Di Candia nos recibió en su despacho para conversar sobre las ideas que tiene, el desafío que enfrenta y hasta sus miedos. Sabe que una buena gestión puede ser la puerta para que la sociedad y el sistema político pierdan su desconfianza hacia la capacidad de los jóvenes para hacerse cargo de responsabilidades trascendentes.
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¿Nunca te imaginaste que ibas a terminar como intendente de Montevideo?
No, la verdad es que no. Obviamente que cuando uno acepta estar en una nómina de suplentes está asumiendo una responsabilidad, y sabe que eso puede llegar a ser factible en algún momento, pero en los hechos no me lo imaginaba. Yo era el tercer suplente y había dos compañeros por encima de mí, y además dos compañeros jóvenes que tenían la posibilidad de asumir. Además yo tenía un cargo presupuestado en la Junta Departamental. Si bien uno en estas cosas no calcula mucho, cuando llega fin de mes y, sobre todo, cuando uno es padre, de algo tiene que vivir. Haber dejado de lado ese cargo presupuestal por el que concursé cuatro o cinco veces tampoco fue una decisión fácil. La verdad es que no me lo imaginaba. Estaba arriba de la mesa, pero llegó el momento de tomar una decisión y la tomé, un poco en familia y un poco con la almohada, con la convicción de que tenía una responsabilidad que había asumido en su momento.
Cuando decidiste asumir esta responsabilidad debió ser un poco complicado… Es decir, el intendente de Montevideo uno siempre lo ve como un cargo muy lejano por sus competencias. Te habrás preguntado qué es lo que podrías hacer o si te daría el cuero para llevar adelante una función tan importante. ¿Cómo te sentís ahora a un par de meses de esta decisión?
Mirá, una de las primeras charlas que tuve fue con mi hijo Salvador y él me dijo: “Papá, te quedaba mucho más lejos la prosecretaría de la Junta Departamental que los 10 metros que te separan de la prosecretaría de la oficina de Daniel”. Esas fueron las palabras que me dijo y me quedé con eso: es cierto, para mí era mucho más lejana la gestión de la Intendencia allá (en la Junta Departamental), incluso habiendo atendido comisiones legislativas. Pero después de haber estado cuatro años en la prosecretaría y muchas veces como secretario general, uno va tomándole el pulso y la temperatura a las diferentes áreas de la Intendencia. Obviamente, no es lo mismo cuando te sentás acá, la mochila es otra. Si bien ya no tenés demandas de arriba, porque en la prosecretaría tenía demandas de abajo y de arriba, acá la última palabra de muchas cosas delicadas termina siendo tuya. Creo que es un desafío hermoso en todo sentido, el desafío de poder asumir definiciones políticas en cosas que uno siempre defendió y peleó, el desafío de tratar de darle una impronta propia a una gestión que viene muy bien. Porque además ahí también hay todo un debate: había los que me decían “acá no muevas mucho que la gestión viene bien”, pero yo soy yo y es complicado no tener un poco de impronta personal. Estoy satisfecho y contento con lo que venimos haciendo.
Se ve que hiciste ese camino, ese tránsito, con bastante éxito por lo que dicen los sondeos de opinión pública. Vos pasaste del ámbito legislativo municipal a un cargo de gestión, por supuesto no al cargo de intendente, pero a una responsabilidad en el ejecutivo que te va acostumbrando a los problemas de la gestión. Ahora tenés la posibilidad de gestionar por lo menos un año y las encuestas dicen que la gente está bastante contenta con tu trabajo.
Sí, incluso en los diferentes tramos etarios que mide la encuesta los números dieron bien. Dio mucho mejor de lo que nosotros pensábamos que iba a dar. Pensábamos que nos iba a dar un 20, un 25, porque iba a haber un grado de desconocimiento muy alto. Pero la verdad es que el desconocimiento no era tan alto. Se ve que la prensa que pude hacer como prosecretario le llegó a la gente y capaz que es una especie de luna de miel. Veremos cómo sigue después, pero estamos contentos porque no solamente dieron bien los números del equipo de la Intendencia y del intendente, sino que mejoraron unos cuantos números en torno a áreas que son sensibles, como espacios públicos y transporte. Mejoró incluso la valoración de la limpieza de la cuadra donde vive la gente, así que fueron resultados interesantes en todo sentido.
En este año que te queda para gestionar el municipio, ¿cuáles van a ser tus prioridades? ¿Qué cosas querés dejar con tu impronta que se noten en la ciudad o en la vida de los montevideanos?
