En cualquier otro país, el exministro de Defensa Javier García estaría preso por haber despilfarrado el dinero público comprando aviones de un lote destinado a chatarra. De hecho, un norteamericano compró otros aviones del mismo lote y los compró en calidad de chatarra.
Los gallegos todavía hacen chistes sobre nosotros luego del clavo que nos metieron.
Pero, no conformes con eso, este Gobierno también se comprometió con una empresa española, Cardama, encargándole la construcción de dos patrullas transoceánicas. 92 millones de dólares. Cardama, un astillero español, ha tenido múltiples problemas para concretar el negocio. Ni siquiera tenía el dinero para depositar como garantía de cumplimiento, figura negativamente en dos clearings europeos, jamás construyó naves de esta clase y éstas, por su tamaño, no entran en su varadero.
Por si fuera poco el desparpajo, y para asegurarse de que el negocio con sus amigos de Cardama se concrete, nos tratan de aterrorizar con un juicio si rescindimos el contrato.
El ministro de Defensa, Armando Castaingdebat, dijo en estos días que el acuerdo ya está en la "etapa final" y “solo queda depositar el primer pago para que se empiecen a armar”. O sea, lo terminará pagando Yamandú. Pero agregó que, en el caso de que la Administración de Yamandú Orsi no siguiera con el proyecto, se ganaría “un lindo juicio para el país”. Parece que disfrutara al decirlo. Tanto fervor por favorecer a una empresa privada me lleva a pensar lo peor. Sí, lo mismo que ustedes están pensando.
Paralelamente, la compra de seis aviones Tucano a Brasil es un acuerdo que se firmó durante la administración de Luis Lacalle Pou, pero desconocemos la modalidad y plazos de pago. Otros 100 millones de dólares. Ahora, no piensen solo en el costo de los aparatos, también están los repuestos, el mantenimiento, el personal, las inspecciones y el combustible. Aviones de guerra mientras el 13,7 % de los hogares uruguayos padece inseguridad alimentaria…
Y no es todo. Luis Lacalle Pou nos deja otro clavo: récord histórico de personas viviendo en la calle y comiendo en los contenedores de basura.
Luis Lacalle Pou nos deja un aumento de casi 4 % de la pobreza infantil y récord histórico de homicidios y suicidios en los penales.
Luis Lacalle Pou nos deja una deuda externa pública superior a la recibida en 2020.
Luis Lacalle Pou nos deja a centenares de militantes del Partido Nacional presupuestados, es decir, incorporados a la plantilla oficial de funcionarios estatales, que entraron a dedo, por política. Mantenerlos nos costará varios millones de dólares por año. Ni piensen en Carlos Albisu acomodando a militantes blancos en la CTMSG. Luis Lacalle Pou lo supera con creces. Sólo en ASSE, más de 250 personas que entraron como cargos de confianza quedarán presupuestadas; pero son varios centenares más en otras reparticiones del Gobierno central, y esto sin contar las intendencias blancas.
¿Más? Eduardo Preve denuncia que el Directorio del INAVI acaba de aprobar una partida de 450.000 dólares para pagar el retiro incentivado de cuatro funcionarios; entre ellos, el de su presidente, Ricardo Cabrera. Cabrera es padre de la actual prosecretaria de la Presidencia de la República.
Y por si fuera poco, Luis Lacalle Pou está de-ses-pe-ra-do por concretar el proyecto Neptuno-Arazatí, un proyecto muchísimo más caro, pernicioso e inconveniente que el proyecto Casupá. Su cortesano, el sepulturero del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, tampoco oculta su desesperación: “Ayer tiene que empezar”, dijo a Montevideo Portal.
Por todo esto a Luis Lacalle Pou lo hemos bautizado como “el carpintero olvidadizo”; porque se va, sí, pero nos deja todos los clavos.