Cuando se cumple por estos días un año de la derrota electoral de 2019, el Frente Amplio (FA) se encuentra inmerso en un proceso de autocrítica que tiene por delante un Plenario Nacional convocado para diciembre y el congreso que se realizará en el primer semestre de 2021.
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Las discusiones tienen como punto de partida el documento denominado Balance, evaluación, crítica, autocrítica y perspectivas. En este se señala, entre otras cosas: “No fuimos capaces de crear conciencia social en un grado suficiente como para que la gente se apropiara de los logros alcanzados y tampoco supimos ayudar a crear conciencia de que esos logros estaban fuertemente vinculados a las políticas públicas que emergían de un proyecto de país diferente. Además de los triunfos electorales, los éxitos económicos, la agenda de derechos implementada como en ningún otro país latinoamericano, las mejoras en la calidad de vida, las prestaciones de salud, en muchos casos a rango del primer mundo, fueron generando un nivel de omnipotencia en nuestra fuerza política, que nos hizo creer que solos todo lo podíamos. Teníamos las mayorías parlamentarias y entonces la discusión se volvió puertas adentro. Las alianzas políticas se descuidaron porque el FA era imparable, y las alianzas sociales no se alimentaron porque por momentos nosotros creíamos saber más de las reivindicaciones o problemas que tenían los actores sociales que ellos mismos. En definitiva, perdimos pie en nuestra base electoral, pero sobre todo nos alejamos de la base social que permitió el triunfo en 2004”.
Son varios los temas en cuestión, desde la gestión de gobierno y la falta de iniciativa de la fuerza política, a los liderazgos y el alejamiento de los sectores populares. En lo que todos coinciden es en la necesidad de proyectarse y elaborar una estrategia de cara a 2024 que permita al Frente Amplio plantarse como la alternativa de cambio.
Para comprender la marcha de este proceso, Caras y Caretas conversó con los senadores Juan Castillo, secretario general del Partido Comunista (PCU), y Alejandro Sánchez, del Movimiento de Participación Popular (MPP), y la diputada Cristina Lustemberg, de Participación, Articulación, a Redoblar (PAR).
En primer lugar, Castillo señaló que la autocrítica “es una necesidad y, al mismo tiempo, una oportunidad. Necesidad para que la fuerza política haga su proceso de balance de todo un período, el análisis crítico de su gestión y su responsabilidad de cara a los planes políticos y los objetivos que se había propuesto”.
Subrayó que se necesita una “autocrítica sincera -no buscando culpables-, sino desde el punto de vista responsable para corregir errores y carencias que, como toda obra humana, también la tenemos en la izquierda. Y es una oportunidad para hacerlo colectivamente, dentro de las estructuras, los organismos, las bases. Si logramos hacerlo, pienso que saldremos fortalecidos de este revés”.
Sobre los alcances del proceso, Castillo recordó que “hemos dicho además que la autocrítica no es solo sobre la gestión, que por supuesto debe tenerla en cuenta, es sobre la acción política, sobre la relación con los movimientos sociales, sobre la campaña electoral, sobre la conducción del FA y sobre el propio FA”.
“Y también hemos dicho que no es solo un proceso de debate y de documentos, la autocrítica debe ser práctica, generar la práctica política y social que supere lo criticado. Y no hay que cometer los mismos errores que criticamos, hay que debatir ideas, hay que construir unidad política y social, y hay que organizar la lucha, no ayuda nada una danza de nombres por los medios”, subrayó en referencia a las versiones de prensa que dan cuenta de posibles candidatos a la presidencia del Frente Amplio.
Acerca de las causas de la derrota electoral de 2019, Castillo señaló que “son múltiples los factores que inciden en un resultado electoral”. Aclaró que “no son uno ni dos, ni cinco los elementos que conducen a ésta derrota electoral y sus consiguientes efectos políticos. Es más, cada sector o partido puede llegar a síntesis distintas según los énfasis colocados y a la propia composición de sus integrantes. La derrota de octubre no es sólo el resultado del escrutinio. Es bastante más complejo, requiere más estudio, más análisis y por eso hay que poner más oreja, escuchar más y -en la medida de lo posible- declarar públicamente menos”.
“Ahora, para ser justos, están bien todos nuestros análisis y discusiones. pero sin olvidarnos que la derecha política y la clase dominante también juegan su papel y entre otras, controlan mayoritariamente los medios masivos”, subrayó.
Señaló que, además, “estamos viviendo una crisis profunda del capitalismo, agravada por el impacto de la pandemia, y en el caso de Uruguay por la aplicación de la restauración conservadora y el ajuste”.
Mirando hacia adelante Castillo señaló que el año próximo “será muy duro” y demandó la necesidad de una mirada estratégica para fortalecer a la fuerza política. “En nuestra visión, una vez cumplido el calendario resuelto por la Mesa Política (de Congreso en marzo y elección de las nuevas autoridades en mayo), la tarea política fundamental es atender la estructura orgánica, fortalecerla, respaldar la militancia de base, recorrer el país, recuperar o solidificar el trabajo unitario con el entramado social y popular. El año próximo el Frente cumple sus 50 años de vida. Medio siglo con mucho para contar, mucho para recordar y homenajear, pero más todavía para avanzar”, precisó.
