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Doña Bastarda 2018: Los monstruos revelación del Carnaval

Nada es de la noche a la mañana; la murga Doña Bastarda tuvo todo un proceso artístico que fue creciendo, cambiando de nombre, hasta llegar a redondear un gran espectáculo para esta nueva edición del Carnaval uruguayo.

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Caras y Caretas Diario

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Por Edgardo Buggiano   Tarde de sábado, local de ensayo de la murga Doña Bastarda en el club Congreso. Todo el elenco prepara la puesta en escena para la segunda rueda del Concurso Oficial. Los muchachos son obsesivos con el trabajo, corrigen y corrigen. A las cinco y algo hay que salir para Maldonado donde tienen agendados cuatro tablados. Nada queda librado al azar, desde el objetivo, que era pasar la prueba de admisión, al presente en el que miran con entusiasmo la lucha en el concurso, y lo más arriba posible, pasando por el próximo paso que es la entrada a la Liguilla. Allí nos atendió Camilo Abellá, director y letrista de esta Doña Bastarda, que es la revelación del Carnaval 2018.   Título nuevo, pero con gente que ya ha salido en Carnaval. Doña Bastarda es un proyecto artístico que viene desde hace años. Varios nos conocimos en murga joven, allá por 2013. En 2014 tuvimos como un acto de locura al dar la prueba de admisión, nos prestaron el título Ecos de Camión y no pasamos. En 2015 volvimos con casi el mismo grupo artístico, nos cedieron por un año el título Eterna Madrugada; en este segundo intento pudimos pasar, y lo mismo sucedió al año siguiente con La Lunática. Quizás no todo el mundo sabe que tener un título cuesta dinero, y nosotros lo necesitábamos para financiar otras cosas, cuestiones de micrófonos, ensayos, trajes, o sea, no teníamos a nivel Carnaval nuestra empresa armada, que te permitiera tener tu propio nombre. El año pasado [2017] sacamos La Lunática]. Doce compañeros que estaban allí, más algunos que estuvieron en Alicia, se incorporaron, otros que estaban en Curtidores y en Araca, reforzamos la murga a nivel coral y sacamos nuestro propio título. Doña Bastarda, justamente, viene por ese lado de hijo no reconocido de varias murgas en las que estuvimos. De ahí que la murga es debutante, igual que el título, y hasta te diría que para nosotros todo es muy nuevo, porque la mayoría estamos haciendo nuestro tercer año de Carnaval. Pero en sí a nosotros no nos sorprende lo que estamos haciendo, porque este es un proceso que viene de hace varios años, nos conocemos, lo estamos armando desde hace años, y con esto venimos creciendo artísticamente todos juntos.   Con La Lunática estuvieron ahí de entrar a la Liguilla el año pasado. Sí, pegamos en el palo, estuvimos a nueve puntos nada más. Con base en eso se dio el proceso creativo de este año; habíamos perdido muchos puntos a nivel estético, visión global, vestuario, maquillaje; teníamos un espectáculo que era muy abstracto, se llamaba “Las elites”. También el proceso fue medio torpe, porque faltando un mes y medio para carnaval, se baja sesenta por ciento de la murga, junto a ellos parte de los letristas, puesta en escena. Apareció gente nueva, cedieron el título sólo para la prueba de admisión y ver qué pasaba. Ahí yo conozco a Emiliano Tuala, que aparece por un contacto de la murga que lo arrima, y fue todo a los tumbos. En ese momento, a un mes de la prueba de 2017 es que nace este proceso de hoy, con el bloque artístico que sigue hasta ahora. Este año, para empezar, nos propusimos tapar aquellos baches artísticos que teníamos, ya de entrada pensamos un espectáculo más global, “Cuentos de terror”, estético por sí mismo, y desde la narrativa te abre un montón de tramas. Y el espectáculo en sí va paseando por todos esos lados, desde los lugares de humor, hasta los lugares más conceptuales, como la cárcel, en el que hacemos una referencia más directa a donde se encierra a los monstruos sociales.   Hablando de los prejuicios en ese caso. En realidad, lo primero fue el lugar simbólico donde encierran a los monstruos; planteamos un juego, no sólo la cárcel es un elemento separador. Así como los barrotes en la cárcel, en el día a día los prejuicios funcionan como elementos que separan a unos de otros.   ¿Cuándo comenzaron a trabajar con la murga? En abril, bien temprano, aunque en febrero estábamos con La Lunática, y con Emiliano ya teníamos pensado el cuplé de “La cárcel”, por ejemplo. Somos medio ansiosos, a esta altura del año ya tenemos varias cosas y sabemos cómo va a ser el año que viene. Arrancamos con mucho tiempo, eso nos permitió llegar a la prueba de admisión bien trabajados, con todos los detalles pulidos.   Vos y Emiliano trabajaron los textos, pero apuntaron alto en lo técnico: Pinocho Routin en la puesta en escena, José Dorta en maquillaje, vestuario y escenografía. Lo poco que había fue bien invertido. Lo de Pinocho fue gracioso; o hacíamos nosotros la puesta, para lo que nos teníamos fe, pero decidimos pensar hasta en algo medio utópico. Habíamos quedado encantados con lo que Pinocho hizo con las madres en Don Timoteo el año pasado, y como este es un espectáculo con monstruos, había hasta lugares comunes en la estética. Conseguimos su teléfono a través de un periodista, lo llamamos y le mandamos los textos del cuplé de “La cárcel”, vino a un ensayo, quedó encantado por cómo cantaba la murga, con las letras, y se enganchó de un toque. Fue increíble esa situación.   