La Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado (Gabinete) explicó que ese movimiento equivaldrá a 60 mil millones de dólares, involucrará a cinco mil productos y entrará en vigor a partir del 1 de junio próximo.
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Según precisó, los bienes con gravámenes menores del cinco por ciento no se verán afectados.
Se trata de la respuesta de China a la decisión unilateral del presidente estadounidense, Donald Trump, de proceder el viernes pasado con un aumento del 10 al 25 por ciento de los tributos impuestos a sus mercancías valoradas en 200 mil millones de dólares.
Ese acto tensó el ambiente de las últimas negociaciones bilaterales, puso de cabeza los mercados financieros de todo el mundo y melló la confianza de los inversores.
Pero el panorama empeorará porque el mandatario republicano aguardaba justo por la reacción de Beijing para lanzar otra ronda de alza tarifaria de 25 por ciento a productos por 325 mil millones de dólares que permanecen libres de gravámenes hasta el momento.
Aparte de pagarle con la misma moneda, Beijing sostiene que la única salida al conflicto es el diálogo y, por tanto, insiste a Washington reconsiderar de forma convincente su postura hostil porque desencadenará consecuencias nefastas.
‘Esto es de interés para ambos lados y es lo que la comunidad internacional espera’, dijo hace unas horas Geng Shuang, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, al enfatizar en que su Gobierno no cederá a presiones para cerrar un pacto comercial y salvaguardará sus derechos e intereses hasta las últimas consecuencias.
China sostiene que no desea un agravamiento de las tensiones, pero recalcó la confianza en su desempeño económico para seguir adelante con los planes de desarrollo, y mantener la curva de su progreso de manera estable y saludable aun en medio de circunstancias adversas.
El pleito volvió al cruce de disparos arancelarios luego de seis meses de tregua durante la cual las dos potencias estuvieron bien cerca de lograr un convenio, pues ya se habían puesto de acuerdo en muchos puntos conflictivos.
China y Estados Unidos viven fuertes tensiones desde marzo de 2018 donde alternó la mutua imposición de fuertes tributos a las importaciones, con momentos de impasse y la presentación de recursos ante la Organización Mundial del Comercio.
Washington justifica sus acciones en que durante mucho tiempo el gigante asiático incurrió en supuestas prácticas desleales relacionadas con la adquisición de propiedad intelectual y tecnología estadounidenses.
Beijing rechaza tales argumentos y los considera infundados porque el intercambio de experiencias y conocimientos en esas materias entre firmas mixtas se basan en términos y por voluntad propia de las partes.
Muchos medios rumoran que los presidentes Xi Jinping y Trump dialogarán otra vez sobre el tema en la cumbre del G20 en Japón, pero la nación asiática no confirmó hasta ahora nada al respecto.