La necesidad de inversión es fundamental para el crecimiento y la actividad económica, y en eso la la Inversión Extranjera Directa (IED) se hace fundamental. El año 2022 fue de baja pero con perspectivas de aumento para adelante. En esa baja, América Latina marcó la diferencia. La IED es vista como relevante siendo que se concreta como una fuente externa de desarrollo.
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De acuerdo al informe publicado por la Cepal, para el año 2022 la inversión extranjera directa “alcanzó valores récord” habiendo ingresado en la región 224.579 millones de dólares de IED, cifra que fue un 55,2% superior a la registrada en 2021 y el máximo valor desde que se lleva registro.
El aumento no se da por igual en todos los países ni en todos los sectores, pero su análisis amerita un repaso y proyección.
La región se ha vuelto atractiva desde el 2023 la IED no supera los 200.000 millones y en 2022 lo supera siendo el techo de la última década.
Desde 2013 las entradas de IED en la región no superan los 200.000 millones de dólares, lo que transforma la recuperación de 2022 en un hito importante para las inversiones de la ultima década. Esta recuperación se constató en las principales economías receptoras y se caracterizó por un marcado interés en las inversiones en servicios, hidrocarburos e infraestructura pero manteniendo algunas de las desigualdades de siempre.
El reto de atraer y retener inversión extranjera directa que contribuya efectivamente al desarrollo productivo sostenible e inclusivo de la región sigue más vigente que nunca, señala la Cepal, y esto se vuelve muy importante en un mundo con dificultades y con anuncios que vienen direccionados a la región.
Entre las complejidades se generan oportunidades que requieren de una acción activa para poder captarlas y aprovecharlas. Es de esta forma que el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs afirmó: “Hay nuevas oportunidades en una era de reconfiguración de cadenas globales de valor y de relocalización geográfica de la producción ante una globalización cambiante. A su vez, el mismo destacó que “el reto no solo es atraer y retener, sino maximizar la contribución de la IED al desarrollo, y para esto los países deben poner atención a las políticas de desarrollo productivo post-establecimiento, que incluyen el fomento a los encadenamientos productivos, políticas de agregación de valor y ascenso en las cadenas de valor, de desarrollo de recursos humanos, de infraestructura y logística y de construcción de capacidades locales”.
En un panorama complejo sube la inversión extranjera pero no todos los sectores ni las economías lo hacen de igual forma. Sube Latam ante una baja en EEUU y la Unión Europea y de los países que lideran el crecimiento es Brasil.
Brasil fue receptor de un total del 41% del total regional y que figura como quinto destino de la IED mundial, seguido de México (17%), Chile (9%), Colombia (8%), Argentina (7%) y Perú (5%).
El sector servicios fue el principal atractivo pero hubo recuperación de otras actividades. Dentro de servicios mejoraron los servicios financieros, electricidad, gas y agua, información y comunicaciones, y servicios relacionados con el transporte tuvieron la mayor participación en el rubro de servicios.
Estados Unidos 38% del total y la Unión Europea 17% fueron los principales inversionistas en la región, mientras que la IED proveniente de países de la misma región de América Latina y el Caribe tuvo un salto importante al pasar de 9% a 14% del total.
La importancia de políticas activas que atraen inversiones y las direccionan, así como los sectores que pasan a ser relevantes ahora y para adelante son aspectos fundamentales en los resultados. La transición energética es el sector de las oportunidades e impulsoras del crecimiento económico.