Un niño o un adolescente, de hasta 19 años, muere en Brasil como consecuencia de disparos por arma de fuego, según un estudio divulgado este miércoles por la Sociedad Brasileña de Pediatría.
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De acuerdo con el reporte, que consideró datos del Sistema de Información sobre Mortalidad del Ministerio de Salud, en 2016, el año más reciente disponible, se registraron nueve mil 517 muertes entre niños y adolescentes en el país.
Tal número refleja un trágico récord para la serie histórica y casi dobla a los 4. 846 casos contabilizados en 1997.
La encuesta revela que cada dos horas un niño o adolescente entra a un hospital de la red pública de salud con lesión por disparo de arma de fuego.
Entre 1999 y 2018, se registraron casi 96.000 ingresos de jóvenes (hasta 19 años) en el Sistema Único de Salud (SUS).
Las principales causas externas de muerte por arma de fuego en ese grupo de edad están relacionadas con homicidios (94 por ciento), intenciones indeterminadas (cuatro), suicidios (dos) y accidentes (uno).
En el caso de los ingresos en centros hospitalarios, aunque los intentos de homicidio continúan en el liderazgo (67 por ciento), resulta bastante expresivo el volumen de accidentes (26) que involucra un arma de fuego.
La atención a los heridos ocasionó un gasto de 210 millones de reales (unos 55,5 millones de dólares) a las arcas públicas.
El estudio consideró causas de morbilidad hospitalaria y mortalidad identificadas en las bases oficiales del Ministerio de Salud como accidentes, suicidios o intentos de suicidio, homicidios o intentos de homicidio e intenciones indeterminadas.
Brasil aún se recupera de una masacre perpetrada el 13 de marzo por dos exalumnos en la escuela estatal Raúl Brasil, municipio de Suzano, a unos 60 kilómetros de Sao Paulo. Durante la matanza perdieron la vida 10 personas; cinco estudiantes, dos trabajadoras del centro escolar, un tío comerciante de uno de los homicidas y los dos criminales que se suicidaron cuando se vieron acorralados por la policía.
Este gigante país sudamericano registra la tasa anual de homicidios más alta de mundo, pero no resulta habitual que ocurran en escuelas. En 2011, 12 estudiantes murieron a manos de un pistolero que recorrió los pasillos de un establecimiento educativo en Río de Janeiro.