La violencia de género es un problema estructural que implica un cambio cultural muy profundo. El gobierno departamental de Montevideo viene trabajando en este sentido desde hace casi 30 años y ha desarrollado en diálogo con la sociedad civil, políticas de apoyo y respaldo a las mujeres víctimas de estas situaciones.
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Solana Quesada, directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la IM, en diálogo con Caras y Caretas, se refirió a la importancia que ha tenido el programa Comuna Mujer en esa búsqueda de transformación social para construir relaciones igualitarias entre varones y féminas.
“El origen del programa Comuna Mujer en el año 1996, tiene un importante componente de participación ciudadana. Los grupos de mujeres de los distintos barrios de Montevideo, fueron quienes definieron a qué problemas querían darles prioridad para que el gobierno departamental les ayudara a encontrar soluciones”, rememora.
La violencia: común denominador
Según detalla nuestra entrevistada, el momento de identificación de problemáticas que alarmaban a la ciudadanía, estuvo enmarcado en los primeros años del gobierno departamental del Frente Amplio y en todo lo que fue el proceso de descentralización de Montevideo, donde los vecinos tuvieron muchos espacios de participación. “Justamente desde el barrio se reinterpretaron las necesidades de las mujeres de los territorios y los servicios terminaron siendo de respuesta a la violencia de género”.
Para Quesada la conjunción de la voluntad de las mujeres, la sociedad civil organizada y el interés del ejecutivo departamental, propició la creación de políticas públicas en este sentido y la consecuente fundación del programa Comuna Mujer.
Haciendo un repaso por los componentes más relevantes que se pondrían en marcha, la directora destacó la colaboración de Gloria D’Alessandro, feminista, fundadora del Instituto Mujer y Sociedad -quien falleció el 20 de julio de este año- y que participó en la instrumentación y desarrollo del programa Comuna Mujer. “Ella le planteaba a la intendencia la importancia de que los consultorios jurídicos fueran barriales, descentralizados y gratuitos, porque las mujeres pobres no acceden a la justicia y nunca van a poder pagar un abogado y que si se ponía un servicio gratuito centralizado tampoco iban a poder acceder a él.”
Fue entonces que con el propósito de prestar asesoría jurídica a mujeres vulnerables, víctimas de violencia por parte de sus parejas, se comenzó a implementar el programa Comuna Mujer en tres lugares, la Comuna 17 en el Cerro, la Teja en el Oeste, la Comuna 8 en Carrasco Norte y la Comuna 12 en Colón.
Fortalecimiento psicosocial, una instancia importante
“Las comunas empezaron siendo solo servicios jurídicos gratuitos. Tenías acceso a un abogado que te orientaba e indicaba cómo hacer los trámites de divorcio o de pensión alimenticia. Después se fue avanzando a otras comunas, a otras zonas y se fue agregando de a poco la atención psicológica y social que en principio no estaba”, nos explica la también máster en Políticas Públicas y Género.
“Salir de las situaciones de violencia, más allá de lo que haga el agresor, implica hacer un trabajo sobre sí misma, empezar a recuperar espacios. Una vez que se entiende que hagas lo que hagas la violencia va a existir y que todo eso que cediste no tuvo el resultado ilusorio de que las cosas se arreglaran en la relación, hay que poder generar condiciones para recuperar instancias vitales. Ese es el mejor proceso de salida”.
Precisa Quesada que “aprender a salir de ciertas situaciones requiere fortalecer la autoestima, entender por qué te pasa eso, que no solo te pasa a vos, que no es un problema que tenés vos, que no tiene que ver con la culpa o con la vergüenza, sino que es un problema estructural que le pasa a muchas mujeres, que si conversás a todas les pasa lo mismo, se expresa de diferente manera, pero en sí lo de la violencia es igual para todas. Entonces, en esas entrevistas, esos diálogos, las mujeres van elaborando que tienen un problema de violencia. Esto responde a un problema social de desigualdad que tiene que ver con el machismo, que tiene que ver con el patriarcado”.
Sin embargo aclara que una asesoría psicosocial, no es una terapia individual, “es un apoyo por un lado a lo subjetivo, a aspectos que tienen que ver con lo psicológico pero también a lo social en términos de, cómo me organizo para salir a trabajar y quién me cuida a los gurises, cómo consigo trabajo, los planes de solución habitacional, o sea, se hace un seguimiento de esas situaciones”.
Actualmente en las Comuna Mujer se brinda un servicio integral, gratuito y confidencial a mujeres mayores de 18 años, sin distinción por identidad de género u orientación sexual, que viven o vivieron situaciones de violencia.
“Nuestra primera entrevista no es con hora, la idea es que cualquier persona que necesite ayuda sea atendida. Esa instancia es conjunta con la asesoría jurídica y lo psicosocial. Después se agendan los seguimientos que dependen de la gravedad de la situación. Generalmente la idea es que el seguimiento no sea más de 15 días. Lo primero es despejar el riesgo de vida y qué medidas de protección hay que tomar”, explica Quesada.
Detalla además que nunca se toman decisiones por la mujer, “siempre es un espacio de escucha, acompañamiento, asesoramiento, pero quien tiene que dar los pasos para poder salir de esa situación son las propias mujeres, no actuamos por ellas porque son ellas quienes tienen que sostener esas decisiones. Se espera y se les da el tiempo porque no son decisiones ni firmes ni inmediatas. Lo importante es que cuando ella sepa que va a dar eso paso va haber alguien que la va a acompañar”, afirma.
