Las autoridades del gigante asiático han prohibido a los bancos y servicios de pagos ofrecer a sus clientes cualquier transacción con criptomonedas y han advertido de su carácter especulativo, aunque sin vetar las operaciones individuales.
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La reacción ha sido furibunda: el bitcoin cae un 15% pasadas las cinco de la tarde hora española y se cambia por algo más de 37.000 dólares, tras haber llegado a desplomarse un 30% horas antes.
El nerviosismo cunde entre los inversores, que se dividen entre los que se desprenden de sus bitcoins ante el temor de que se profundice en el descalabro y los que los mantienen o incluso aprovechan para comprar más barato al percibir la corrección como una mera tormenta pasajera similar a otras vividas en el pasado.
En cualquier caso, el retroceso ha borrado buena parte de las ganancias que acumulaba la divisa virtual en lo que va de año, donde ahora se anota un 26%, y ha llegado a reducir su valor por debajo de la mitad de los máximos históricos alcanzados en abril. Si alguien compró en esa cota, ha pasado de tener 64.841 dólares a disponer de 37.000, en caso de que solo adquiriera un único bitcoin.
La capitalización del bitcoin es hoy de unos 656.000 millones de dólares (537.000 millones de euros), un valor agregado superior al de grandes firmas financieras como Visa o Bank of America, pero ha visto evaporarse unos 500.000 millones en poco más de un mes.
La segunda mayor criptomoneda, Ethereum, también se ha visto sacudida por el veto chino, y este miércoles perdía un 20% de su valor. En su caso, sin embargo, el colchón es mucho mayor: pese al desplome de hoy, aún acumula un alza del 265% en 2021.
Las restricciones de las autoridades de Pekín van en línea con su política de los últimos años. En 2017, las autoridades chinas cerraron las plataformas de intercambio de criptomonedas provocando un desplome similar al de este miércoles. Y en 2019 el banco central anunció que bloqueaba el acceso a las páginas web donde se ofertaran criptomonedas.
Otros reguladores, como el Banco Central Europeo (BCE) también ha alertado contra la inversión en criptomonedas, a las que considera un activo especulativo inmerso en una burbuja comparable a la de los tulipanes en el siglo XVII.