La murga es pareja cantando, en las letras, los movimientos, como que está armada de forma muy coordinada. Tratamos de que todo juegue a favor del espectáculo, sobre todo a nivel arreglos y a nivel musical, cuando hablamos de un cuento de terror, cuando vamos a la cárcel, a lugares más bajos, usamos cumbia villera, hay momentos de misterio y oscuridad en los que se usa música acorde a lo que se está diciendo. La canción final no es una canción tradicional, en la que salen los solistas, es más a nivel temático, que es la pesadilla. El saludo, sin ir más lejos, no es muy tradicional, es más en función de presentar a esos monstruos, pero oscuros, sicodélicos, pero sí netamente murgueros.   En la puesta, lo que a llamado más la atención es ese ropero que tienen para separar los momentos de la actuación. Esa es la mano de Pinocho. El cuento es así: un día estábamos en un ensayo y apareció con una maquetita de cartón con unas servilletas engrampadas. Nos juntó a todos en ronda y nos dijo: “Miren gurises, estos es un ropero como de tres metros y va a ser la escenografía que vamos a usar. Lo bueno es que la vamos a usar tipo puesta en escena. Va a interactuar con el espectáculo, va a tener rueditas así y así, va a ir corriendo, acá las puertas que las vamos a usar de esta manera”. Lo mandamos a hacer con el padre de nuestro cupletero, Imanol Sibes, que es arquitecto. Nos dio tremenda mano en ese sentido; en dos o tres días teníamos el ropero pronto para ensayar. No lo pudimos meter al club porque no entraba por la puerta y tuvimos que ir a una plaza a ensayar. Fue muy cómico, estábamos a dos días del teatro. Llegamos al Mercado Agrícola y había una cuerda de tambores que daba vueltas a la manzana, entonces ensayábamos diez minutos, parábamos tres, volvían y parábamos, pasaban y seguíamos, así toda la noche.   La murga la integra un chileno, Matías Sánchez, que vive en Santiago. ¿Cómo lo conocieron? Mati es un amigo que conocimos en Tripulantes de la Farsa, en murga joven, en la que estuvimos varios de los que estamos acá. Resulta que nuestro sobreprimo, Jorge Ávila, tuvo un problema de garganta y estaba muy mal antes de comenzar el Carnaval. Se empezó a hacer estudios y tenía una “pelota” en la puerta de la garganta, que sólo con cirugía se podía arreglar, por lo que para cantar iba a estar disminuido. Fue a un otorrino, lo empezaron a medicar, Jorge se cuidó como loco, y ahora no está al cien por ciento, pero anda en un ochenta por ciento. Mati no subió hasta ahora.   Se dice que son la revelación porque aguantaron la presión de ir el mismo día que Saltimbanquis en la prueba de admisión y cantaron igual y bien, y varias cosas más. Para mí son la revelación por que tienen un libreto en el que dicen lo que quieren decir, sin perder la esencia de la murga. Es que acá hay unos bloques de cuna de murga tradicionales y nuevos al mismo tiempo. Acá somos muy fanáticos de Contrafarsa, y hay unas cuartetas así, pero también somos muy fanáticos del estilo de La Unión y hay cuartetas tipo Saltimbanquis. Hemos ido intercambiando mucho los gustos y generando una muy linda fusión, en el sentido de cómo vivimos la murga. Entonces somos gurises jóvenes, que venimos de murga joven, pero el planteo de la murga es más tirando a tradicional. De ahí que la estética de la murga se da naturalmente, no es algo que nosotros forcemos, es el punto de encuentro que tenemos entre todos nosotros y en el que nos sentimos cómodos. Con respecto a lo de revelación, claro, antes de empezar Carnaval teníamos una confianza bárbara en el espectáculo que teníamos. Después, cómo pega la murga en los tablados, en la gente, cómo se corre la bola; a eso no estamos acostumbrados, y eso sí nos sorprendió. El nivel del que se habla de la murga en la calle, en las redes, nos hace muy bien. Hemos pasado por otros procesos de murga en el que no nos salían tan bien las cosas, y a través de a eso aprendimos, y tomamos con bastante tranquilidad eso de ser la murga revelación. Eso a nosotros no nos cambia en el proceso artístico y seguimos siendo los mismos, y la ambición de seguir creciendo será la misma aunque nos vaya mal. La murga ya hizo su segunda pasada por el teatro Ramón Collazo, los objetivos fueron creciendo, de aquellos veinte minutos redondos de la prueba de admisión, en la que se habían sacado cupos, el espectáculo fue creciendo casi en forma obsesiva, se había puesto la vara muy alta en lo textual, pero lograron redondear el espectáculo, se dieron cuenta de que a la gente le gustaba y lo profundizaron. Hoy la meta es la Liguilla. Para nosotros el objetivo está cumplido: están para estar entre las diez mejores.

***

  FICHA TÉCNICA Dirección escénica y arreglos corales: Camilo Abellá. Textos: Emiliano Tuala y Camilo Abellá. Puesta en escena: Pablo Pinocho Routin e Imanol Sibes. Vestuario y escenografía: José Dorta. Coro: Sebastián Bandinelli, Rodrigo Rissotto, Michael Cabrera, Marcelo Freitas, Luis Méndez, Jorge Ávila, Nicolás López, Matías Sánchez, Gastón Abellá, Diego Balbuena, Pablo Fernández, Agustín Ríos, Mario Marcucci e Imanol Sibes. Batería: Marcelo Sanguinetti, Santiago de los Ángeles y Juan Manuel Pereyra.  

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