Entender el fenómeno que está afectando a dichas zonas geográficas se hace imprescindible para poder implementar políticas que cambien efectivamente dicha realidad. Las demandas por medidas para atender la problemática tienen ya mucho tiempo, pero en los hechos las pocas que se han adoptado son muy recientes y de poco impacto. Si bien es difícil la situación, nunca es respuesta que “no hay ninguna solución”.
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La alarmante realidad de frontera: diferencia de precios, desempleo, informalidad
La diferencia de precios a la compra de idénticos productos nos muestra que el costo de este lado del río cuesta un 150% más caro (Índice de Precios de Frontera de la Ucudal). Esto implica que, en promedio un producto que sale 250 pesos uruguayos comprado en Uruguay se compra en Argentina por 100. Esta distancia es más notable aun cuando se trata de productos como alimentos y bebidas alcohólicas con unas diferencias que llegan hasta 160%. Aun es peor si se mira productos de higiene personal y limpieza, en los cuales la brecha asciende a 200% y hasta 250%.
Tiene especial impacto esta realidad a nivel de los precios en los combustibles. Mientras del lado uruguayo el precio del litro de nafta súper se compra a 69,89 pesos, del lado argentino vale 21 pesos. Estando vigente para algunas zonas fronterizas el descuento del 39% del Impuesto Específico Interno (Imesi) el precio pasa a 42.633. Como se puede observar, aplicando el descuento de frontera el combustible en Argentina cuesta la mitad que en nuestro país.
La situación del desempleo es claramente gravísima, los datos no mienten. Todo el litoral (excepto Colonia) tiene tasas de desempleo estructurales por encima del 10% y en todos los meses los tres departamentos con mayores niveles de desempleo son del litoral, con niveles por encima del 14%.
Con la excepción de Rocha, absolutamente todos los departamentos que tienen frontera con Brasil o Argentina tienen tasas de desempleo por encima del 10%; agravado en la frontera con Argentina por el efecto del diferencial de precios y en la frontera con Brasil por la altísima informalidad de sus economías, donde en promedio 35 de cada 100 trabajadores trabajan en negro. El más extremo es Artigas, donde en 6 meses el desempleo pasó del 7% a más del 14% con niveles de informalidad que sobrepasan el 42%. Esto combinado con mayores niveles relativos de pobreza muestra una mezcla completamente tóxica para dichas economías regionales.
No se debe dejar de notar que hay tres departamentos que han ingresado en este selecto club de los que les va muy mal y no son de frontera. En Durazno el desempleo se multiplicó por 3 pasando de 3,2% a más del 10%. Por su parte, en Tacuarembó se duplicó, pasando del 5,6 a más del 10%. En Lavalleja también se mantienen durante este año tasas de desempleo mayores al 10%. En dichos casos la finalización de UPM y las obras del Ferrocarril Central ha tenido un impacto superlativo.
No solo es un tema de la coyuntura económica
La problemática de frontera no es nueva, pero en ausencia de medidas concretas y con una realidad cambiaria tan desajustada que se suma a la realidad argentina, concreta una bomba de tiempo para la economía fronteriza. La crisis que se describe tiene componentes estructurales y componentes de coyuntura.
No es lo mismo la frontera seca que húmeda. Por un lado, claramente hay una imbricación entre las economías de ambos lados de la frontera entre Brasil y Uruguay. Amén de una frontera seca que es una realidad con dificultades, que combinado con altos niveles de primarización y de informalidad, vuelve estructural la situación y más difícil su abordaje.
En la frontera con Argentina la diferencia de precios si bien es histórica la profundidad actual tiene un carácter más coyuntural, pero es claro que no se esperan cambios que reviertan la situación en los próximos años.
Centrémonos ahora en el hecho de que habiendo Mercosur (arancel cero para la venta de mercaderías intrabloque), la existencia de la diferencia muy importante de precios entre ambas márgenes del río Uruguay muestra que puede haber una apropiación de esta diferencia de precios. Muchos trabajos a nivel de realidades de frontera han evidenciado la existencia de la discriminación de precios y la captura de márgenes.
Esto puede evidenciar la existencia de una apropiación de renta absolutamente extraordinaria dado que nadie comercializa a pérdida. El comerciante argentino que vende a 100 no lo hace a pérdida, sino que tiene su ganancia incluida. Por lo tanto, se puede dar la situación en la que por cada 250 pesos que se gastan de este lado en productos idénticos exista una apropiación de 150. Hasta el 60% de lo que se paga por esos productos podría ser una ganancia extraordinaria.
Los que se apropian de dicha renta extraordinaria pueden ser muchos, en algunos casos las grandes importadoras exclusivas de Montevideo y en otros casos las propias multinacionales que manufacturan dichos productos, vendiéndolos a través de un sistema segmentado de precios a un lado y otro de la línea divisoria, empresas que venden los mismo de los dos lados.
Hablando de medidas. Cómo pasar de poco y nada a diseños adecuados
De no existir medidas de calado profundo que impacten fuertemente sobre estas condiciones que se describen más arriba, es claro que esta situación no solo no va a mejorar, sino que va a tender a empeorar, lo que implica claramente altos costos sociales en términos de empleo, comercio y dinámica económica.
Tan terrible y multidimensional crisis, en un territorio tan complejo no se resuelve con una sola línea de medidas ni en poco tiempo. Se deberían abordar programas tanto en el plano económico como social que atiendan rebajas impositivas, incentivos y fomento al consumo en el territorio nacional, impuestos que no aseguran la transmisión a precios, regulación y defensa de la competencia, medidas sobre las naftas y defensa de la competencia, entre otras.
Soluciones hay. Se debe profundizar con base en un riguroso análisis en alternativas y sus reales impactos. Hasta ahora las medidas sobre la mesa, más que gusto a nada, no solo no mueven la aguja, sino que muestran la falta de preocupación y voluntad política de hacer esfuerzos para soluciones efectivas.
«Con la excepción de Rocha, absolutamente todos los departamentos que tienen frontera con Brasil o Argentina tienen tasas de desempleo por encima del 10%; agravado en la frontera con Argentina por el efecto del diferencial de precios y en la frontera con Brasil por la altísima informalidad de sus economías, donde en promedio 35 de cada 100 trabajadores trabajan en negro»