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Columnas de opinión | voto | Doña Pulpicia | elecciones

Decisiones

Doña Pulpicia y el voto que el alma pronuncia

Las elecciones del año próximo ya son motivo de reflexiones a nivel de ciudadanos y colectivos de distinta relevancia, como empresarios, sindicatos, bancos, iglesias y embajadores.

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Manifestación de la opinión, del parecer o de la voluntad de cada una de las personas consultadas para aprobar o rechazar una medida o, en unas elecciones, para elegir a una persona o partido.

¿Qué es el alma?

Entidad abstracta tradicionalmente considerada la parte inmaterial que, junto con el cuerpo o parte material, constituye el ser humano; se le atribuye la capacidad de sentir y pensar y, tal vez, decidir.

El electorado, los electorados

Las elecciones del año próximo -resultados, escenarios, ganadores, perdedores- ya son motivo de reflexiones a nivel de ciudadanos y colectivos de distinta relevancia, como empresarios, sindicatos, bancos, iglesias y embajadores (por poner algunos).

En parte de la ciudadanía -no puedo calibrar cuantos están pendientes a esta altura del año- hay distintas intensidades y pasiones con respecto a esos actos electorales.

Digamos que puede haber 4 franjas en el electorado: 1) prescindentes; 2) comprometidos y apasionados; 3) ni una cosa ni la otra: y 4) los sommeliers electorales.

En el primer caso (los prescindentes), son ciudadanos con escaso interés por la política -hay veces que llegan a decir “soy apolítico”-, poco informados y distantes de la cuestión pública. Como si no fuera una cuestión de ellos. Pero, si los apretás un poquito, tienen opinión. En el segundo caso (los comprometidos y apasionados), están pendientes de la cosa pública, están informados, se nutren de sus círculos de mayor confianza, tienen una escasa admisibilidad de una opinión que los contradiga y buscan opiniones y pretextos para confirmar lo que ya piensan de antemano. En el tercer caso (los ni una cosa ni la otra), fluctúan entre el interés y el desinterés, según el tema de agenda. Tienen una actitud pendular. En el cuarto caso (los sommeliers electorales), son personas altamente informadas, universitarios en general -que influyen en diversos ámbitos- que se detienen en el detalle de programas, historia de candidatos, consumen mucha información. Son racionales y muchas veces se pelean con las herencias políticas de las cuales son hijos.

La estabilidad de los partidos

En 1984, Cuadernos del Claeh difundió un material muy interesante sobre los partidos y las elecciones. En ese libro hay un trabajo de Gerardo Caetano y José Pedro Rilla.

Allí se habla de la permanencia del sistema de partidos y del tradicionalismo político. Se enumeran una serie de hechos que configuran el sistema de partidos, muestra su fortaleza y permanencia en el tiempo.

“Las clásicas divisas tradicionales, blanca y colorada, recibieron en esta etapa (originaria) nada menos que la confirmación electoral de las mayorías”, demostrando su “arraigo popular”. Agregan que en Uruguay, “el movimiento político modernizador por excelencia no nació ni fuera ni contra los partidos tradicionales, sino dentro de ellos y promoviendo indirectamente la transformación del otro, contribuyendo de ese modo a reforzar la permanencia del esquema tradicionalista”.

Hay un subtítulo muy interesante en este trabajo: “Bipartidismo electoral y multipartidismo cotidiano”. Aquí se dice: “El sistema partidario uruguayo, desde la etapa misma de su configuración originaria, ha presentado una contradicción que con los años había de volverse un rasgo tradicional de la vida política nacional: su funcionamiento como un ‘bipartidismo’ durante las instancias electorales, para luego ofrecer la dinámica típica de un ‘multipartidismo’ en la vida política más cotidiana.”

Eso ocurrió hasta 1971. Ese es otro cantar, pero a modo de título -para abundar en otra columna- el nacimiento del Frente Amplio, la épica en dictadura y su posterior instalación y victorias, lo hacen un partido tradicional más con los mismos comportamientos -atenuados, gestionados- que en el sistema político tradicional bipartidista.

Esa lógica tradicional rupturista se metió ¿en dónde? En las familias uruguayas.

La lógica familiar de los Saravia

Veamos este otro libro. Se trata de la biografía de Gumersindo Saravia, hermano de Aparicio.

Este libro fue escrito en 1957 por Manuel Fonseca, un historiador blanco.

Y aquí aparece doña Pulpicia, o mejor dicho doña Propicia da Rosa de Saravia, esposa de Chico Saravia y madre de Aparicio Saravia. Doña Pulpicia nació en 1825 y falleció en 1880.

Era una señora firme, “famosa por el coraje y de blanquísima filiación política”, dice el historiador Fonseca.

Don Chico, su esposo, dirá, respecto a sus hijos: “Los que salen valientes, salen a la madre; los que además son inteligentes, vaya a saber a quién…”.

Esta mujer -“engendradora de caudillos”, dice el historiador- amparó y gobernó esa familia con mano firme. ¿Todos sus hijos salieron blancos? Casi todos. Aparicio, Gumersindo, Chiquito, sí, salieron blancos. Pero Basilisio y José no. Fueron colorados.

¿Por qué eso? La mayoría de los hijos de Pulpicia y Chico crecieron en el hogar, atendiendo las faenas del campo, llevando y trayendo tropas desde distintas partes del territorio, desde Artigas a Rio Grande. Los hacían trabajar desde muy chicos.

Basilisio y José, desde adolescentes, fueron mandados a trabajar a las órdenes de un comerciante de la zona. Un colorado. El historiador Fonseca dice: “Se apartan del medio familiar y del ambiente, y así se abrazan a una divisa que no será la de los suyos. Debido a eso nace, en época de tremendas pasiones, una frialdad que siempre separó a los hermanos Saravia”.

Las montoneras los enfrentaron y aún hoy en Cerro Largo, hay Saravias colorados y Saravias blancos. Hubo algún Saravia frenteamplista, pero parece que no le gustó el poncho frenteamplista.

El voto psicológico

Hay otro libro, Psicología del voto, del psicólogo uruguayo Fernando Alonso.

En este trabajo, con prólogo de Oscar Bottinelli, se describen con minuciosidad las razones visibles u ocultas que llevan a una persona a votar por tal o cual opción.

Uno de los aspectos referidos allí tiene relación con el ancla familiar. Si bien no es determinante, resulta clave para entender comportamientos políticos electorales en este sistema tan estable.

Esa ancla familiar explica, junto con los avatares personales, las definiciones del voto. No hay dudas sobre eso.

Por eso resulta importante el reclutamiento de jóvenes para los partidos políticos. César Aguiar dijo alguna vez que el Partido Colorado estaba en severos problemas porque se le estaban muriendo los votantes y el partido no podía ensayar acciones de reclutamiento de votos jóvenes, la única forma de permanecer.

El alma decide

Mientras tanto, los uruguayos transitamos nuestras vidas a través de las peripecias familiares y vinculares y eso nos arrima calor a la mochila para seguir caminando.

Y funcionamos con los recuerdos. También los recuerdos definen nuestras conductas electorales. Quiere decir, como mayor aproximación al tema, que en las opciones finales del voto, aparece algo parecido al alma. Esa cosa inasible, muchas veces pese a nosotros, tiene opinión.

NOTA. 1) Un enfoque similar utilicé en una columna emitida en abril de 2019 en la emisora de FM M24. 2) Materiales consultados: Gumersindo Saravia, el general de la libertad. Manuel Fonseca. 1957. Psicología del voto. Fernando Alonso. 2007. Partidos y Elecciones. Cuadernos del Claeh. 1984.

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