A tres cuadras de la Casa dos Bicos (la sede de la Fundación Saramago), hay un puesto de diarios y revistas. Le pregunto al diariero: “¿Cómo ve esto del error de Fiscalía con el ministro Costa?”
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“Un desastre”, responde. No sigo la conversación porque el idioma portugués no es el brasileño y es complicado entenderlo. Pero la palabra “desastre” representa cabalmente lo que pasa por estos días en este país, que es la mitad de Uruguay en territorio y tiene el triple de población.
La confusión de la Fiscalía
Los portugueses tienen dos centros de atención a la luz de sus comentarios en redes: el error de Fiscalía que provocó una crisis en el Gobierno y la construcción de la mansión de Ronaldo, que incluirá una cochera con ascensores para albergar 30 superdeportivos.
El asunto de la crisis es así. El Ministerio Público portugués –la Fiscalía general– difundió hace 15 días que el primer ministro socialista, António Costa, estaba involucrado en un enorme caso de corrupción. Inmediatamente que se conoció la “noticia”, Costa renunció y el presidente Marcelo Rebelo de Sousa (un liberal conservador que gobierna en coalición con socialistas) adelantó las elecciones. Un escándalo.
Pero hay un problema: la Fiscalía portuguesa ha reconocido el domingo 12 de noviembre que se confundió en una transcripción de escuchas sobre el caso de corrupción. En el Gobierno había dos Costa. El verdadero involucrado, el ministro de Economía António Costa Silva, y el primer ministro del país, António Costa.
La Fiscalía mencionó al primer ministro y allí todo se desmoronó. El jerarca renunció diciendo que era inocente y que dimitía para dejar las manos libres a la Justicia. El presidente portugués De Sousa (Partido Comunista), frente a la gravedad de la situación, convocó a elecciones, que se llevarán a cabo en marzo del 2024.
Hubo allanamientos, escuchas cruzadas, investigaciones varias. En ese proceso se hallaron sobres con más de 75.000 euros en efectivo en el despacho del jefe de gabinete de António Costa, y otros hallazgos, todos vinculados presuntamente a delitos de prevaricación y corrupción relacionados con el sector del litio y el hidrógeno verde.
La gestión corrupta no era con el primer ministro, era con el ministro de Economía.
La Fiscalía portuguesa reconoció el pasado domingo 12 que confundió una transcripción de escuchas sobre el caso de corrupción que ha provocado un adelanto electoral en Portugal.
El juez Nuno Dias, encargado de la instrucción del caso de corrupción que llevó a la dimisión del primer ministro de Portugal, António Costa (PS), ha rebajado la seriedad de las acusacionesrealizadas por la Fiscalíay ha ordenado la libertad de los cinco detenidos por este escándalo vinculado con la adjudicación pública de proyectos de extracción de litio, producción de hidrógeno verde y para construir un centro de datos(Portugal está gobernado hasta marzo próximo por una coalición de izquierda integrada por el Partido Socialista, el Comunista y el Bloque de Izquierda).
La corrupción golpea
Portugal ha obtenido 62 puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción que publica la organización para la Transparencia Internacional. Su puntuación no ha sufrido ningún cambio respecto a la obtenida en 2021, así pues sus ciudadanos mantienen estable su percepción de la corrupción en Portugal. (Uruguay está en el lugar 74. En esa escala, cero significa “altamente corrupto” y 100 “muy transparente”).
La cuestión del hidrógeno verde –en tanto nuevo negocio en el mercado de las energías limpias– está generando algunas lógicas corruptas porque todos los proyectos deben ser avalados por los gobiernos (en Uruguay están en proceso tres proyectos sobre el tema).
La revista portuguesa "Sábado" contó hace 3 años que había recibido información –entregada luego a la Justicia– que apuntaba que el Gobierno portugués había favorecido a empresas portuguesas que integraban un consorcio para construir en Sines un proyecto industrial de hidrógeno verde.
Entre estas compañías estaban EDP, la petrolera Galp y REN que, junto con la lusa Martifer y la danesa Vestas, anunciaron que se habían unido en un consorcio para estudiar la creación de un clúster industrial para producir hidrógeno verde en Sines.
La Fiscalía inició la investigación que hace pocos días estalló. La sombra del tráfico de influencias y de corrupción se instaló en los proyectos que había en Sines: una planta de hidrógeno verde y un centro de datos, conocido como H2Sines, para desarrollar un gigavatio de potencia de producción de hidrógeno, que serviría como combustible para una refinería de Galp y otras instalaciones, además de generar excedente para exportación.