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Columnas de opinión | progres | Mamdani | Estados Unidos

Goodbye, Bernstein

¡Éramos tan progres!

No hay que endulzarse con Mamdani, aunque sí festejar el anhelo de las masas neoyorquinas de una izquierda radical en los países opresores, mitigando los afanes guerreristas de sus oligarquías.

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Caras y Caretas Diario

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“¡Bernstein ha muerto! ¡Viva Marx!” parecen decir los resultados electorales de las izquierdas en Estados Unidos y en Europa.

Desde la polarización francesa entre Mélenchon y Le Pen, que dejó a todos los partidos “social liberales”, “socialdemócratas”, socialimperialistas en general fuera de juego, la tendencia ha sido implacable: Berlín, con la victoria de Die Linke en el electorado joven y el hundimiento del PDS. Nueva York y Seattle con las victorias territoriales de izquierda radical y ahora el triunfo de otra izquierda radical en Dinamarca, logrando la alcaldía de Copenhague y desplazando a S&D.

Los eslabones fuertes de la cadena imperialista se están desgastando de un modo imprevisto. Pero que nadie olvide que se desgasta porque se quebró en sus eslabones más débiles. Todo es respuesta. Desde el Big Bang, pero sobre todo desde la Revolución de Octubre.

La contención que históricamente ejercieron contra el comunismo partidos con programas reformistas, desde la República de Weimar en Alemania hasta el Plan Marshall, doctrina Truman, en la Europa de post Segunda Guerra, ahora intentan ejercerla programas que, lejos del keynesianismo, esgrimen medidas de anticapitalismo radical explícito, expropiatorio, confiscatorio, de corte teóricamente comunista.

Pero la prueba de fuego para que ese desgaste haga crujir esos eslabones no es el programa, no es la teoría.

Mamdani y Melénchon

Mamdani y Melénchon apoyan la causa palestina, se declaran no injerencistas y socialistas; pero mientras el flamante alcalde “anticapitalista” de Nueva York, Zohran Mamdani, ataca en su discurso a Díaz-Canel y a Maduro, Mélenchon los ha defendido de la bestia yanqui. Esa es la piedra de toque de toda la geopolítica desde tiempos de Marx, el anticolonialista, el de las cartas a Engels desde Argelia, del cuaderno Kovalevsky, el Marx de siempre desde el Capitulo XXI del Tomo I de El Capital sobre los orígenes de la acumulación capitalista (por fuera de alguna aislada nota periodística “sacada con fritas”, prematura, sobre India).

La línea marxista puede dibujarse con nombres aleatorios según otros aspectos. Pero desde el punto de vista anticolonialista-antiimperialista, Marx-Rosa-Lenin-Bujarin-Mao-El Che-Ho-Deng-Fidel-Chávez y Primakov es una alineación inicial plausible.

Yevgueni Primakov, canciller, primer ministro y promotor de Lavrov y de Putin retomó el concepto RIC desarrollado por Lenin en “Mejor poco pero mejor” su último texto publicado en vida de él en abril de 1923.

RIC era Rusia (todavía no se había constituido la URSS), India y China. Ahora es BRICS plus, e incluye a Vietnam y Cuba. En palabras de Lenin: “La enorme mayoría de la población del globo”.

El concepto “la enorme mayoría de la población del globo”: el Sur Global —al que Lenin refirió de interés mayor que la victoria definitiva del socialismo— marcó una línea que guió la creación del Komintern, que luego en 1943 fue disuelto, en el preámbulo de la entente, “guerra fría”, “convivencia pacífica”, el brotherismo que fijó el entendimiento este-oeste por encima de la contradicción sur-norte. De ahí el “eurocomunismo” testimonial y el “progresismo socialdemócrata” que alcanzó a gobernar en más de veinte países centrales en la alternancia de las décadas de superexplotación de la tricontinental África-Asia-Latinoamérica.

