La pretemporada con los partidos de verano estuvo lejos de ser lo que se esperaba y Peñarol se paró de cara a un nuevo campeonato con más dudas que certezas. Perdió los dos clásicos que jugó, cayó ante Newell’s y logró un triunfo por la mínima ante Belgrano. Fue en uno de los clásicos que un video se hizo viral, cuando Aguirre, mirando el piso, le dijo a Verzeri, su ayudante, “hay que trabajar mucho”.
Tras la pretemporada, y con el plantel renovado respecto al 2023, comenzó el torneo Apertura con un sufrido triunfo 2 a 1 ante Cerro Largo. Pese a las dudas que dejó el equipo, este iba a ser el comienzo de una primera parte arrolladora.
Los números de esa primera parte fueron contundentes. Ganó trece partidos e igualó tan sólo dos (ante Nacional 0 a 0, y ante Liverpool 2 a 2). No perdió y además fue el equipo que menos goles recibió con siete tantos.
La primera derrota y el golpe final
El comienzo del Torneo Intermedio trajo consigo la primera derrota para el equipo de Aguirre. Fue como visitante ante Wanderers en el Parque Viera; luego igualó con Racing y las alarmas se encendieron. Sin embargo, volvió a salir lo mejor de Peñarol y el elenco carbonero se hizo un lugar en la final.
Su rival para esta instancia fue Nacional. El partido terminó igualado a uno, y en la tanda de penales los tricolores fueron superiores y alzaron la copa. Este golpe generaba dudas sobre cómo iba a repercutir de cara al cierre del Campeonato Uruguayo.
Un cierre perfecto
El inicio del Torneo Clausura fue irregular, con una derrota clásica por 2 a 1 ante Nacional, que dejaba al “bolso” muy cerca del carbonero en la tabla anual. Sin embargo, luego de esa fecha, Peñarol sumó todos los puntos que jugó, sin dejar ninguno por el camino.
Esto permitió que obtuviera la tabla anual, el Clausura y, como ya se había quedado con el Apertura, se consagró campeón uruguayo sin necesidad de disputar finales, un hecho que tan sólo dos equipos habían obtenido antes, Nacional y Danubio.
Papel internacional más que destacado
Peñarol venía de dejar una pésima imagen en el plano internacional, luego de haber terminado la fase de grupos de la Copa Sudamericana sin sumar ningún punto. Esto presentaba un desafío enorme para Diego Aguirre, que debía dar vuelta esa imagen.
Y todo arrancó cuesta arriba, ya que perdió en su debut ante Rosario Central y en Brasil ante Atlético Mineiro, sumando tres puntos ante Caracas en Montevideo. La segunda mitad de la fase de grupos fue perfecta, sumando nueve puntos de nueve, con dos triunfos claves en el Campeón del Siglo (Rosario Central y Mineiro) y una gran victoria en Venezuela.
Luego de vencer a The Strongest, se topó con la primera parada difícil, Flamengo. Gracias a un enorme triunfo en el Maracaná con gol de Javier Cabrera y un empate en Montevideo, los de Aguirre dejaron a uno de los favoritos por el camino.
Y la ilusión carbonera iba a llegar hasta las semifinales, instancia en la que estuvo a la altura. Un pésimo arranque de la segunda mitad en Brasil hizo que Botafogo lo venciera 5 a 0. Sin embargo, en Montevideo, Peñarol dio pelea y lo derrotó 3 a 1 en un partido dónde fue muy superior, y pese a no lograr llegar a la final, la campaña internacional fue muy festejada por sus hinchas.
Las claves del Peñarol campeón
Son muchos factores los que llevaron a que Peñarol lograra el año que hizo, el cuál rozó la perfección. Lo primero fue que el entrenador pudo armar un plantel acorde a su idea de juego y que podían adaptarse perfectamente a la idea de Aguirre. Luego está la convicción y convencimiento por parte del equipo que, creyendo en los objetivos planteados en la previa, trabajó hasta el cansancio para lograr cumplirlos. Y finalmente, algo que muy pocas veces sucede en nuestro fútbol, la directiva logró hacer un esfuerzo para mantener el plantel durante todo el año y los refuerzos que se trajeron a mitad de temporada sumaron y fueron importantes como relevos para afrontar la doble competencia.
En ese plantel, si bien hay un montón de futbolistas que rindieron a niveles excepcionales, se destaca lo hecho por Leo Fernández, que fue el mejor jugador del campeonato y pieza fundamental para destrabar partidos e incluso ganar encuentros. Como individualidad, en momentos en que lo colectivo no funcionaba, fue determinante.