El periodista y presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), Fabián Cardozo, dijo a Caras y Caretas que “hay una luz amarilla de precaución” en la libertad de expresión en momentos en que el tema está en la agenda pública luego de que el director de los informativos de TV Ciudad, Eduardo Preve, fue citado a declarar ante la Fiscalía tras una denuncia realizada por el director de Inteligencia, Álvaro Garcé, luego de que se filtrara información del Plan de Inteligencia.
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Cardoso consideró que hay algunos episodios que muestran que se está “estigmatizando” a periodistas por parte de integrantes del sistema político y señaló que en su mayoría son cercanos al Gobierno.
“Encendemos una luz amarilla de precaución por algunos episodios que vale la pena prestarle atención. El más reciente es el vinculado al periodista Eduardo Preve (...) Eso se suma a otros episodios que tienen que ver con la estigmatización. En el caso de lo que sucede en redes sociales, es permanente la estigmatización que algunos integrantes del sistema político, en la mayor cantidad de casos, cercanos al gobierno nacional, realizan a los periodistas”, indicó.
Sostuvo que uno de los casos es la senadora blanca Graciela Bianchi, pero indicó que “hay otros integrantes del gobierno, legisladores oficialistas que han hecho esos comentarios”.
“Hoy estamos en la línea de fuego de recibir ataques, lo que no quiere decir que no estemos expuestos a la crítica, porque somos trabajadores y ciudadanos como cualquier otro, no seres superiores que no pueden ser criticados, el tema es que muchas veces detrás de eso lo que hay son estigmatizaciones o campañas de desprestigio profesional y ahí sí estamos en riesgo de afectar nuestra libertad de expresión”, agregó.
Indicó que “el gobierno está bastante preocupado por mantener su relato”, lo que hace que “cuando encuentra que hay periodistas o medios que por su trabajo, que es profesional y bien realizado, rompen esa idea de un relato hegemónico (...) el gobierno reacciona (...) se pone nervioso”.
¿Cómo observa la situación de la libertad expresión en Uruguay?
Estamos en un momento importante, lo he calificado en algún momento como bisagra porque se está hablando bastante del tema de libertad de expresión por algunos episodios que se han dado en el último año sobre todo que tienen que ver con un clima de polarización existente que normalmente comienza en las redes sociales y que luego se traslada a nuestro debate público diario, a la convivencia, eso es un punto en el cual hemos expresado desde APU preocupación, de hecho hemos planteado una actividad el viernes para hablar sobre el tema.
No podemos decir que al momento haya problemas específicos en cuanto a la libertad de expresión pero sí que encendemos una luz amarilla de precaución por algunos episodios que vale la pena prestarle atención. El más reciente es el vinculado al periodista Eduardo Preve que fue enviado a declarar a fiscalía por haber publicado una información que le llegó por diversas fuentes y no debe ser motivo de que el periodista diga cuáles son sus fuentes pero sí que si recibe una información de interés público, su trabajo es publicarla. Lo llamativo es que por publicar una información que es de interés nacional, que da cuenta de un plan de inteligencia estratégica para Uruguay, es denunciado ante Fiscalía y debe ir a declarar, creemos que ese es un punto complejo y preocupante. Eso se suma a otros episodios que tienen que ver con la estigmatización.
¿Cuáles son esos ejemplos?
En el caso de lo que sucede en redes sociales, es permanente la estigmatización que algunos integrantes del sistema político, en la mayor cantidad de casos, cercanos al gobierno nacional, realizan a los periodistas. En el caso de la senadora Graciela Bianchi, que es permanente la estigmatización, cada vez que un periodista da cuenta, informa o emite una opinión que es divergente con la de la senadora Bianchi, ella realiza ataques violentos contra el trabajo profesional del periodista y a veces contra la persona, lo cual a esta altura lamentablemente nos hemos acostumbrado pero no es la única, hay otros integrantes del gobierno, legisladores oficialistas que han hecho esos comentarios. Nos preocupa un clima existente muy evidente y notorio que da cuenta que ejercer hoy el periodismo en Uruguay no es lo mismo que hace un tiempo, hoy estamos bajo la línea de fuego de recibir ataques, lo que no quiere decir que no estemos expuestos a la crítica, porque somos trabajadores y ciudadanos como cualquier otro, no seres superiores que no pueden ser criticados, el tema es que muchas veces detrás de eso lo que hay son estigmatizaciones o campañas de desprestigio profesional y ahí sí estamos en riesgo de afectar nuestra libertad de expresión.
