Cardoso pierde el ministerio y va al Parlamento. Peña pierde el ministerio y va al Parlamento. Moreira pierde el ministerio y va al Parlamento. Rodrigo Caram, secretario general de la intendencia, pareja de la funcionaria que cobró más de 200 horas extras en noviembre y 196 en diciembre de 2022, primo del intendente, fue destituido; pero aun así, Pablo Caram lo acomodó poniéndolo al frente de la Dirección de Desarrollo Productivo. Tremendo negocio la política.
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El presidente de la República estuvo perfecto al “pedirle la renuncia” a la exministra de Vivienda Irene Moreira, lo que significa que la sacó del forro por corrupta en grado extremo de obviedad. La esposa de Manini Ríos amagó con no renunciar; pero Lacalle Pou le advirtió que podía destituirla.
Lo que cometió la exministra es, sin eufemismos, un hecho de corrupción; uno más de los tantos a los que nos tiene acostumbrados el partido militar, el mismo partido que decía en la campaña electoral que venía a ejecutar una “nueva forma de hacer política” y, sin embargo, terminó practicando el clientelismo político al mejor estilo de blancos y colorados.
Lo de Moreira no es nuevo ni es sorpresa.
Hace menos de un mes publicamos que funcionarios del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, que pidieron el anonimato, revelaron a Crónicas del Este asignaciones de vivienda por cuota política. Según lo denunciado, se contrataba publicidad de manera recurrente e innecesaria y se acomodaba a quienes trabajan allí para ingresar sin sorteo. "Desde el poder político llegan planillas de personas para darles viviendas". También advertimos que se estarían usando los subsidios de alquiler, pese a no continuar vigente el programa, para hacer proselitismo.
En mayo de 2021 Brecha difundió mensajes intercambiados entre las cabildantes Irene Moreira (titular del MVOT) y Silvana Romero (titular de la Ursea), en los que la exministra preguntaba si pudo colocar a alguien de Cabildo Abierto y se le respondía que sí. La beneficiaria mencionada era María de los Ángeles Pereda, esposa del diputado Martín Sodano, del partido militar.
El ministerio dirigido por Cabildo Abierto gasta 156.750 dólares beneficiando a la empresa Teregal, que pone 4 vehículos con chofer durante un año y cuatro meses. La pregunta es por qué en lugar de alquilar no se compraron 4 vehículos pagando unos 40.000 dólares por unidad.
Recordemos que Enrique Montagno, vocal del directorio de ASSE en representación de Cabildo Abierto, se jactaba de haber metido en ASSE a 135 personas a dedo, montando una estructura política gigantesca.
Guido Manini Ríos usó su poder político para meter a todo un cuartel en la administración pública, mientras que muchos civiles y policías retirados que trabajaron por su candidatura quedaban excluidos, recalientes y levantando vuelo hacia otras tiendas, o sea, hacia el herrerismo.
La fortuna de Manini Ríos e Irene Moreira sobrepasa los veinte millones de dólares; pero la sed de poder de la pareja parece insaciable y no conocen otra forma de satisfacer a la militancia que usando los dineros públicos para acomodar o beneficiar a todo el que puedan, saltándose sorteos y concursos. Son los mismos que eran colonos, de acuerdo a dos informes técnicos del Instituto Nacional de Colonización, pero dejaron de serlo por obra y gracia de un informe externo (bastante caro, por cierto) que les sacó las castañas del fuego. Manini Ríos es el mismo cobarde que prometió en la campaña electoral no ampararse en sus fueros cuando llegara a senador, en caso de que lo convocara la Justicia, y luego se atrincheró detrás de su banca sin la más mínima dignidad.
Ahora bien, apoyamos la decisión del presidente; pero… ¿por qué no continúa procediendo correctamente?
¿Y si despide a Carlos Albisu por haber acomodado a innumerables correligionarios en la Ctmsg saltándose concursos y hasta creando cargos con nombre y apellido?
¿Y si reprende a los intendentes que el 4 de noviembre de 2021 resolvieron contratar al escribano Bruno Lombardo Bianchi, hijo de la senadora Graciela Bianchi, por parte del Congreso de Intendentes?