Bueno, dos cosas: por un lado hacia la interna de la Intendencia y por otro lado en el sistema político y hacia afuera. Creo que hay un desafío importante y lo tengo adentro en el día a día de la negociación de las definiciones, que tiene que ver con que nos acostumbremos como sociedad a que puede haber alguien menor de 50 o de 60 años de edad, asumiendo un cargo de responsabilidad. Que lo puede hacer con compromiso, con honor, con responsabilidad y que puede hacerlo bien. Creo que para la sociedad y para el sistema político es importante. En lo que tiene que ver con la gestión del día a día, hicimos un recorrido por todos los departamentos buscando valorar cómo venían los compromisos de gestión de cada año y los objetivos y las metas de gestión están muy controladas en el sentido de la planificación. La característica de Daniel era esa y la puso muy adentro. La forma en que gestionamos dentro de cada uno de los departamentos en general se viene cumpliendo, que es el primer objetivo para llevar el buque, como nos propusimos en 2015, a buen destino. Después, principalmente toda la materia medioambiental para mí es una agenda que a la izquierda le ha costado en general y en Montevideo estamos muy lejos en algunas áreas. Nos falta una transformación cultural importante, sobre todo en la gestión de los residuos y en la forma como la ciudad, y diría todo el país, gestiona los residuos. Trataremos ahí de darle alguna impronta y algunas medidas ya hemos ido tomando. También la innovación: ahora vamos a apuntar las baterías para que setiembre sea un mes de innovación con varias novedades para la ciudad. La Intendencia maneja una cantidad de datos impresionante y tenemos las herramientas digitales como para que eso vaya en beneficio cotidiano de la ciudadanía. La Intendencia muchas veces es utilizada como el ejemplo de edificio pesado, burocrático, gris, aburrido y en realidad tenemos las herramientas como para que la Intendencia no solamente esté en la web, sino para que esté en el bolsillo de la gente y mucho más cercana en el día a día. Y no solamente en el “cómo ir”, que lo usamos muchas veces, sino que también hay dónde ir, cómo hacerlo. Y los vínculos que tiene cada uno de los ciudadanos con la Intendencia son enormes: es extensísima la línea de contacto. En el espacio público, trataré de gestionar intentando que la ciudadanía transite, utilice y disfrute la ciudad con otro cuidado del espacio. Creo que el propio sistema en el que vivimos, que es absolutamente individualista, ha llevado a que el espacio público, si bien es de todos, termine siendo de nadie, cuando en realidad es tuyo, es mío. Hay que cuidarlo desde otro lugar y vamos a tratar de encarar la gestión por ahí. En principio mis prioridades van por esas tres áreas porque un año tampoco es mucho tiempo y no podemos pensar en proyectos muy grandes; el presupuesto ya está asignado y pueden hacerse pocos movimientos. Vamos a relanzar algunas cosas que estaban quizás un poco dejadas de lado, por ejemplo, levantamos la posibilidad de peatonalizar las primeras tres cuadras de la calle Buenos Aires, frente al Teatro Solís hasta Ituzaingó, que era un proyecto que había quedado un poco de lado y parece importante seguir avanzando en ese proceso hacia el casco histórico. Volvimos a poner sobre la mesa la posibilidad de retomar la estación o, más bien, la terminal de Kibón, que es un lugar inutilizado para el transporte capitalino y que podría tener un lindo espacio público. Dentro de los proyectos que estaban en carpeta vamos a tratar de reflotar algunos que den una impronta un poco más asociada a la visión de ciudad que tenemos.
Christian, estás lleno de ideas para la gestión…
Cuando uno se sienta acá, de repente dice: cuánta cosa quiero hacer y tengo un año. Me encantaría recuperar, y lo vamos a plantear, el espacio del Prado de la ARU. Yo sé que va a generar algún debate pero me parece que es importante.
Pero pasar de un conjunto de ideas y proyectos a plasmarlos en la realidad es lo que define las condiciones para la gestión.
Por supuesto los directores y las directoras de acá tenemos un compromiso para seguir trabajando con el mismo equipo, que es el mismo equipo que viene trabajando desde 2015, pero cada uno de ellos también tiene sus prioridades y, más allá de la línea jerárquica que existe, tratamos de hacer un trabajo en equipo, y hemos estado negociando un poco los cambios que pueden haber. Yo no voy a venir a ningún departamento con una aplanadora porque ahora sea el intendente. Yo fui electo con un equipo junto con una gestión que era la de Daniel Martínez.
Te quiero consultar con respecto al otro aspecto de tu gestión, porque me parece muy importante. Vos definías como una prioridad de tu gestión la parte hacia afuera, hacia el sistema político. La impresión que tengo es que, cuando estuvo el debate de quién podía ser el nuevo intendente que asumiera de los cuatro suplentes de Martínez, había cierta desconfianza, por lo menos en la izquierda, justamente hacia vos y hacia Fabiana Goyeneche, por ser los más jóvenes. ¿Vos sentís que con tu gestión estás demostrando que los jóvenes pueden asumir responsabilidades de este nivel?
