A poco más de un mes de la Copa del Mundo de Catar, los reclamos de la decisión de FIFA de jugar la máxima justa mundialista en ese país sigue dando que hablar. A las muchas voces contrarias a que Catar acoja el Mundial se ha sumado una parte importante de Francia. Hasta siete ciudades, entre ellas la capital, han hecho oficial que no emitirán en pantallas gigantes los distintos compromisos que se jueguen. Un gesto en señal de protesta por el impacto ecológico y la abolición de los derechos humanos que supone que se celebre el torneo organizado por la FIFA en tierras del Golfo.
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Lille fue la primera de las ciudades en oponerse. Lo hizo el pasado fin de semana, y posteriormente la siguieron otras como Estrasburgo, Rodez y Burdeos.
En un comunicado, Marsella se adhirió en las últimas horas a la causa: “Comprometidos con los valores de compartir, la solidaridad en el deporte y la construcción de un lugar más sostenible, no podemos contribuir a la promoción del Mundial de 2022 en Catar, que se ha convertido en un desastre humano y ambiental”, reza el escrito.
Pierre Hurmic, alcalde de Burdeos, también ha sido tajante en su exposición: “Realmente me hubiera sentido cómplice”, ha defendido en un vídeo de tres minutos. París también se ha opuesto frontalmente a que se retransmitan los partidos de la cita mundialista. Sorprende, sin embargo, que ocurra cuando el equipo más importante de la ciudad, el PSG, luce habitualmente la imagen de Catar en todos lados, ya que su propietario es el emir.