Los productos alimentarios y fertilizantes rusos han sido eliminados de la lista de bienes sancionados, pero la Unión Europea (UE) lleva a cabo un «doble juego»: los Estados miembros de la Unión importan estos bienes para ellos mismos sin problemas, mientras siguen impidiendo su suministro a terceros países, inclusive los menos desarrollados.
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Quisiéramos recordar a los lectores que de los primeros 87 barcos con trigo salidos de Ucrania solo dos llegaron a países más pobres, los demás fueron absorbidos por los países desarrollados, principalmente de la Unión Europea. Al mismo tiempo, hasta la fecha hay acumulados en los puertos europeos 300 mil toneladas de fertilizantes rusos que Rusia está dispuesta a transferir gratis a los países en desarrollo.
El 19 de septiembre la Comisión Europea (CE) publicó una versión actualizada de las aclaraciones administrativas en forma de «respuestas a las preguntas más frecuentes» sobre aplicación de las medidas restrictivas antirrusas de parte de la Unión Europea en relación con la importación, la compra y el transporte de algunas mercancías rusas sancionadas.
El documento aclara que el tránsito de este tipo de bienes a través del territorio de la UE, su transporte a terceros países, en particular a los Estados menos desarrollados, y la prestación de servicios financieros relacionados, inclusive los pagos y los seguros, deben considerarse autorizados si son coherentes con los objetivos de lograr la seguridad alimentaria y energética mundial y evitar posibles consecuencias negativas en estos ámbitos para terceros países. Se trata de los fertilizantes potásicos y compuestos que contienen potasio, algunos tipos de alimentación animal, la madera, el cemento y los productos del cemento, algunos productos petrolíferos refinados y el carbón.
Así, Bruselas da a los Estados miembros de la UE la opción de no aplicar una prohibición al tránsito de estas mercancías a través de su territorio y a la prestación de servicios relacionados con los fines mencionados.
La publicación de estas aclaraciones por parte de la CE fue el resultado de los continuos esfuerzos diplomáticos de Rusia y de su trabajo correspondiente ante terceros países y la Secretaría de la ONU, destacando en particular el carácter discriminatorio del régimen de sanciones de la UE, que estableció exenciones para las importaciones de fertilizantes potásicos rusos en los Estados miembros de la Unión, pero prohibió su tránsito por su territorio hacia otros Estados. Para evitar nuevas acusaciones de bloquear las entregas de bienes vitales de Rusia a terceros países, la CE se vio obligada a ceder.
Es muy probable que Bruselas intente «vender» esta decisión a un precio más alto, inclusive como confirmación de la voluntad de la UE de eliminar los obstáculos a los suministros de fertilizantes y alimentos rusos en el marco del Memorando entre Rusia y la ONU sobre la normalización de las exportaciones de productos nacionales. En realidad la CE está tratando de salir de la situación con las mínimas perdidas reputacionales.
Bruselas se limitó a hacer otra interpretación «creativa» de las restricciones de la UE sin introducir ningún cambio real en ellas. Las aclaraciones de la Comisión Europea no son jurídicamente obligatorias para los Estados miembros. Además, la tesis sobre la posibilidad de no aplicar sanciones al tránsito de fertilizantes rusos contradice tanto con otras aclaraciones de la CE como con los requisitos del propio régimen de sanciones antirrusas. En particular, la aclaración de la CE del 19 de septiembre mantiene un pasaje sobre la prohibición «general» del tránsito por la UE de mercancías sancionadas rusas, independientemente de su destino. El requisito de que las entregas de fertilizantes rusos deben ser coherentes con los objetivos de la seguridad alimentaria mundial se simplifica, dejando margen para interpretaciones caprichosas (por ejemplo, en cuanto a determinar qué países concretos pueden recibir los bienes mencionados). En general, queda por ver si la propuesta de la CE, que sigue siendo «sobre el papel», será suficiente para que los Estados miembros y las empresas de la UE estén preparados para garantizar en práctica el tránsito y el transporte de fertilizantes rusos. Por su parte la Federación de Rusia está dispuesta a cumplir sus obligaciones y compromisos en esta esfera.
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