Volvió el herrerismo, y con esta agrupación y sus socios multicolores, volvió el clientelismo político. Esto quedó clarísimo en ASSE cuando el representante de Cabildo Abierto, el coronel (r) Enrique Montagno, se desbocó mientras alguien grababa la charla, y se jactó de haber metido a dedo a un ejército de cabilderos. Obviamente, semejante estupidez hizo que le dieran el correspondiente voleo y colocaran a otro militar en su cargo.
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A mediados de abril, le tocó a la DGI. La Asociación de Funcionarios de la Dirección General Impositiva denunció públicamente que la dirección del organismo nombra encargaturas a dedo con sueldos de $ 200.000 pesos y más altos.Si bien es cierto que en esta dirección nunca se cumplió fielmente lo establecido por ley en el año 2010, los funcionarios señalan la incoherencia de continuar con nombramientos en el marco de la crisis que padecemos. “Estamos en una situación económica, social y sanitaria muy compleja producto de la pandemia por covid, la pobreza y la indigencia aumentó sensiblemente en nuestro país, son cientos la ollas populares que cubren la alimentación de miles de compatriotas, la tasa de desempleo es del 10,7% que representa miles de desocupados, hay más de 70.000 personas en seguro de paro, el gobierno adopta medidas para reducir el gasto público, establece un impuesto para cubrir el gasto emergente producto de la emergencia sanitaria y pide austeridad en el manejo de los fondos públicos, sin embargo, en DGI se asignan cargos a dedo con salarios que en algún caso supera los 220.000 pesos por mes”.
También volvieron los avivados. Los diputados Eduardo Antonini (FA) y Sebastián Cal (Cabildo Abierto) han realizado un pedido de informes ya que, según trascendió, el cirujano y director de los hospitales de Maldonado y San Carlos, Guillermo Acosta, se habría adjudicado en octubre 576 horas como cirujano retén de guardia más las 160 horas presenciales que cumple como director del hospital.
Saquemos cuentas: 31 días por 24 horas da 744. Esas son las horas del mes de octubre. Si sumamos 576 más 160, tenemos 736 horas trabajadas. De confirmarse esto, que tras varios días no ha sido desmentido, el profesional solo habría dormido 8 horas en un mes. Bueno, ni eso; porque a las horas mencionadas hay que agregar que también trabaja en los sanatorios Mautone y La Asistencial y, además, es profesor de Medicina en la Universidad Claeh, de Punta del Este, y médico de la cárcel departamental.
El punto es que no sería el único caso. Seguramente habrá novedades en los próximos días tras la investigación correspondiente; pero la tardanza de las autoridades en responder da la impresión de que no les resultará sencillo redactar una explicación satisfactoria.
Por otra parte, Cabildo Abierto no deja de agraviar a la cultura democrática y republicana de los orientales. Tras haberse lamentado cada vez que se ponía frente a la justicia a un represor de la dictadura blanqui-colorada-militar (1973-1985), ahora rinde homenaje descaradamente a una de sus figuras.
El senador del partido militar Raúl Lozano homenajeó, durante la media hora previa de la cámara, al recientemente fallecido médico Nelson Fornos, quien fuera procesado por violaciones de derechos humanos cometidas en el Grupo de Artillería N° 2, en Trinidad, Flores, durante la dictadura. Como siempre hacen los representantes de Cabildo Abierto, habló del verdugo como si fuera una víctima del odio.
Por el lado del Ministerio del Interior también continúan los desastres. El más fuerte terminó con la destitución del director de la cárcel de Tacuarembó, Antonio Dos Santos, tras la viralización de un video filmado por uno de los reclusos en el que se ve a un policía no solo permitiendo, sino arbitrando una pelea entre dos internos. Es difícil suponer que esta clase de salvajismos se pudieran realizar a plena luz del día y en el patio de la cárcel sin que algunas de las autoridades, por no decir todas, estuvieran al tanto.
Otro hecho lamentable se dio en Montevideo en la tarde del sábado 10 de abril cuando la Policía realizó la persecución de un vehículo desde el INOT hasta avenida Italia y Centenario con gran peligro para las personas que circulaban por la zona. El fugitivo era un joven de 24 años. Los efectivos afirmaron posteriormente que aquel les disparó con un arma de fuego, lo que desencadenó la persecución y el tiroteo que terminó con el conductor fugitivo muerto por un tiro en la cabeza. Sin embargo, y hasta ahora, no se encontró arma alguna en el vehículo.
Antes que el episodio terminara, una pareja que viajaba en un Honda Accord blanco con una bebé de cinco meses vio pasar velozmente al BMW gris del fugitivo. Al llegar a la esquina de avenida Italia y Américo Ricaldoni, un patrullero que venía por la senda contraria participando en la persecución cambió de senda y chocó al vehículo en que viajaba esta familia. Tal cual informó la diaria, los policías bajaron rápidamente del patrullero y apuntándoles con sus armas; pero el padre no se quedó quieto, ya que dio prioridad a atender a su hija, que viajaba en el asiento trasero. Afortunadamente, los uniformados se dieron cuenta de que habían cometido un error antes de apretar el gatillo. La pareja denunció el hecho ante Fiscalía y el padre de la bebé comentó a la diaria que entendía que estaban trabajando, pero que no podían confundir un auto de un color con otro que nada tenía que ver ni poner en peligro la vida de la gente de esa manera.
Estos hechos no pueden analizarse en forma aislada. Recordemos (por citar un caso entre muchos) que en octubre, en la ciudad de Florida, la Policía perseguía a unos jóvenes que participaban en una picada de motos en la zona del Prado y, al llegar a Luis Alberto de Herrera y Antonio María Fernández, el vehículo policial terminó chocando a otro en el que viajaba una familia, dejando a varias personas heridas y a una madre con su bebé en el CTI en estado grave. Previamente, una moto policial que perseguía a dos jóvenes que participaron en las picadas chocó contra otro motociclista que nada tenía que ver con el evento. La jornada terminó con 8 personas heridas, dos de ellas graves.
En aquel momento escribimos algo que reiteramos: estoy de acuerdo en reprimir las picadas y a todo el que viole la ley; pero nunca a costa de convertir a los vehículos policiales en una amenaza para la población.
Más allá de lo que determinen las investigaciones correspondientes, tenemos la impresión de que algunos policías están “sacados”, fuera de sí, descontrolados, no sabemos si por efecto de alguna droga o por el respaldo que ellos entienden que se desprende de los discursos del ministro del Interior.
Para no ser reiterativos, hemos omitido citar aquí decenas de casos que ya describimos en otras notas; pero hace décadas que no veíamos tantos atropellos.
Un error lo puede cometer cualquiera; pero es alarmante ver que todas las semanas ocurren hechos similares.
Alguien debe bajar un cambio, y ese alguien se llama Jorge Larrañaga.
Alguien debe poner un freno a todos estos abusos, y ese alguien se llama Luis Lacalle Pou.