Transformación del paradigma: No más puertas adentro
Lo que sustenta la violencia de género y la desigualdad es algo estructural muy difícil de cambiar, porque tiene que ver con las pautas culturales y con lo que las personas pensamos que los hombres y las mujeres pueden y deben hacer.
Para Solana Quesada es necesaria una transformación cultural profunda de todos los actores a nivel individual, colectivo y también a nivel de las instituciones, la educación, el sistema de salud, la familia, los medios de comunicación.
“Estamos en un cambio social muy profundo donde por suerte este tema dejó de ser un asunto puertas adentro. Antes se pensaba que era un problema de las parejas y que no había que meterse, que era una cuestión de ellos. Ya la violencia de género está colocada como un problema social, es un problema que tenemos todos y todas, eso ha sido un paso importante. Antes estas mujeres vivían toda su vida en situaciones de violencia y no lograban salir de ellas, era como el destino que les había tocado y si planteaban separarse la sociedad las responsabilizaba de romper la familia. Eso cambió por suerte, hoy por hoy muchas mujeres no están dispuestas a seguir sosteniendo relaciones donde no son respetadas, valoradas y no son tratadas como iguales”, reflexiona la experta.
Entonces cabe indagar qué papel juegan los varones en este proceso de deconstrucción de paradigmas.
Según Quesada, los hombres también tienen que hacer una transformación para construir esas relaciones igualitarias porque no saben qué hacer con ese mandato de cómo ser hombre, porque todo eso está puesto en cuestión.
En las Comunas Mujer hay también un servicio de atención a varones que deciden dejar de ejercer violencia, es un dispositivo grupal que ha resultado de mucha utilidad y que se realiza desde hace 11 años.
“Tenemos que construir otros mensajes positivos en relación a que ser hombre tiene otras características que no es la violencia, que no es el ejercicio del poder, que no se es menos hombre si se comparten las tareas del hogar, si se es afectuoso, si se llora, si se dice lo que se siente. Sobre esto recién se está empezando a trabajar, falta mucho camino por construir”.
La IM apuesta a un futuro libre de violencia
El Plan de Apoyo Básico a la Ciudadanía (ABC) prioriza la atención a la emergencia social en violencia doméstica y de género. Respecto al año 2020 aumentó en 77% el presupuesto, principalmente para los programas de apoyo a mujeres que viven situaciones de este tipo.
Quesada destaca la creación por primera vez en el país de un servicio de atención a las mujeres discapacitadas y la ampliación de los horarios complementando con otros servicios.
“En estos momentos tenemos 14 Comunas Mujer en todos los barrios y municipios de Montevideo. Ampliamos el horario en el marco del Plan ABC y aumentamos 123% las horas de atención que ya están llenas, lo que nos demuestra la necesidad que había de extender el espacio”.
También nos explica que se reforzó la atención para mujeres en situación de violencia de género, mediante un nuevo servicio que está activo los 365 días del año y que funciona a contrahorario, haciendo énfasis en la orientación y acompañamiento durante el proceso psicosocial y jurídico. De manera presencial se puede acudir al edificio anexo de la Intendencia, ubicado en Soriano 1426 (planta baja) o llamar a la línea 1950 8888.
“Lo otro nuevo en el marco del Plan ABC, es un servicio especializado para mujeres con discapacidad en situación de violencia de género y lo hacemos en conjunto con la Facultad de Psicología. Nosotros hace algunos años hicimos un relevamiento de cómo era la accesibilidad de las Comunas Mujer y detectamos que los equipos no tenían herramientas para atender las distintas situaciones de discapacidad que habían. En ese sentido la Facultad de Psicología además de tener un área en Salud y Género, tiene un área especializada en Discapacidad e hicimos un acuerdo para tener esta primera experiencia de intercambio y capacitar a todos los equipos de las Comunas”, detalla Quesada.
Refiere además que “es importante hablar de esto para respetar el derecho que todas las mujeres tenemos –con discapacidad o no- a vivir una vida libre de violencia. El grupo de Mujeres y Discapacidad ha jugado un rol importante. Esto es una novedad, se trata del primer servicio especializado en el país y nos parece que puede llegar a ser un gran aporte”.
Funciona los lunes de 10 a 14 horas, martes y jueves de 8 a 12 horas en el edificio anexo de la Intendencia (Soriano 1426, planta baja) y se pueden poner en contacto al teléfono 1950 8809. Además, los primeros y terceros jueves de cada mes en el horario de 8 a 12 en la policlínica Tiraparé (Av. Uruguay 1936) se brinda atención de forma descentralizada a mujeres sordas.
Finalmente la referente nos informó que otro de los cambios más relevantes, es la extensión del servicio de Comuna Mujer a varios espacios posibles desencadenantes de violencia.
“Al principio las comunas mujer solo atendían la violencia de género en las relaciones de pareja y ahora lo hacen en las 17 formas de violencia que tiene la ley 19580. Entonces, por ejemplo, nosotros estamos trabajando con la violencia de género en espacios de trabajo, con la violencia de género en el espacio público, el acoso sexual callejero y estamos trabajando contra la violencia de género en los eventos culturales, en particular en el carnaval”.
Las perspectivas son seguir fortaleciendo las estructuras de atención y contención en casos de violencia de género y aportar a las mujeres las herramientas necesarias para romper con los ciclos de sometimiento y vulnerabilidad. Un trabajo que se potencia y prioriza, desde el gobierno departamental.