Cancillería es un polvorín

–Glorioso, Borges. “Canciones para no dormir la siesta”. Una institución. Recuerdo aquellos toques en el gimnasio del Club Bohemios.

–Claro que sí. Amo ese lugar, sito en la calle Gabriel Pereira y Payán. Ahí, di mis primeras brazadas en la pileta, mis primeros tiros al aro de basket con el genio de “Tato” López en las canchas, el viejo Molina en el vestuario…

–Usted Borges es un cachafaz, un sinvergüenza.

–¿Pur cuá?

–Usted al querido Molina lo veía poco. Atorrante. Usted siempre le tuvo alergia al deporte. Pero a “el Turco”, el que atendía la cantina, seguro que lo tiene bien presente.

–No sé de qué me habla, Álvarez.

–Vamos, eterno delincuente… Usted solamente entraba a Bohemios para asistir al Candombaile. ¿Se acuerda?

–Ehhh… Sucede que el Clonazepam me trajo amnesia

–Usted que se iba a las 5 de la mañana a tomarse la penúltima en el viejo bar El Malecón. O me va a decir que no se acuerda del querido Charly, mozo del lugar.

–¡El bigotudo!

–Vio cómo pisó el palito, calavera.

–Bueno, basta, Álvarez. El pasado es el pasado. Yo estoy aquí para trabajar. Ahora, qué buena que estaba el fainá… Perdón… Vamos a lo nuestro.

–Sí, Borges, es lo que más le conviene en este momento. Ah, espere. Tíreme la película para el fin de semana.

–Rambo: The last blood. El gran Sylvester Stallone vuelve con el mítico personaje. Le aseguro que no se abrurrirá.

–Ok, gracias. Soy todo oídos.

–Profundo malestar en parte de la coalción multicolor por el compartamiento del desginado ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Talvi.

–¿Qué pachó?

–Está dejando pegado a Lacalle Pou.

–¿Pur cuá?

–Porque demuestra permanentemente que no está a la altura de las circunstancias. Tiene atomizados a los excancilleres Didier Opertti y el blanco Sergio Abreu. Se reúne con ellos o los llama para pedirles consejos, cómo ubicarse en la cancha…

–¿Pero por qué no llama a Rodolfo Nin Novoa o al vicecanciller Ariel Bergamino?

–Orgullo personal. Prefiere pedirles consejos a los de su palo…

–Ajá…

–Pero en el sistema político y diplomático fue la nominación de Carolina Hache como subsecretaria, una dirigente de Ciudadanos, el sector de Talvi. Se esperaba la designación para ese puesto de un funcionario de carrera. Pero… parece que el economista neoliberal le torció la mano al presidente electo.

–Es decir que la política internacional quedará en manos de personas que hacen agua por todos lados.

–¡Exactamont!