Cuando se aprecian las obras de la artista Inés González se pueden descubrir conceptos recurrentes y transgresores, que impactan a los observadores.
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Mirar a través de los trazos, las pinceladas, las palabras y los colores de cada cuadro se convierte en una experiencia que si se vive con ojos críticos puede calar profundo en la psiquis individual y puede (si se desea) impulsar a la reflexión sobre nuestra propia forma de vivir, la libertad y el autodescubrimiento.
El autoanálisis, la resiliencia, la ruptura, los cambios, la sexualidad y los conceptos que orbitan en torno a la construcción de la mujer en todas sus aristas y expresiones; trozos de cada una que se fusionan nuevamente y crean una nueva persona/ser (Muerte y Vida) que renace con mayor fuerza y vitalidad, todo esto es parte de lo que transmiten los lienzos de González.
Una vida dedicada al arte, que si bien ha tenido exposición dentro del Uruguay, quizás ha pasado desapercibida en un mundo donde la creación masculina es lo que se impone, ¿es el arte un mundo de hombres?, Inés González cada día demuestra que no e irrumpe en nuevos espacios.
La obra de la artista Inés González traspasa fronteras, desde el 24 al 27 de agosto su colección “Mujer Disidente” estará representando al país en la Feria de Arte Bada en Buenos Aires (Argentina). A propósito de su participación en este importante evento internacional, Caras y Caretas conversó con la creadora sobre su recorrido en el mundo de las artes visuales.
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¿Cómo fue tu primer acercamiento a las artes plásticas?
Cuando era chica veía dibujar y me gustaba mucho, pero no sé, nunca pensé que lo iba a hacer o iba a ser mi vida. Tenía un vecino que pintaba, mi hermano que dibujaba, entonces los observaba, era un gran disfrute y lo que pasó en algún momento es que empecé a copiar dibujos, tenía cuadernos con dibujos que copiaba y copiaba de revistas de historietas. Después lo que fue pasando es que a medida que fui creciendo y sintiendo que dibujaba mejor, también empecé a complejizar los dibujos que elegía copiar.
A los 19 años terminé en el Museo de San José, me hablan del taller de Zully Lara y ahí empecé a aprender. Fue la primera vez que pisaba un taller de pintura, experimenté una sensación de felicidad, esa cuando encontrás los mundos a los que pertenecés. Ahí inicié mi trayectoria, vieron que tenía potencial y me becaron del museo porque no podía costear los pasajes y los materiales. Luego en Montevideo, conocí Bellas Artes, conseguí un trabajo que me permitiera pagar una pensión y una bicicleta para poder moverme en la ciudad, este fue mi propósito y no paré hasta conseguirlo. El primer día de Bellas Artes fue la felicidad no me lo voy a olvidar, fui muy feliz ahí.
¿Qué conceptos intentas expresar en tus obras? ¿Hay alguna técnica que prefieras?
En realidad trabajo de diferentes maneras, con diferentes técnicas y herramientas, eso hace que cada pieza varíe. Por ejemplo, he trabajado con tinta china y pluma. También me gusta trabajar mucho en los collage, a partir de trabajos propios que he desechado, los transformo y de ahí surge una nueva composición. También trabajo con cuadros de gran tamaño, lienzos de más de dos metros.
Sobre las temáticas, los conceptos son muy variados, depende de la técnica y lo que me pasa a mí. Generalmente son mujeres las protagonistas de mis cuadros, mujeres en diferentes situaciones. Quiero que sean mensajes, quiero comprometerme con lo que tenga que decir y lo que me pase a mí como artista, pero también de mis interacciones con el entorno, entonces tengo cuadros que hablan desde la violencia de género hasta la visibilidad lésbica. Trabajo mucho con la palabra en los cuadros y frases que sugieran y movilicen.
Ahora resides en Santa Lucía (Departamento de Canelones), ¿cómo ves la actividad y el desarrollo de las artes plásticas en la zona?
Por suerte en Santa Lucía, la actividad en artes plásticas se ve mucho, hay referentes como el "Gaucho" Torres y ahora hay una juventud interesada en el arte. Creo que las artes visuales en Santa Lucía son muy importantes.
¿Vives de tu arte?
Como actividad principal en cuanto a tiempo, no. En este momento, vivo de la docencia, actualmente muchos artistas visuales se desempeñan en el ámbito educativo, es la veta más cercana a lo que hacemos. No vivo de la pintura, de pintar cuadros, vivo de la docencia. Doy clases en un hospital psiquiátrico, soy referente de un espacio de arte para quienes viven allí, también en un club de niños y en el espacio sociocultural Casa Viva. Es la docencia la que me da la plata para pagar el alquiler.
¿Cómo te ves de aquí en unos años?
Solo sé que soy parte de un montón de artistas, quiero seguir siendo yo, no podría dejar de pintar o dibujar, por más que he estado tiempo sin hacerlo. Quiero mantener una coherencia con lo que he estado haciendo en los últimos 30 años, seguir haciendo lo que amo.