¿Y si echa a Martín Lema del Mides por haber inventado en 2022 el cargo de director nacional de Gestión Territorial para acomodar al abogado Alejandro Sciarra Marguery, yerno del ministro del Interior, Luis Alberto Heber?
¿Y si echa a Azucena Arbeleche por haber firmado una resolución de promoción de inversiones que brindó exoneraciones impositivas a la empresa Lanafil SA, o sea, a su propio esposo? ¿Y si la hubiera echado antes, por haber beneficiado a Isaac Alfie, socio político en la coalición y director de la OPP, con una serie de beneficios que debieron retirar cuando tomaron estado público? ¿Y si la hubiera echado por haber acomodado a su hermana Florencia como directora nacional de Integración Social y Urbana?
¿Y si echa al ministro de Turismo, Tabaré Viera, por haber pedido recientemente al intendente de Colonia, Carlos Moreira, una condonación de una deuda (65 millones de pesos) por contribución inmobiliaria generada por la sociedad anónima Airemar, que estuvo al frente de la gestión del hotel Casino Carmelo entre 1991 y 2020?
¿Y si echa al ministro de Turismo por haber contratado publicidad en forma directa a la empresa de Juan Santiago Acuña Argimón, hijo de la vicepresidenta Beatriz Argimón y socio de Antonio y Martín Rupenian, de la revista Caras Uruguay?
¿Y si echa a Robert Silva por hacer que la ANEP contratara a la empresa Pimod, cuyo director comercial es Pablo Buela, correligionario de Silva?
¿Y si como líder del Partido Nacional exige la renuncia de todos los intendentes blancos que contrataron a la fundación A Ganar por más de 10 millones de dólares, pese a los reclamos del Tribunal de Cuentas de la República y la Jutep? ¿Y si averigua si dichas sospechosas contrataciones tuvieron que ver con que la subdirectora de esta organización sea Verónica Martínez, hermana de Nicolás Martínez, secretario personal del presidente de la República? ¿Y si condena el hecho de que la fundación ganara una licitación de la Intendencia de Rocha donde el secretario general es Valentín Martínez, hermano de ambos?
¿Y si además de haber echado a la viceministra de Relaciones Exteriores Carolina Ache hubiera echado a los verdaderos responsables (Heber y Bustillo) de haber entregado un pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset, gracias al cual pudo salir de una cárcel lejana y andar prófugo de la Justicia?
¿Y si echara al director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, por haber mentido al decir que nunca se había atendido en el Hospital Policial y que habían usado su número de documento para retirar medicamentos?
¿Y si renuncia el mismo presidente de la República por haber beneficiado con dos decretos en 2022 a una tabacalera que aportó dinero para su campaña, uno que le permitió a la empresa acceder a beneficios tributarios (lo cual estaba negado por la política antitabaco de Tabaré Vázquez) y otro que terminó tumbado por la Justicia?
¿Y si renunciara por haber inventado en 2020 el cargo de vocero presidencial para acomodar a Aparicio Ponce de León y luego designar al hermano del vocero de Presidencia, Facundo Ponce de León, como presidente de la Agencia de Cine?
¿Y si renunciara por haber acomodado en enero de 2020 (designada en forma directa) como titular de la recientemente creada Dirección de Zonas Francas a Ana Violeta Alfie Stochek, hermana del director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Issac Alfie Stochek?
¿Y si renunciara por haber nombrado como jefe del servicio de seguridad presidencial al delincuente Alejandro Astesiano? ¿Y si echara al prosecretario de Presidencia, Rodrigo Ferrés, por haber mentido al negar el cargo de Astesiano?
¿Y si renunciara por haber nombrado como encargado de comercio de nuestra embajada en Argentina a José Reyes Segade, con antecedentes penales por contrabando?
¿Y si renunciara por haber aceptado el espionaje contra Mario Layera que le propuso Astesiano, según este ha declarado al fiscal Fernando Romano? “Cuando me dicen, le comento al presidente que podía haber alguna información de Layera, como que hay algo. Me dice: ‘Averiguá’. Es más, está en los mensajes del presidente que me pregunta él mismo. ‘¿Y? ¿Te reuniste?’. Y yo le paso; y le pasé las fotos de las cosas que me habían pasado”.
Echar a Irene Moreira estuvo perfecto; pero qué bueno sería que predicara con el ejemplo.
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