“El 2021 será un año muy duro, debido a las consecuencias de las políticas de recortes, de concepción neoliberal del gobierno de coalición que encabezan (Luis) Lacalle y las clases dominantes que lo sostienen”, advirtió. En este sentido destacó que “el impacto sobre la vida de nuestro pueblo, es enorme y las necesidades de la gente no entran en cuarto intermedio mientras hacemos autocrítica, no pueden esperar a la próxima elección, la lucha es ahora. Por otra parte en medio de esa lucha de nuestro pueblo, entre otras cuestiones, estará la campaña Pro-referéndum contra la LUC juntando firmas en todo el país”.
“Por todo eso, necesitamos fortalecer la unidad de las organizaciones sociales y la unidad de la izquierda como sostén político del bloque alternativo. Tenemos por delante un gran desafío, o nos ponemos a la cabeza o la historia nos pasará por arriba”, sentenció.
Lustemberg, por su parte, señalo a que el PAR se encuentra en un proceso de discusión preparando un plenario para considerar el tema.
Agregó que al sector “le interesa especialmente el proceso de discusión centrado en la proyección hacia adelante como fuerza política”.
“GUSTO A POCO”
Mientras tanto el senador Alejandro Sánchez recordó que “institucionalmente el Frente largó un documento disparador para conversar sobre este tema. Es natural, hay que hacerlo”. No obstante aclaró que “a mí me genera gusto a poco lo que se está haciendo, por varias razones: primero, yo no consideró que la autocrítica sea para escribir un libro, hay 57 documentos presentados, con lo cual parece que vamos a escribir un libro”.
En segundo lugar “me parece que cualquier debate de autocrítica tiene que pasar necesariamente por una mirada hacia adelante”. En este sentido recordó que en 1999 el Frente Amplio “perdió las elecciones y de ese debate surgió la necesidad de las alianzas, surgió el Encuentro Progresista, la Nueva Mayoría. Todo un trabajo encaminado hacia un proceso de acumulación política”.
Por el momento la autocrítica del Frente Amplio está pasando por los errores en la gestión de gobierno y en particular donde estuvieron los errores en la campaña”, agregó.
Para Sánchez, el principal problema es que “se rompió por errores del Frente y por errores también del campo popular. Obviamente más responsabilidad tiene el FA porque tenía el gobierno, pero se rompió un consenso sobre los cambios posibles en Uruguay que generó que se fueran volando determinados puentes respecto a las expectativas y las acciones que se llevaban adelante. Eso llevó a no tener en cuenta ciertas demandas que había en la sociedad”.
En este sentido puso como ejemplo el nacimiento de Un Solo Uruguay. “Si surge con la fuerza que surge, es porque hay un problema real del sector agropecuario que el Frente Amplio no visualizaba”.
“Cuando uno no incorpora las demandas de la sociedad, cuando no se incorporan a una propuesta. Cuando no se da una mirada de cómo se van a enfrentar o tratar de resolver, eso va generando que las demandas que se generan no se ven contempladas allí y al final se deja de representar el cambio y se pasa a representar la continuidad. Uno de los principales ejes es que el Frente perdió el concepto de cambio y este concepto pasó a otro lado. Ahora hay una restauración. Se puede cambiar para estar peor. Y lo estamos siendo”, subrayó.
“Pero en la sociedad se consolidó que el Frente no era el factor de cambio”, sostuvo. Y agregó: “Porque el que mejoró con la vivienda, con el auto, necesita cambios para mejorar su vida, pero había muchos que no habían salido de la pobreza. Creo que ahí hay algunos componentes para esta autocrítica necesaria, pero que debe tener una mirada estratégica que nos dé una alternativa, de lo contrario sería un ejercicio para mirar a donde estuvieron los errores y nada más”.
“La autocrítica que yo hago es sobre el ejercicio de la política, el ejercicio de la militancia”, subrayó.
Para Sánchez, “lo que se terminó rompiendo fue ese consenso, no era un acuerdo, era un consenso de que cosas había que cambiar en el país y como se ponían en contexto esos cambios”.
“Cuando decimos que las demandas de la sociedad no se incorporaron, es que el Frente no tuvo la capacidad de incorporar las demandas de seguridad, por ejemplo. Más allá de que tenemos enormes diferencias en como procesar estos problemas, lo cierto es que la gente lo vivía como un problema real y no sentía del otro lado que el Frente Amplio estuviera incorporando esa demanda, más bien parecía que el Frente Amplio ignoraba esa demanda”, sentenció seguidamente.
A su juicio, “ese es el gran dilema político y no es un problema de gobierno solamente es de la fuerza política. La acción política cuál es? La discusión, en la sociedad, de cuáles son las prioridades de la sociedad, no las del gobierno”.
Sobre el proceso en marcha, dijo estar “convencido de que no se puede transformar en una puja por documentos. Es más, para mí la principal autocrítica el Frente Amplio se la hizo de octubre a noviembre . ¿Qué hizo? Salió a hablar con el que piensa distinto y a decirle porque nos parecía importante que confiaran en el Frente Amplio. No salimos a pescar adentro de la pecera porque no estábamos peleando por las listas. Se le dio un rol importante a mucha gente que se quería acercar al Frente Amplio y no veía forma de hacerlo. Eso fue abrir la ventana para que entrara el aire fresco, para gente que quería hacer cosas. Se puso de relieve el proyecto colectivo y no los proyectos sectoriales o individuales. Estaba todo en riesgo. Por eso para mí la autocrítica es cambiar las prácticas. Inclusive hasta el abordaje para hablarle a la gente. Ese ejercicio, que es el ejercicio de la política, el Frente Amplio nació para la política permanente, es lo que hay que rescatar”.