En democracia debe haber ciudadanos que compartan el accionar de un gobierno, “oficialistas”, y quienes tienen otro punto de vista, “opositores”. Ambas partes deben dilucidar sus diferencias con respeto recíproco. Decía alguien que quise mucho: “Democracia es el gobierno de las mayorías, con respeto y participación de las minorías”.
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Obviamente este ABC de política reposa en el manejo básico, no solo de cosas de gobierno, sino de cosas en general. Para el buen manejo de este know how han irrumpido las llamadas escuelas de gobierno. Algunas cosas, vistas u oídas en los últimos días, nos llevan a hacer algunas sugerencias básicas. Son solo conocimientos básicos para gobernar. Es un curso adaptable a todos los programas o ideologías. Comencemos.
1-Monarquía. Es el régimen político más antiguo del planeta. El absolutismo dio paso a las constitucionales y parlamentarias. Cuando muere el rey o reina, asume su sucesor/a. Como en Gran Bretaña, con la soberana, de más largo reinado en su país. Las condolencias se envían al nuevo rey. Hay dichos que pueden ayudar a memorizarlo: “A rey muerto, rey puesto” o “Muerto el rey (difunto), viva el rey (sucesor)”.
El príncipe de Gales pasó a ser el rey Carlos III. Por lo tanto no corresponde enviar la nota que se dio a conocer con condolencias a “SA real el príncipe de Gales y a toda su familia”. Ya no había príncipe de Gales. Ya era rey.
2-Democracia. El otro sistema de gobierno es el democrático presidencial. Hay que tenerlo presente durante el ejercicio del poder. Se puede ser rey o presidente, pero el rey no se mete en los temas políticos cotidianos. Peor aún es cuando un presidente actúa con ínfulas monárquicas.
3-Dichos y refranes. El uso de refranes no es aconsejable si se arriesga a no decirlo bien. El candidato presidencial oficialista (a la sazón, secretario de la Presidencia) confundió bardas con barbas. Dice el refrán: “Cuando veas arder las bardas (en castellano: ‘vallado de paja, espinos o broza’) de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”. Delgado habló de “barbas” (en español: ‘acumulación de pelo o pelusa en el rostro’).
¿Cómo arde la barba de alguien? ¿Prendiéndose fuego? En ese caso no se debe remojar la propia (harto incómodo), sino mojar las del vecino para que no se queme. No me imagino la barba ardiendo ni en remojo. Lo que hubiera sido en Cuba después de la revolución si unos tuvieran la cara en llamas y otros anduvieran con una regadera en la mano.
Más grave la del ministro del Interior: “Entre la espalda y la pared”. En realidad es “entre la espada y la pared”. La distancia de la versión del ministro es infinita. Depende de dónde se pare el refranero. Recuerdo que en su versión correcta el profesor Pivel decía que espada y pared le hacían acordar al presidente Baldomir, por su doble condición de arquitecto y militar. El recuerdo puede servir a Heber para ejercitar la memoria y no volver a equivocarse.
4-Relación con Estados. Es conveniente, en los regidos por la democracia, relacionarse con los que ganan elecciones y no con quienes las pierden. Evitar visitar países después de elecciones, para, entrevistando al que perdió, molestar al que ganó. Ejemplo: visita de Bustillo a Pompeo, secretario de Estado de Trump, cuando ya había ganado Biden y este había designado a Blinken.
Aplica también a no hacer visitas de Estado después de las elecciones si el presidente las perdió. Ejemplo: no ir, después del triunfo de Petro en Colombia, a visitar a Duque y ni siquiera saludar al ganador. No votar en organismos internacionales a candidatos designados por el que perdió y al que se opone el que ganó: Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, propuesto por Trump, votado por Uruguay.
5-Contradicciones. Evitarlas es aconsejable. Por ejemplo, negociar un TLC con la Unión Europea junto al Mercosur porque se negocia mejor dentro del bloque y otro con China fuera del bloque porque se dice que es mejor de ese modo. En este caso, tomar nota de los intereses de China: integra el Brics con Brasil, desea relacionarse con Paraguay (que reconoce a Taiwán, donde ganó el Partido Independentista).
6-Mandato popular. Los cargos electivos no deben abandonar el motivo por el cual fueron elegidos. No tomar una frase del programa, no difundida, y decir, aunque cause perjuicios a las grandes mayorías: “Es lo que la gente votó” y luego, tocar los derechos jubilatorios de la gente contrariamente a lo prometido. Y luego sostener: “Dijimos otra cosa, pero cuando nos comprometimos, no sabíamos que no se podía. Para ayudar a recordarlo podemos volver a los refranes: “Palo porque bogas, palo porque no bogas”.
Deberes para hacer en casa. Aprender estas seis lecciones. Si no se memorizan, hacer planas copiando el texto. Aprobadas estas materias se puede empezar con el primer grado: el arte de gobernar.