De aquel “progresismo” imperialista, hoy, parafraseando sobre Walt Whitman, “no queda nada” con opción de poder.

Esta contradicción soberanía nacional versus imperialismo, que pasó a primer plano tras la caída del “bloque socialista”, siempre fue y sigue siendo la determinante en una cosmovisión auténticamente marxista. Por mucho que se dicen marxistas los radicales que están triunfando en las izquierdas del norte, solo un tema los congrega a todos en el anticolonialismo y el marxismo: la causa palestina. Bienvenidos sean.

Pero no hay que endulzarse con Mamdani, aunque sí festejar el anhelo de las masas neoyorquinas de una izquierda radical en los países opresores, mitigando los afanes guerreristas de sus oligarquías.

Generalmente suelen resultar meras ilusiones. Recuerdo el entusiasmo de algunos de mis congéneres cuando ganó Obama en 2008 (mínimo siete escalones por debajo de Mamdani).

Fue en el jardín de la casa de un amigo de mi generación, llamada “Generación 83”. Estaba reunido el grupo Uytopías para proponer programa a Tabaré Vázquez, entonces presidente de la República Oriental del Uruguay. Era enero de 2008. En una pausa de la reunión, salimos al jardín a tomar un vino, comer unas pizzas y empanadas, y charlamos en grupetes de a tres, cuatro o cinco, distendidos. Me había arrimado a un grupete de cuatro viejos conocidos, pero no participé de la charla, porque estaban hablando de Obama con entusiasmo tan desbordante y categórico que me expulsó de la cofradía.

El grupo más próximo era de tres. También los conocía a todos de cuando fundamos ASCEEP. Me acerqué y un antiguo agitador de extrema izquierda estaba diciendo:

–¡Totalmente! ¡Si Obama hace la revolución mundial, estamos con él!

Alarmado, busqué al grupo más numeroso. Conmigo seis. El tema era el mismo: Obama.

–Su identidad es Clark Kent –dijo un excomunista; pensé que se estaba burlando, pero prosiguió–, porque sólo Superman hubiese podido proponerse un cambio de mundo tan radical –y nadie rió; todos cabecearon afirmativamente en serio.

Me alejé a apurar mi copa recostado en un árbol, solo. “El tiempo pasa, nos vamos poniendo idiotas, ¿o todos se concertaron para tomarme el pelo?”.

Recuerdo que traté de recordar: “¿De dónde conozco a esta manga de tarados o infiltrados de la NED? ¿Trabajé yo en la USAID alguna vez? Milité en la FEUU y en la ASCEEP, ¿qué significaban? ¿Futuros Engrupidos Usamericanos del Universo? ¿Activistas Somnolientos Con Eterno Espíritu Pequeñoburqués?”. Vacié mi copa, fui a dejarla sobre una mesita donde había platos con pizzas y otras copas vacías, y allí se me acercó otro viejo amigo, masticando exultante y, entre bocado y bocado de empanada, me preguntó: “Y vos, ¿qué opinás de Obama?”.

Por eso no me extraña oír ahora tanto alboroto con Mamdani, al menos siete veces menos desconfiable que Obama. Aquel enero de 2008 mantuve la calma, miré a mi alrededor, comprobé que nadie nos observaba, pasé a mi amigo un brazo por los hombros y nos alejamos varios pasos de los demás, por las dudas. Entonces le dije al oído, en un susurro:

–Es el presidente de Estados Unidos.

Bueno... se los digo en susurro: Mamdani es el alcalde de Nueva York.

También en la oposición o en la derrota electoral, que probablemente sufra Chile en el balotaje, se afianza la opción más radical que se presenta con chance de alternancia (la comunista Jeannette Jara es firme candidata pero para las elecciones siguientes). Los pueblos están votando lo más radical que encuentran dentro de la izquierda (en el imaginario uruguayo 609 o 1001), con opción de gobierno. Goodbye, Bernstein.

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