El comportamiento del dólar en Uruguay durante los primeros meses del año 2024 ha mantenido una tendencia estable, reflejando una continuidad con respecto al año anterior. A nivel global y local, no se vislumbran señales claras que indiquen un cambio significativo en el tipo de cambio en los próximos meses, lo que ha generado ciertas preocupaciones y reclamos en diversos sectores.
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En el último día hábil del primer trimestre, el dólar interbancario cerró en $37,552 en el promedio interbancario, mostrando un ligero aumento del 0,12% en comparación con el día anterior, según datos de la Bolsa Electrónica de Valores (Bevsa). Las transacciones alcanzaron los US$ 43,8 millones, con precios oscilando entre $37,52 y $37,60.
En lo que va del año, la moneda estadounidense ha experimentado una caída del 3,76%, manteniendo una tendencia bajista que se arrastra desde hace tiempo. De hecho, el cierre de este período marcó el nivel más bajo desde agosto de 2023.
Esta situación contrasta con el cierre del año anterior, donde el dólar finalizó con una disminución anual del 2,62%, continuando así una tendencia a la baja que se observa desde hace dos años. En contraste, en 2021 había registrado un aumento del 5,56%, completando una racha alcista de cuatro años consecutivos.
BCU no interviene
Uno de los aspectos destacados es la ausencia de intervenciones por parte del Banco Central (BCU) en el mercado de cambios para modificar la trayectoria del dólar. Esta política se ha mantenido desde agosto de 2021, reflejando una postura de libre flotación del tipo de cambio que el BCU considera crucial para mantener la credibilidad y estabilidad del sistema financiero.
La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, señaló que en Uruguay existe un mercado cambiario con una oferta sólida en dólares, explicando en parte el comportamiento actual del tipo de cambio. Destacó la entrada de dólares provenientes de exportaciones y de inversión extranjera directa, alcanzando niveles récord en este sentido.
Sin embargo, esta situación ha generado malestar en sectores exportadores, como el agro, que reclaman un tipo de cambio más elevado para poder equipararse a los costos y gastos operativos. La Federación Rural, por ejemplo, ha expresado su preocupación por el “eterno retorno del atraso cambiario”, argumentando que el dólar debería estar en torno a los $58 para ser equitativo con los costos actuales.