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Política

48 años del «Febrero Amargo» de 1973 y Sanguinetti, el tutelador

El 9 de febrero de 1973,ante el desconocimiento del Ministro de Defensa Antonio Francese por parte del Ejército y la Fuerza Aérea, la Armada cierra con barricadas la Ciudad Vieja, reivindicando ser la fuerza leal al presidente constitucional Juan María Bordaberry. Julio María Sanguinetti se refirió a aquellos hechos como si hubiese sido un simple espectador.

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«Febrero Amargo» fue la caracterización que dió a ese periodo histórico que luego se convirtió en el titulo de su libro, el senador  del Partido Colorado Amílcar Vasconcellos.

El 16 de diciembre de 1971 el Presidente Jorge Pacheco Areco en lo que ya se definía como una democracia autoritaria, institucionaliza con la creación de la Junta de Comandantes en Jefe y el Estado Mayor conjunto (esmaco) el rol que otorgaba a las Fuerzas Armadas en lo que entendía la lucha contra la sedición.

El 31 de enero del 73, luego de un año y medio de actuación de las Fuerzas Armadas con su nueva institucionalidad y nuevo presidente, (Juan M. Bordaberry), el senador colorado Amílcar Vasconcellos, escribe una carta pública titulada, «Carta al pueblo uruguayo», advirtiendo sobre la injerencia en la vida política por parte de los militares.

El 8 de febrero Bordaberry sustituye al Ministro de Defensa Armando Malet (que había compartido una serie de criticas que los mandos militares habían realizado al Presidente), por Antonio Francese.

El Ejército y la Fuerza Aérea desconocen la medida y el Presidente Bordaberry convoca a una concentración en la plaza independencia frente ala casa de gobierno en defensa de las instituciones. Concurren 200 personas y nadie del elenco político.

El 9 de febrero fusileros de la Armada cierran la Ciudad Vieja con barricadas y el ejército saca los tanques a la calle y copa algunas emisoras radiales, llamando a la Armada a sumarse al levantamiento.

Se emitió el Comunicado N° 4, firmado solo por los mandos del Ejército y la Fuerza Aérea. En el numeral 5° del comunicado planteaban alcanzar o impulsar la obtención de objetivos socio-económicos, como incentivar las exportaciones, reorganizar el servicio exterior, eliminar la deuda externa opresiva, erradicar el desempleo, atacar los ilícitos económicos y la corrupción, reorganizar la administración pública y el sistema impositivo y redistribuir la tierra, entre otros.

Hubo quienes vieron en el Comunicado N° 4 un cierto contenido progresista con propuestas de políticas del tipo de las aplicadas en Perú  por el general Alvarado. Varios sectores y dirigentes de la izquierda, en particular del Partido Comunista  observaron con expectativa muchos de los postulados del documento. La controversia se extendió en los días y semanas siguientes a la prensa de izquierda. Editoriales del diario El Popular y del semanario Marcha expresaron puntos de vista antagónicos al respecto.

En la noche del 9 de febrero en un acto  en la avenida 8 de octubre, el presidente del Frente Amplio, Líber Seregni reclamó la renuncia de Bordaberry, para abrir una perspectiva de diálogo nacional, al tiempo que ante el comunicado Nº 4 convoca a los trabajadores a concentrarse en sus sindicatos y estar prontos para resistir.

El lunes 12 de febrero de 1973 Bordaberry concurrió a la Base aérea Boiso Lanza y aceptó todas las exigencias de los mandos militares y pactó su continuidad en la Presidencia.

Ante el comunicado Nº 7 de los militares del 14 de febrero , la CNT convoca a los trabajadores a poner en marcha la Huelga General como medida de resistencia al golpe de Estado, medida que el movimiento sindical había definido en 1967.

Julio María Sanguinettí que a principios de 1973 había renunciado a su cargo de ministro de Educación y cultura escribió ayer 8 de febrero en twitter: «Hace 48 años comenzó el golpe militar. Hoy recordamos la resistencia del Almirante Zorrilla. También el rechazo del Batllismo. No olvidemos la adhesión al golpe del Frente Amplio y de la CNT.»

El escritor e historiador Miguel Aguirre Bayley en diálogo con Caras y Caretas Portal, recordó releyendo ejemplares del Semanario Marcha de aquellos años, que «Julio María Sanguinetti fue el redactor como ministro de Educación de la Ley de Educación que se aprobó en enero de 1973, considerada de urgencia y que junto a las leyes de Declaración del Estado de Guerra Interno y de Seguridad del Estado, formaban el triptico de leyes que iba adoptando al gobierno de Juan María Bordaberry de su carácter opresor y fascistoide».

Recordó el rol del Frente Amplio y la Convención Nacional de Trabajadores, propiciando por un lado la renuncia de Bordaberry como manera de poder instalar un ambiente de diálogo y la convocatoria a los trabajadores a organizarse en sus sindicatos para en caso de golpe de estado resistir con una huelga general, hecho que ocurrió el 9 de julio ante el golpe  de estado cívico militar del 27 de junio.

Aguirre Bayley también recordó ante las expresiones de Sanguinetti, que además de su rol en los episodios  de 1973, «asistió cómo candidato a presidente en 1984 con la proscripción de Wilson Ferreira Aldunate y Líber Seregni, siendo impulsor de aquella Democracia Tutelada».

 

 

 

 

 

 

 

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