Colombofobia, ¡ojo con las palomas!

Topa dijo que al ver un ave “no responde mi cuerpo. De verdad, le tengo mucho miedo”.

Las personas que padecen esta aversión a las palomas tienen pánico a desarrollar un ataque de ansiedad, al ver o al acercarse a esta ave. En este sentido, experimentan miedo a perder el control, a enloquecer o a morir por los propios síntomas de la ansiedad. Consecuentemente estos individuos evitan transitar por lugares que puedan frecuentar las palomas.

Sin embargo, el problema radica en que estos animales pueden estar en cualquier lugar de la ciudad, y quienes sufren este trastorno desconocen el momento en que se los pueden encontrar, por lo que estas personas pueden, en casos extremos, llegar a dejar de salir de casa. Se está hablando, pues, de un miedo irracional que si no se trata específicamente, puede agravarse.

Las fobias hacia los animales suelen tener raíz en la infancia. Las fobias específicas aparecen por múltiples causas, aunque la más frecuente es una experiencia traumática con el estímulo fóbico. En este caso, la causa más probable es una mala experiencia con las palomas (por ejemplo, haber sufrido un daño por parte de este animal).

Otros orígenes frecuentes de la colombofobia tienen que ver con recibir, ver o escuchar de manera repetida noticias de personas que han sido “atacadas” por palomas, por ejemplo, o en familiares o amigos.

Los principales síntomas de la colombofobia son: sudoración, mareos, dolor de cabeza, náuseas, etc. Son los mismos síntomas que se padecen si se sufre ornitofobia, la fobia genérica a los pájaros. Otra consecuencia que conlleva la ansiedad a estos animales es que las personas que la sufren pueden llegar a desarrollar toda clase de actitudes que resulten incomprensibles para muchas otras personas.