Estoy recordando el caso del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, que hace un tiempo le dijo a una periodista “te mandan, eh” durante una rueda de prensa. ¿Se puede decir que hay cierta actitud hostil por parte del Gobierno a determinados periodistas o medios de comunicación?
Creo que lo que pasa es que el gobierno está bastante preocupado por mantener su relato. desde la comunicación política, es un gobierno preocupado por marcar e imponer un relato. Cuando sucede que hay periodistas o medios que por su trabajo, que es profesional y bien realizado, rompen esa idea de un relato hegemónico, donde solo el gobierno cuenta con el relato y hay alguien que viene e instala algunos otros temas que incomodan y sacan de agenda, es cuando el gobierno reacciona. Esto no solo lo hemos visto en Uruguay, creo que es el efecto contagio de algunas cosas que pasan en la región por eso notamos que muchas veces integrantes del gobierno, cuando hay medios o periodistas que les desacomoda un poco ese relato, se ponen un poco nerviosos, y se producen hechos lamentables, como es la estigmatización que se le hizo a una colega de TV Ciudad, simplemente por una pregunta que hizo de temas que estaban en la agenda de ese día. Lo valorable es que Delgado luego pidió disculpas y dijo que no era correcto ese accionar, creo que es el único que lo hizo, porque otros dirigentes políticos, también del Frente Amplio, han hecho cuestionamientos. El único que dijo ‘no estuve bien’ fue Delgado, vale la pena resaltarlo.
¿Se puede decir que ha existido un cambio en estos dos años con respecto a lo que sucedía antes en el ejercicio de la profesión?
Sí, hay cambios. Hoy el debate público se trasladó a las redes sociales. Antes estaba en la tapa de los diarios, en el parlamento o en la calle. Hoy el espacio público donde nos encontramos periodistas, políticos y todo aquel que quiera expresar una opinión, está en las redes sociales. En ese espacio hay muchas cosas, es abierto, absolutamente democrático, con todo lo bueno que eso tiene, otro el problema es que a veces eso lleva a que se polarice demasiado. La polarización extrema lleva al riesgo a que nos enfrentemos a problemáticas que existen en la región como son los discursos de odio. Cuando uno pierde el control del debate y de la polarización, puede llevar a que se use discursos cercanos al odio, por lo tanto hay que tomar especial atención en esto.
Estamos en momentos nuevos, creo que en el periodismo están pasando otros fenómenos que valen la pena mencionar, por ejemplo los periodistas se están animando más a expresar su opinión o su mirada de los temas, posicionándose de qué lado están. Yo no creo en la objetividad, puedo creer en la imparcialidad, pero somos seres humanos y a veces los periodistas estaban en la actitud de que no podían decir nada porque su tarea era estar lo más lejos posible de los hechos, pero eso es relativo, porque somos ciudadanos y estamos cercanos a los hechos, entonces pasa cada vez más que los periodistas se involucran con la realidad que conviven y expresan sus opiniones.
Ante un gobierno que está preocupado en mantener su relato, hay periodistas y medios que se animan a romper con investigaciones de temas que lamentablemente están en agenda, porque los hechos vinculados a elementos de corrupción como el caso de (Alejandro) Astesiano o el plan de inteligencia estratégica que está reservado, son temas que están en agenda y la tarea del periodismo no es ocultarlo, es darlo a conocer. Por lo tanto, hay periodistas que se animan a romper ese relato y eso desacomoda al gobierno.
¿El Gobierno podría estar usando el caso de Preve para darle un mensaje a todos los periodistas en el manejo de la profesión?
Si fuera así, estaríamos ante un caso lamentable y con un riesgo importante. Eso ha pasado en otros países, incluso en lugares en los cuales el gobierno no se identifica para nada. Eso pasa en los gobiernos de más corte autoritario, seguramente un gobierno liberal como este no se identifica, por lo tanto sería realmente grave que eso pase. Yo entiendo que esto no es una señal, tal vez sea un error o una interpretación.
Me llama mucho la atención que el tema se dirima enviando a un periodista a pedirle ante la justicia que revele su fuente cuando se sabe que no lo va a hacer, no entiendo qué hay detrás de esta actitud, porque es elemental que Eduardo Preve, quien además es un profesional de jerarquía, no va a revelar su fuente. Lo decía ayer en Twitter: lo que la política no pueda resolver, se lo piden a los periodistas. La investigación la tienen que hacer los políticos en el parlamento, si hay una filtración y es un hecho que pueda ser complejo para supuestamente la seguridad del estado, como algunos han expresado, yo no creo que sea para tanto, pero supongamos que es cierto, que la política lo resuelva desde la política, desde el parlamento, si un periodista recibe esa información no tiene otra opción que publicarla.