Pienso que debería alegrarnos a todos, lo que se hizo se habrá hecho inoportunamente, innecesariamente o con errores, pero con honestidad y legalidad. Quien tenía dudas debería estar contento de que, al margen de las opiniones políticas y las discrepancias naturales, la conclusión es que todo se hizo de acuerdo a las normas, nadie obtuvo un beneficio ilegal y tenemos una obra que todos pueden discutir sobre su necesidad u oportunidad, pero nadie su belleza, utilidad y calidad.
Dicho esto, ha trascendido que Gustavo Bordes, el abogado penalista contratado por Antel para llevar adelante la denuncia, abogado que ha sido tácitamente derrotado por la disposición fiscal, ha hecho un informe al Directorio de Antel justificando su actuación ante quienes lo contrataron, en donde explica por qué perdió, y exponiendo la posibilidad de apelar la disposición del fiscal y las discretas posibilidades evitar el archivo de la causa en virtud de que la solidez de la fundamentación de Machado no haría probable su revisión por otro fiscal.
El informe del abogado debía ser considerado por el directorio, pero aparentemente la presidenta, Annabela Suburú, ha dispuesto trasladar el informe al presidente Luis Lacalle Pou, el que, teniendo en cuenta su “valoración política”, habría indicado su deseo de que Antel hiciera uso de su facultad legal de pedir la revisión de lo resuelto por el fiscal, con el propósito de dar un mensaje político que suponga un rechazo a la inversión y construcción del Antel Arena, independientemente de lo que haya resuelto o ulteriormente resuelva la Justicia.
Es curioso que todo este procedimiento se haya hecho público con abundante cobertura periodística, porque si el presidente interviniera disponiendo una conducta del ente no sólo estaría interviniendo en un procedimiento institucional para meterse en la campaña política de la candidata del Frente Amplio, Carolina Cosse, sino que estaría violando la autonomía de Antel y la Constitución de la República que establece con precisión la manera en que el Poder Ejecutivo debe controlar la gestión de los entes con la finalidad de observar las actuaciones que considera inconvenientes o ilegales, y eventualmente disponer las correcciones necesarias con sendas comunicaciones al Senado de la República, quien será el que resolverá en definitiva.
Ese papel de “Romina Celeste” al presidente le cae como anillo al dedo aunque a veces se disfrace de estadista.
El presidente es como el camaleón y cuenta con la colaboración de la prensa adicta que festeja sus disfraces.
Una mañana surfeando, a la siguiente cabalgando, en la tarde en moto y en la tardecita en helicóptero, dando besos, repartiendo sonrisas y entre foto y foto. El reyezuelo se disfraza de gaucho, deportista, motoquero y aviador para que las encuestas lo conviertan en el campeón del siglo.
Si el Directorio de Antel cumple con lo resuelto por el presidente pasamos otra línea roja, saltamos de una disputa limpia a una campaña electoral, inocultablemente cada vez más sucia, en donde el presidente de “todos los uruguayos” deja de ser árbitro, para ser “juez y parte”, y donde los candidatos tendrán que pasar estos meses esquivando las balas.
Me parece que este presidente no tiene espalda si se trata de jugar sucio.