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Columnas de opinión | Dominó | cayendo |

Que pase el que sigue

Dominó multicolor: van cayendo uno tras otro

Van cayendo uno por uno, como las piezas del dominó, mientras tanto, dos preguntas quedan flotando en el aire: ¿Quién sigue? ¿Pasará un mes completo sin otra caída?

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Perdí la cuenta. Desde que Lacalle Pou tomó el poder he intentado llevar un registro de todas las renuncias y “renuncias” (o sea, destituciones) de jerarcas políticos y policiales; pero fueron tantos los casos (aunque menos que los hechos de corrupción) que la realidad nos superó.

Con la tranquera abierta

Luego de la destitución de Irene Moreira por corrupta, ha seguido el director de Ancap por Cabildo Abierto, José Luis Alonso, aunque su actitud no merece nuestra crítica, sino nuestro aplauso. El jerarca osó criticar al líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, por haber defendido a su esposa y exministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, la que adjudicaba viviendas, usando los recursos del Estado, con fines proselitistas y burlándose de los concursos y normas respectivas. En una entrevista dada a El País, Alonso dijo que lo menos que podía hacer Manini Ríos era “respetar las decisiones que toma el presidente”, refiriéndose al pedido de renuncia que este hizo a Irene Moreira. El punto es que la renuncia tardaba en llegar y Cabildo Abierto faroleó durante unos días, incluso dando a entender que estaba con un pie fuera de la coalición.

Dirigentes del partido militar apretaron a Alonso por haber violado el artículo 77, que en su numeral 4 prohíbe a los directores de entes realizar declaraciones políticas mientras ejercen su cargo, y el jerarca terminó renunciando; pero su digna actitud dejó a Cabildo Abierto por debajo del nivel cloacal.

Al día siguiente de que su partido terminara con el circo de estar con un pie en el muelle y otro en el barco, declarando que continuaría en la coalición, Alonso publicó una carta afirmando que a partir del 1º de este mes donaría todos los “haberes recibidos por dicho cargo, más los importes que realizaba a CA, a la Fundación Pérez Scremini. También señaló que no había violado la Constitución y agregó: “Lo que hice fue no ceder a presiones indebidas para acallar y doblegar mi derecho a libre expresión”.

En medio de todo el lío, una frase del líder militar provocó escozor en varios medios; pero lo que dijo Manini no está mal (que nadie le da órdenes, ni el papa); no dramaticemos. Lo grave es su apoyo a represores, torturadores y asesinos, así como la tremenda corrupción practicada por Cabildo Abierto para no desentonar con el herrerismo. Eso es lo importante.

Una buena

Ahora, sin perjuicio de todo lo anterior, apoyo el proyecto sobre deudores y usura presentado por Cabildo Abierto. Sí, leyeron bien. Estamos en las antípodas; mas cuando una idea es buena no tenemos que mirar de dónde viene. He sido hipercrítico con los cabildantes; pero esta se las llevo.

Quizá el proyecto amerite correcciones; pero es bueno y necesario. Según el Banco Central, en Uruguay tenemos 630.000 personas inscriptas como incobrables y más de un millón de orientales en el Clearing. La situación es dramática; hay que actuar con sentido de urgencia y sin cometer la inmoralidad de condicionar los votos para un proyecto de ley al apoyo a otro.

Juntar votos sin importar cómo ni con quién

Juan Andrés Oronoz fue alcalde del Partido Nacional en la ciudad de Dolores, Soriano, hasta que en noviembre de 2021 tuvo que renunciar, tras haber sido condenado y estado preso primero y con libertad vigilada después por el delito de ciberacoso a un adolescente. Según la fiscal, Juan Andrés Oronoz, que fuera apadrinado por Sergio Puglia durante la campaña, contactó a un menor de edad por WhatsApp “para obtener del adolescente fotografías de contenido sexual”.

No renunció ni antes ni durante los seis meses de prisión efectiva, sino después. Pues bien, reapareció en el mismo partido posando junto a un muy reducido grupo de dirigentes del Partido Nacional dando su apoyo a Jorge Gandini.

Paralelamente, el presidente de la República opinó públicamente sobre el caso Penadés y las denuncias que hay en su contra por abuso sexual de menores, señalando que le cree a él, o sea, a él y no a las víctimas. Lacalle Pou declaró a un grupo de periodistas tras una ceremonia en la Escuela Policial que el senador tiene su confianza y respaldo.

