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Salud

FALTA SANGRE

Cáncer infantil: una realidad que duele y nos interpela como sociedad

No disponemos de estadísticas acerca de la evolución del cáncer infantil en el Uruguay, pero mientras este fenómeno se difunde, la disposición de la población a donar sangre y plaquetas ha disminuido drásticamente. Sin duda, algo está sucediendo.

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Karina Labrocca es la mamá de Rocío, una pequeña de dos años afectada de leucemia. Rocío se atiende en el sanatorio Americano, al que mediante un acuerdo con la Federación Médica del Interior (FEMI) son derivados los niños afectados de sarcoma y leucemia. Los niños que se atienden en ASSE son tratados por la fundación Pérez Scremini. Tanto el Americano como la fundación Pérez Scremini sostienen hogares en Montevideo, que acogen a niños que vienen del interior del país y que no pueden ser continentados de otra manera.

Karina dice no tener datos estadísticos acerca de la cantidad de niños afectados por estas dolencias, pero afirma que es un número impresionante. A contrapelo de esa realidad, la cantidad de donantes de sangre y particularmente de plaquetas se ha reducido drásticamente. «Es que la gente tiene miedo de contagiarse si concurre a los hospitales. Sin embargo, ayer vi multitudes manifestándose por causas que tienen que ver con la solidaridad. Eso está bien, pero con la pandemia la gente que va a donar plaquetas prácticamente ha desaparecido. Es evidente que algo está pasando».

«Hay que agregar -continúa Karina- que los que mencioné son los dos únicos centros de referencia para el cáncer infantil, ya que las mutualistas, tanto del Interior como de Montevideo, derivan los casos de cáncer infantil a esos hospitales».

La mamá de Rocío afirma que se requieren tanto donantes de sangre como de plaquetas, pero particularmente los últimos. «Esto por dos razones: la primera es que la sangre dura mayor tiempo en estado de conservación, mientras las plaquetas tienen una vida útil de 72 horas».

La segunda es la compatibilidad entre el donante y el receptor, que requiere de estudios previos para determinarla. «Por suerte, entre mis compañeros de trabajo hemos encontrado personas cuyas plaquetas son compatibles con el organismo de Rocío, pero no sucede en todos los casos. Esto particularmente lo sufren familias que vienen del Interior, que tienen círculos más acotados, sin contar los costos que hay que solventar para quiénes vengan a donar».

Por último, pedimos a Karina los números de teléfono a los que pueden llamar quiénes estén dispuestos a donar sangre y  plaquetas. El número del Banco de Sangre es 1760, interno 4782 y su horario es de 08.00 hs. a 14.00.

Más allá de este pedido urgente, quedaría espacio para interrogarnos por la potenciación o no de la solidaridad, en una sociedad en la que casi toda la atención está centrada en la evolución de la pandemia de Covid-19. A la sombra de la misma se incuban otras realidades desoladoras.

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