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Economía economía | El Niño | cambio climático

Ese fuerte viento que sopla

Economía y geopolítica cada vez más dependiente del clima

Los analistas coinciden: fenómenos climáticos como El Niño y La Niña tienen profunda incidencia en la economía en la geopolítica.

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Se viene una intensa temporada de El Niño. Estos no son fenómenos nuevos, pero en los últimos tiempos la realidad e impacto del cambio climático ha sido tal en el ambiente y en las actividades humanas que el seguimiento y análisis de las Ciencias de la Atmósfera están presentes en todas las actividades y muy especialmente en la economía a escala planetaria.

Clima, medio ambiente y economías

El Niño y La Niña son fenómenos climáticos de siempre, que tienen que ver con realidades a un lado y otro de los hemisferios, pero la transformación fundamental es que el cambio climático ha intensificado sus efectos y sus consecuencias sobre el medio y la actividad. El clima está cobrando la acción humana indiscriminada y le está pasando factura al planeta y a las comunidades.

Estos dos fenómenos son etapas donde las temperaturas del agua atípicamente cálidas/frías en el Océano Pacífico oriental. El ciclo entre ambos se conoce como El Niño Oscilación del Sur y es la fuente más importante de variabilidad año tras año en el sistema climático global. Su amplio impacto en los patrones climáticos es más agudo en los trópicos y el África subsahariana, donde muchas economías dependen de la pesca y la agricultura de secano. De esta forma zonas con mayores debilidades son en general mucho más afectadas.

Qué se espera y qué impactos tendrán

Para los próximos meses se pronostica un fuerte impacto del conocido fenómeno del El Niño, que probablemente alterará los patrones climáticos globales a principios de 2024.

En un artículo reciente publicado en Peterson Institute (PIIE), escrito por de Cullen S. Hendrix, se analiza los impactos de la previsión de esta temporada Niño con sus efectos sobre la actividad económica a nivel general. Y se destaca en ese informe que las investigaciones sugieren que el fenómeno podría sumar a las tendencias complicadas en términos de la actividad y el crecimiento ya que en este momento sumaría a “restringir el crecimiento económico, empeorar la crisis de deuda del mundo en desarrollo y estimular conflictos armados en regiones muy afectadas”.

Los organismos económicos multilaterales y de financiamiento, así como los gobiernos no pueden ser indiferentes a estos pronósticos. En el mismo trabajo mencionado de PIIE se hace referencia a un artículo reciente publicado en Science, de Christopher Callahan y Justin Mankin, quienes atribuyen pérdidas económicas masivas a los persistentes efectos negativos de El Niño sobre el crecimiento, estimando pérdidas totales de 4,1 billones de dólares y 5,7 billones de dólares durante El Niño de 1982-83 y 1997-98, respectivamente.

Pero además, un concepto a destacar es que los efectos no son de corto plazo sino que perduran en el tiempo y más cuanto mayor magnitud tienen. Esto se debe a que afectan la actividad agropecuaria, pero también afectan la generación de energía, la infraestructura y aspectos más que tienen que ver con la salud y otros niveles de las comunidades. En concreto, se subraya que las estimaciones sugieren que las “pérdidas derivadas de estos fenómenos meteorológicos podrían persistir hasta cinco años, incluidos los efectos compuestos de la pérdida de crecimiento e inversión, los daños a la infraestructura debido a deslizamientos de tierra e inundaciones y los brotes de enfermedades”.

Clima más COVID, una combinación terrible

Los efectos más graves están en las economías emergentes ya que arrastran desafíos y ahora se agravan con atrasos en desarrollo, debilidad de inversiones, restricciones muchas, faltas de infraestructuras de todo tipo y niveles enormes de pobreza desigualdad y acceso a la tecnología. Con niveles de deuda preocupantes, en un contexto de aumento de los niveles de interés el clima agrava las debilidades.

Las economías con más debilidades son las que peor fueron golpeadas por el COVID y lo son por el clima. La recuperación es mucho más compleja, costosa y con falta de recursos. Pero además, lejos de avanzar en los consensos y de los espacios de cooperación alternativas para achicar distancias, las relaciones y discrepancias se han agravado.

En este contexto una previsión climática que suma dificultades incrementa las debilidades y agranda los desafíos. Ya existen antecedentes varios que amerita repasar, por ejemplo varios expertos coinciden que la crisis de deuda de América Latina (1982–83) como la crisis financiera de Asia Oriental (1997–98) coincidieron con algunos de los El Niño más fuertes de la historia.

Nueva realidad global, nuevo jugador

Al respecto la alerta está hecha. Cullen S. Hendrix (PIIE), en el trabajo ya citado, señala que las crisis de deuda de muchos países son tema de amplios debates que involucran al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las naciones acreedoras, pero no se han logrado acuerdos amplios.

Pero el mundo ha cambiado y está China como nuevo jugador y en este sentido existen casos que se ha avanzado en este tipo de cooperación necesaria con el nuevo jugador en la cancha.

Existen más que evidencias de la relevancia que juega China en el mundo y en la cooperación para abordar el sobreendeudamiento del mundo en desarrollo. Un fenómeno como El Niño, con intensidad en los meses que se vienen, puede ser determinantes y acrecentar algunas realidades que se vienen dando a nivel global.

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