Sí. Sin duda creo que la batalla no es sólo con el resto del sistema político. En la izquierda tenemos una gerontocracia fuerte. Todos lo sabemos. Yo mismo he reclamado públicamente los últimos años y al propio Tabaré se lo planteé cuando nos vimos. Yo creía que así como en este período debería haber existido un recambio de gabinete que generara una renovación importante, sobre todo uno tiene que tirar la bocha un poco más a mediano y largo plazo y tener en cuenta que en los procesos políticos también tiene que haber un proceso de formación, para de ahí ir dando ingreso a otras generaciones que poseen capacidad de gestionar. Porque nosotros construimos intergeneracionalmente. Uno no quiere que sean todos jóvenes ni que sean todas mujeres, ni todos hombres…
Muchas veces lo que se quiere de los jóvenes es que militen, que muevan las banderas, repartan los volantes, den discusión política pública, pero la gestión queda reservada para generaciones más viejas.
Igual creo que nosotros generacionalmente tampoco tenemos que ocupar el lugar de los que son verdaderamente jóvenes. yo tengo casi 40 años, tampoco puedo ponerme en el lugar del joven de 20, y a veces escucho gurises de 20, 22, 23 años…
Pero en Uruguay sos un pibe.
En Uruguay soy un pibe, lo tengo clarísimo. Pero que esto se transforme va también en que nosotros no ocupemos ese lugar. Está bien: soy joven para el sistema político, pero mirá que hay gurises de 20, 22, 25 años que andan volando. Vos hablás con ellos y muchas veces me ven a mí como parte del statu quo. Me ven como parte del establishment y yo creo que está bien que quieran tirarme. Me parece bárbaro. Por más que yo intente no jugar en ese lugar, soy el intendente de Montevideo y entonces está bien que a mí me vean como parte de eso. También los quiero conmigo, los quiero movilizados, los quiero en la calle. A mí la otra vez me planteaban: “Te van a hacer una movilización en la explanada” y a mí me parece bárbaro. A mí me gusta la gente en la calle.
¿Cómo te llevás con el sindicato en la Intendencia, con Adeom?
Por ahora vengo bien, obviamente tenemos diferencias. A mí no me gusta hablar por el sindicato, pero creo que Adeom tiene esta característica y es la característica de la insatisfacción compartida a la hora de la negociación. Cuando uno va a negociar pensando que es todo o nada, bueno, siempre va a quedar faltándole algo. Es imposible para todos los que nos tocó en algún momento estar en ese lugar. Yo estuve un par de años como presidente del sindicato en la Junta Departamental. Ayer comentaba que incluso me tocó paralizar por primera vez una modificación presupuestal al Frente Amplio en el año 2013, pero teníamos una plataforma de 10 puntos que, además de tener un trabajo memorable -meses trabajamos para esa modificación presupuestal-, teníamos muy buenos argumentos. Sabíamos que íbamos a negociar tres o cuatro puntos. Eso es lo que se iba a poder hacer.
Ahora estás del otro lado.
Y desde el otro lugar te digo lo mismo, si vos me pedís 10, bueno, vamos a ver hasta dónde nos movemos. No hay más remedio.
Christian, sé que es temprano para preguntarte esto, y que todavía está la campaña electoral nacional, pero ¿te gusta el cargo? ¿Has pensado en la posibilidad de aspirar a ser el candidato del Frente Amplio en las elecciones del año que viene?
Mirá, el hecho de haber dejado la Junta Departamental a mí me movió de lugar. Hubo un momento en el que contaba con una planificación de vida en la que tenía ese cargo concursado. Estaba bien con eso y renuncié. Renuncié para asumir como intendente, y en junio de 2020 entregaré las llaves y veremos qué pasa en todo sentido. Eso te cambia de lugar. He sido toda la vida un militante. Yo en el año 2010 dejé toda la actividad política. Me dije que esto no era para mí. La abandoné pensando que estaba lleno de serruchos el ambiente. Me dije: no es para mí y cuando quise ver ya estaba presidiendo un sindicato, estaba ayudando a organizar una ONG, en un club de fútbol del barrio… Es decir, siempre he hecho cosas en colectivo, me considero un militante, partidariamente o no, siempre voy a estar participando. La Intendencia me gusta, me encanta realmente, y yo no lo sabía cuando asumí la prosecretaría.
No todo el mundo tiene vocación municipal.
No, no. Es más, te diría que el ámbito nacional, si lo comparo, no me gusta tanto como el departamental. Ahora yo asumí un compromiso con este equipo que es entregar las llaves en julio de 2020, entre otras cosas porque entiendo que ya sucedieron muchas renuncias y no sé si estaría bien que yo en febrero del año que viene renuncie para hacer una campaña. Si vos me decís en 2024 o 2025… bueno, ahí sí puede ser una posibilidad, me encantaría. Depende del Frente, depende de los sectores y yo tampoco tengo atrás un sector con muchísimo caudal electoral, así que dependerá, en todo caso, de la gente y de cómo se valore todo este proceso.
De repente el Frente Amplio te lo pide antes.
¡Ah, bueno! Ese será otro cantar.