También le dieron su apoyo tácito y explícito los ministros Heber y Bustillo, entre otros dirigentes blancos. No les hubiera venido mal un poco de prudencia. ¿Qué garantía se da a la institucionalidad del país cuando hasta el ministro del Interior proclama la inocencia del supuesto pederasta sin aguardar el fallo de la Justicia? ¿Qué harán los policías a quienes desde Fiscalía se encarguen averiguaciones sobre el caso cuando su ministro y hasta el presidente les dicen que Penadés es inocente?

Culpable o no, Gustavo Penadés tiene poder, y mucho. Quizá eso explique el apoyo que también le dio el senador Jorge Gandini: “Lo conozco desde hace mucho. Es un compañero al que respeto y una persona digna y honorable. Creo en su palabra y le extiendo mi solidaridad”.

Sin embargo, el caso de la senadora Gloria Rodríguez sobrepasó por lejos todo lo soportable. Si nuestros lectores no saben lo que es sentir vergüenza ajena, vean lo que la legisladora blanca dijo sobre el caso.

Luego de dedicar varios minutos de una entrevista en TV Ciudad a destacar las virtudes del dirigente blanco, al referirse a la causa judicial, señaló: “Acá hay un tema muy claro. Es una situación personal. Esto no afecta para nada a la lista 71. Es una situación personal del senador Penadés y lo dejó sumamente, sumamente claro. Acá tenemos una dirigencia muy fortalecida, muy aggiornada, distribuida a través del territorio de Montevideo, la cual está en pleno movimiento. Nosotros, en el mes de mayo, comenzamos con nuestras clásicas asambleas de los lunes con movilizaciones”, etcétera, etcétera.

¿Un senador, culpable o no, se logre demostrar o no, es acusado de abuso sexual de menores y esto no afecta al Partido Nacional porque es un tema de su vida privada? ¿Qué valores maneja esta gente?

Mala racha familiar

La que tampoco anda en su mejor momento político es la familia Ache. Tras la destitución de Carolina Ache Batlle como viceministra de Relaciones Exteriores por el caso Marset, la malaria continúa con su tío Eduardo Ache, recientemente imputado por la Fiscalía de Perú por lavado de activos. El economista fue, hasta hace unos años, dirigente pachequista y actualmente es asesor económico de Cabildo Abierto.

Las fiscalías de Andorra y Perú tienen abundante documentación que demostraría que Eduardo Ache, como presidente de la Banca de Andorra en Uruguay, contribuyó a lavar coimas “siderales” pagadas por la empresa brasileña Odebrecht. Recordemos que por la misma causa fue investigado Andrés Sanguinetti, alias Betingo, medio hermano del expresidente Julio María Sanguinetti.

Aparte de integrar el Ejecutivo de la AUF en representación de Nacional, Ache forma parte del Comité Organizador del Mundial 2030 y fue nombrado por la Administración Nacional de Puertos (ANP) y la Terminal Cuenca del Plata (TCP) como presidente del panel para dirimir controversias entre la empresa pública y la privada.

Si no viaja a declarar, pedirán la extradición. Habrá que ver si zafa.

Renuncian por huevadas y no por lo grave

Otro renunciante fue el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior Santiago González, tras descubrirse que mintió al decir que nunca se había atendido en el Hospital Policial y que habían usado su número de documento para retirar medicamentos. Mucho antes, el 31 de agosto de 2022, Luis Calabria, director general de Secretaría del Ministerio del Interior, había enviado su renuncia por escrito al presidente de la República por haber realizado una consulta oftalmológica en el Hospital Policial el 1º de junio de ese año.

Ante ambos casos y las acusaciones contra el senador frenteamplista Charles Carrera, reitero lo que he dicho mil veces: sería formidable que todos los jerarcas políticos de los ministerios del Interior y Defensa se atendieran en los hospitales de ambas fuerzas. Cuando el expresidente Luis Alberto Lacalle se atendió en el Hospital Policial nadie dijo nada; pero cuando el exdiputado frenteamplista Leonardo Nicolini se atendió en un hospital público le cayeron con todo, en lugar de hacerle un monumento.

Qué bueno sería que, por ley, todos los senadores, diputados, ministros y jerarcas tuvieran que atenderse en salud pública. En 30 días se terminarían todos los problemas de falta de especialistas, medicamentos y recursos.

Santiago González fue un verdadero incapaz en su gestión e hizo bien en irse; pero no por haber usado los servicios del Hospital Policial, sino por mentiroso.

Apuesten

Van cayendo uno por uno, como las piezas del dominó, y seguirán cayendo. Lo de Gustavo Penadés está cada día más complicado; pero es muy posible que antes de que él largue el hueso otros tengan que hacerlo, a medida que se descubran sus tramoyas.

Mientras tanto, dos preguntas quedan flotando en el aire: ¿Quién sigue? ¿Pasará un mes completo sin otra caída?

Qué desastre.

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