En promedio, cada dos semanas muere una lengua a nivel mundial, de acuerdo con datos de la UNESCO, lo que significa la pérdida de "un pedazo de la historia humana y de nuestro patrimonio cultural e intelectual" y una "amenaza para la diversidad lingüística". Además, el 40% de los habitantes del planeta no tiene acceso a la enseñanza de la lengua que hablan o comprenden, lo que convierte este problema en un asunto de derechos humanos.
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La lengua "es mucho más que un medio de comunicación: es la condición misma de nuestra humanidad. En ella se sedimentan nuestros valores, nuestras creencias, nuestra identidad. Gracias a ella se transmiten nuestras experiencias, nuestras tradiciones y nuestros saberes. La diversidad de lenguas refleja la riqueza irreductible de nuestros imaginarios y de nuestros modos de vida", en palabras de Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en 2018.
El gráfico de Statista muestra que a febrero de 2022 había 226 lenguas en peligro de extinción en América del Sur, 733 en Oceanía, 428 en África, 693 en Asia, 148 en Europa/Rusia y 222 en América del Norte y Central.
Según datos publicados por National Geographic, "es probable que a finales de siglo hayan desaparecido casi la mitad de las cerca de 7.000 lenguas que se hablan hoy en el mundo". Dicen en el informe que "ante la magnitud de la extinción lingüística moderna, los expertos se apresuran a catalogar y descifrar las lenguas más vulnerables antes de que se pierdan para siempre. Tales circunstancias llevan a los lingüistas a plantearse cuestiones como su valor y utilidad. ¿Encierra en sí misma una lengua un saber útil e irreemplazable para el resto de la humanidad, o es beneficioso solo para sus hablantes nativos? ¿Existen aspectos culturales destinados a perecer si se traducen a una lengua dominante? ¿Qué conocimientos únicos e inesperados pierde el mundo con la desaparición de su diversidad lingüística?".
Las lenguas en peligro de extinción pertenecen a comunidades originarias, en su mayoría, que han desaparecido en todos los continentes.
Uruguay: las lenguas charrúas
Las lenguas charrúas o charruanas eran cuatro y las hablaban las comunidades indígenas (charrúas, chanás y otras etnias de la cuenca del Plata) de Uruguay, el noreste de Argentina y posiblemente Paraguay. Aunque se afirma que eran cuatro, la poca información disponible no alcanza para recuperarlas, y se afirma que existieron al menos estas tres: chaná, charrúa y güenoa. Se consideraban extintas, pero en 2005 apareció un semihablante del chaná, por lo que no todas desaparecieron.
En el sitio Pueblos Originarios se muestra una recopilación de términos de la lengua charrúa que Teodoro Vilardebó recopiló a través de entrevistas. Por ejemplo, pie en charrúa se diría atit; muchacha, alouá; gato, chibí. Thoia era un compuesto de tierra roja y grasa para pintarse el rostro, y gualiche un espíritu maligno.