado Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de metas que surgieron como fruto de un compromiso de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que se traducen en un mayor bienestar para la población. Actualmente, son 17 objetivos y 169 metas que conjugan de forma integrada los desafíos en torno a las tres dimensiones del desarrollo sostenible que resultan claves para el futuro del planeta: la económica, la social y la ambiental. Estas metas conforman la Agenda 2030, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2015, y representan un compromiso de los gobiernos de todos los países involucrados, y también de todos los actores de la sociedad. En el marco del seminario Cómo aplicar los ODS a la agenda periodística, que se llevó a cabo en Montevideo el 15 y 16 de agosto, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) colectivizó el Informe Nacional Voluntario 2018, a través del cual Uruguay reporta su situación actual y sus principales desafíos con respecto a los ODS comprometidos ante Naciones Unidas. Esta actividad, que contó con varios expositores y mesas de discusión, fue organizada por UN Foundation e IPS-Inter Press Service, y contó con el apoyo de OPP, Naciones Unidas en Uruguay, y el Centro de Formación de Aecid. La coordinadora residente de ONU, Mireia Villar, quien integró el equipo de disertantes de este evento, expuso sobre los compromisos a cumplir para el año 2030 y analizó la situación actual de Uruguay con respecto a los ODS. En tal sentido, sostuvo que la Agenda 2030 representa un consenso global sin precedentes e irrepetible en la coyuntura actual. “La agenda es una oportunidad de oro para influir en el mercado y en los procesos de redistribución. Nos hemos creído que el mercado es objetivo y benévolo y hemos asumido y aceptado los procesos que se dan en la economía, pero hay unas cuantas mentirillas”, afirmó. Según la experta, hay suficientes recursos financieros en el mundo para lograr el desarrollo, pero no están orientados hacia donde deberían. Sobre este punto, subrayó que debemos reflexionar y entablar las conversaciones necesarias para resolver de qué manera orientar estos recursos al servicio del desarrollo. Para Villar, la premisa fundamental de esta nueva agenda es que el desarrollo económico y la prosperidad dependen en el largo plazo de la sostenibilidad social y medioambiental. Y, a su vez, la sostenibilidad social y medioambiental se nutre de la reducción de la pobreza y el crecimiento económico. Según la especialista, este nuevo pacto global tiene un mensaje muy claro: “No vale cualquier desarrollo que haga retroceder el pleno ejercicio de derechos de las personas y comunidades, ni que dañe el planeta. Eso no puede considerarse desarrollo. El nuevo estándar es vivir dentro de los límites planetarios”, apuntó. Además, manifestó que la Agenda 2030 empuña un pacto muy ambicioso en el sentido que se compromete a erradicar la pobreza y a lograr que el progreso sea sostenible. “Para lograr la transformación hacia una sociedad sostenible debemos cambiar el curso del mundo, el modo en que vivimos, consumimos, producimos, trabajamos, hacemos negocios y también la forma de relacionamos”, sentenció. ¿Y por casa cómo andamos? Este año Uruguay reportó, a través del Informe Nacional Voluntario, los principales avances en la implementación de los objetivos comprometidos para la Agenda 2030. Uno de los ODS en los que se registraron importantes avances fue en el acceso al agua potable y saneamiento. Actualmente, 99,4% tiene acceso al agua y 95,2% tiene acceso a agua segura y se espera que para 2030 100% de la población cuente con saneamiento seguro. Otro de los avances importantes se registró en lo que refiere a energías renovables. Nuestro país se posicionó como uno de los más electrificados de América Latina, con una tasa de electrificación de 99,7%. En materia de ciudades y comunidades sostenibles, se logró reducir el número de asentamientos irregulares. El porcentaje de población que vivía en asentamientos irregulares o viviendas deficitarias pasó de 5,9% a 4,6%. Asimismo, entre los años 2005 y 2017, se finalizaron 84.549 soluciones habitacionales. Por otro lado, se registraron avances en transporte público inclusivo. Un 98% de la población de Montevideo tiene acceso a este servicio. Con respecto al consumo y producción responsables, también se observaron adelantos. Uruguay cuenta con un marco normativo y políticas públicas tendientes a gestionar de forma sustentable los recursos hídricos, el uso responsable y sostenible de los suelos y aguas superficiales, la utilización de tecnologías limpias, la disminución de los residuos y el empleo de envases reutilizables. Con respecto a Uruguay, Villar manifestó que se están comenzando a visibilizar los cambios en la mentalidad y dijo que se observa “un movimiento interesante de emprendedores que están queriendo adoptar la agenda como un marco de referencia para su trabajo”. Opinó que para seguir avanzando se deben discutir ciertos temas que no forman parte de la discusión pública y que su abordaje es de carácter urgente, como el envejecimiento de la sociedad y el escaso interés en la cuestión ambiental. La referente de ONU destacó los avances de Uruguay y reconoció los índices de reducción de la pobreza, pero señaló que siguen existiendo pobres y que la meta es llegar a erradicar este flagelo para el año 2030. “Hay pobreza moderada, pero todavía hay un grupo de 300.000 uruguayos inmunes a las políticas públicas, que se encuentran por fuera de la educación formal y que no tienen un trabajo. Este grupo sigue estando aislado de la sociedad y el progreso, que no puede dejar a nadie por fuera”, concluyó.
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