Desde la Universidad Tres de Febrero, de la mano de su rector y director general, Anibal Jozami, y de su directora artística Dania Wechsler, secundados por un gran equipo, han trabajado mancomunadamente sin cesar, de una bienal a otra en los últimos meses, para hacer realidad esta II edición que una vez más trasciende fronteras para llegar a lugares recónditos.
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Simbólica y conmovedora fue su apertura en una de las provincias más bellas de la geografía argentina, Tierra del Fuego, portadora de dar el pistoletazo de arrancada en dos de sus ciudades más impactantes, su capital Ushuaia y Río Grande.
Dos días de puro arte en estado de ebullición, intensas y agitadas jornadas, con el público como protagonista, que en esta provincia podrá disfrutar en varios espacios de muestras de artistas locales y extranjeros, con esa premisa palpable del evento de unir lo local con lo global.
Al lado de la bahía, desde el Aeroclub de Ushuaia, en un gélido día, la Bienal abrió en uno de los lugares más australes del continente, primer punto cardinal de un largo kilometraje (19 mil en total) que conectará hasta noviembre a Argentina con otras 43 ciudades distantes como Tokio, Berna, París o más cercanas como Lima y Santiago de Chile, algo que hace a este evento diferente a los de su tipo.
Con una ceremonia ancestral, la maestra de la comunidad quechua, Lucia Toconas, protagonizó un ritual sagrado (una sahumada), para desearle buenas vibras a la Bienal, a sus artistas y participantes. Se le veía emocionada y pedía a los presentes sentir, vivir el momento.
El aura de las comunidades selknam y yaganes, que se asentaron en estas tierras, encarnados en Lucía, tocó cada alma de los presentes. De fondo el sonido de la orquesta de instrumentos autóctonos de la Universidad mientras los máximos conductores de la Bienal junto al secretario de Cultura de la provincia, Gonzalo Zamora, izaban las banderas del fin del mundo.
Se trata de un singular proyecto del francés Christian Boltanksi, al que se le unieron la chilena Voluspa Jarpa y las argentinas Magdalena Jitrik y Mariana Tellería.
La bandera de esta última, creadora que representa por estos días a su país en la bienal de Venecia, fue colocada en la Antigua Casa de Gobierno de Ushuaia, don también quedó abierta la muestra Arte y territorio, con artistas de cinco nacionalidades.
Con la premisa de romper estereotipos y dar acceso gratuito a lo más novedoso del arte contemporáneo a diversos públicos, la cita se consolida y así quedó demostrado en estos días, donde la magia de las artes visuales se adueñaron de Tierra del Fuego.
Temáticas que van desde la memoria, muy recurrente en las muestras presentes en esta ciudad y en Río Grande con un tema sensible para los argentinos y en especial para estos lares, las Islas Malvinas, territorio usurpado por el Reino Unido en 1833, la naturaleza, las cuestiones de géneros, marcaron aquí la Bienal 2019.
Con la presencia de varios de sus protagonistas como los argentinos Pablo La Padula, con La mirada que construye mundo, y Esteban Álvarez, cuya obra Dos, tres, muchas, en la cual tatuó en una mesa en blanco la imagen de Malvinas e invita mediante la técnica del frottage sobre hojas de papel al público, desde el grafito, llevarse consigo su propio dibujo.
Los fueguinos vivieron intensamente la apertura de la cita en los dos lugares sedes que acogerán varias exposiciones en estos seis meses próximos.
A 220 kilómetros de Ushuaia, la víspera en Río Grande, con la presencia de estudiantes y disímiles públicos, también se inauguró Paisajes entre paisajes, que agrupa videos realizados por artistas uruguayas, brasileñas y argentinas, todas mujeres, que reflexionan sobre el calentamiento global y los problemas del medio ambiente.
En el mismo salón, El agua que apagó el fuego, en el cual el artista del lente Gustavo Groch muestra desde su cámara estenopeica los rastros de lo que pudo ser un conflicto bélico entre Argentina y Chile por el canal de Beagle.
En la segunda planta, otra obra de la polaca Angelika Markul sobre el tema que impacta, una gran pantalla en la que llama al mundo a tomar consciencia sobre el derretimiento de los glaciares con una sonoridad muy particular de fondo. Los niños y adultos observan con detenimiento las impresionantes imágenes.
Pequeños y familias enteras disfrutando en la helada Ushuaia, que por estos días se adentra ya a su crudo invierno, de un performance en la casa de Gobierno, muchos asombrados, viviendo el puro arte. En Río Grande, jóvenes estudiantes admirando, impresionados, la magia de lo visual y desde allí un momento emotivo para recordar gracias a BienalSur: El encuentro de Margarita Maldonado, cuarta generación de la etnia Selk’nam, con Lucia Toconas, su prima quechua.
Como dijera su directora artística, Diana Wechsler, la Bienal es indisciplinada y por eso crea otras cartografías, borra fronteras, y busca hacer del espacio del arte un espacio de pensamiento, un sitio para la emergencia de ideas y propuestas destinadas a ofrecer otras configuraciones del mundo contemporáneo.
‘BienalSur nació para cambiar las corrientes centrales de la cultura, para influirlas con el pensamiento del sur’, señala por su parte su principal promotor, Anibal Jozami, quien la define como ‘un estado de pensamiento que rompe con los estereotipos hegemónicos, propone estructuras innovadoras y reúne las mejores expresiones artística del mundo’.
Tras su paso por la distante y patagónica Tierra del Fuego, el sábado se instalará en Tucumán, en el noroeste del país, luego seguirá rumbo a Rosario (Santa Fe), el 8 y 9 desembarcará en Suiza, el 13 en la ciudad argentina de Córdoba y así hasta extenderse por los cinco continentes.