El último sondeo de Latinobarómetro –anualmente una serie de consultoras miden distintas percepciones en los países de América Latina y brindan sus conclusiones– presenta datos que están alineados con lo que se exhibía en el informe del año 2021: erosión democrática.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El informe dice: “Destacamos la debilidad de las elites simbolizadas en los presidentes de la república: 21 presidentes condenados por corrupción, 20 presidentes que no terminan su mandato, presidentes que fuerzan su estadía en el poder rompiendo las reglas de reelección. Un tercio de los presidentes elegidos desde que se inicia la transición han transgredido las reglas de la democracia. Valen más los personalismos, que terminan opacando a los partidos políticos. Esta debilidad lleva a la atomización del sistema de partidos, donde se desploma su imagen y legitimidad”.
Agrega: “En 2023 sólo el 48 % apoya la democracia en la región, lo que significa una disminución de 15 puntos porcentuales desde el 63 % de 2010. El autoritarismo se ha ido validando poco a poco, en la medida que no se le condena, ni se sabe bien cuál es el umbral donde un país deja de ser democrático. Más aún, en el período aumentan aquellos a quienes les da lo mismo el tipo de régimen, lo que implica que un populismo o un autoritarismo les son indiferentes”.
Obsérvese la gravedad de la situación en A. Latina: “Da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático” dice el título de presentación de un capítulo y luego explica: “Aquí se observan altibajos entre 1995 y 2010, con un mínimo de un 14 % en 1997 y un máximo de un 22 % en 2003. Al igual que con el indicador de ‘apoyo a la democracia’, a partir de 2010 comienza una tendencia persistente al aumento, desde un 16 % en 2010 a un 28 % en 2018 y 2023”. Luego señala que “en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, para explicar entonces que “desde el inicio de las transiciones de la ‘tercera ola’ de democracias, América Latina mantuvo un contingente minoritario, pero estable, de ciudadanos que prefieren un régimen autoritario. (…) estamos frente a un contingente sustantivo y persistente de ciudadanos que prefieren el autoritarismo”.
¿Qué pasa en Uruguay?
La encargada de realizar el relevamiento en Uruguay –que luego toma Latinobarómetro– es la consultora Equipos. Los datos permiten sacar conclusiones diferentes al resto de América Latina aunque lentamente se instala la misma tendencia.
¿Cuáles son las virtudes de Uruguay? 1) No fragmentación de partidos; 2) sistema sólido de partidos políticos; 3) buenos niveles de convivencia pese a rivalidades; 4) actos corruptos limitados y 5) estabilidad institucional y respeto a las reglas democráticas.
La irrupción demagógica y populista del general Manini Ríos parece encapsularse en un círculo limitado e, incluso, muestra una tendencia a disminuir las simpatías hacia su partido, Cabildo Abierto.
Detengámonos en este dato: El Salvador –gobernado a capa y espada por Nayib Bukele y su batalla contra los pandilleros– es el país latinoamericano donde se registra mayor satisfacción con la democracia, de un 64 %, más que duplicando el promedio regional del 28 %. (Esto podría abrir una nueva categoría que podría llamarse “democracia autoritaria”: presidente electo, parlamento funcionando, libertad de prensa y reunión, conviviendo con gestualidades y acciones autoritarias). Para complicar más este panorama, véase este dato: Venezuela (13 %), Honduras (12 %) y Uruguay (9 %) son los tres países de la región que tienen un menor contingente de ciudadanos que apoyan una opción autoritaria. (Es interesante este índice, porque podría estar diciendo que los venezolanos no observan al gobierno de Nicolás Maduro como “autoritario”).
Hay seis países cuya satisfacción con la democracia es inferior a 20 puntos porcentuales (Colombia, Ecuador, Panamá, Paraguay y Venezuela). El sexto es el Perú con un 8 %, único país que tiene solo un dígito. “Esos seis países son un territorio propicio para que germinen el populismo y el autoritarismo, donde sus ciudadanos han perdido la esperanza de buen desempeño de sus gobiernos. Sin embargo, a pesar de la altísima insatisfacción con la democracia que se registra en Paraguay (79 %), un país con los mayores indicadores de autoritarismo de la región, el oficialismo ganó la elección presidencial en 2023. Importante señalar esto ya que la insatisfacción por sí sola no genera alternancia, se requieren otros elementos como señala la reelección del partido Colorado en Paraguay. (…) Los insatisfechos son más del 80 % de la población en cinco países: Perú (91 %), Ecuador (87 %), Venezuela (84 %), Panamá (83 %) y Colombia (80 %). Otros cinco países tienen el 70 % o más de insatisfacción, cuatro países superan el 60 %, sigue Costa Rica (56 %) y solo dos países logran menos del 40%: Uruguay (39 %) y El Salvador (32 %)”, dice el informe de Latinobarómetro.
Destaco una conclusión de Latinobarómetro: “Ya no queda capital en la sociedad para absorber los errores que cometan los gobiernos. O estos se desempeñan como la ciudadanía espera o en la siguiente elección serán cambiados por otros, de acuerdo con los datos expuestos. En ese cambio hay espacio para populismos y autoritarismos”.