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Editorial propuestas | Frente Amplio | Lacalle Pou

Carestía y propuestas

Por Leandro Grille

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Caras y Caretas Diario

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Esta semana el Frente Amplió lanzó una batería de propuestas para enfrentar el incremento notable de los precios en un contexto de caída continua del salario real, a la luz de un aumento consolidado de la pobreza y una situación no revertida de inseguridad alimentaria que provoca que 100.000 uruguayos concurran cotidianamente a ollas populares. Las propuestas que, en algunos casos, se alinean con propuestas también surgidas de sectores del oficialismo, fueron desestimadas por el presidente Lacalle Pou que, con el estilo altanero que lo caracteriza, preguntó cómo se financiarían, para agregar que propuestas sin financiamiento podemos producir todos.

Hay que señalar que Lacalle Pou ya abandonó, fruto del tremendo baño de realidad que recibió el pasado 27 de marzo con la victoria mínima del No, la intención de negar la existencia de la izquierda de la que había hecho gala en medios argentinos durante la pandemia. Ahora ya no solo sabe qué es el Frente Amplio, sino que tiene bastante claro que la base electoral de la izquierda al día de hoy supera largamente a cualquiera de los partidos de la coalición y, de seguir todo como viene, lo más probable es que la supere a todos juntos, como ha sucedido en la mayoría de los actos electorales de los últimos 20 años.

Sin embargo, lo que no abandona es su ortodoxia neoliberal, aunque haya ensayado una tímida inflexión con sus anuncios de aumentos a cuenta para el mes de agosto de salarios públicos y jubilaciones. Si no fuera tan fanático del ajuste, se daría cuenta de que Uruguay tiene recursos para las medidas que propone la izquierda y, además de tener recursos para eso, es una obligación para con la gente que la está pasando mal y cada vez peor. Parece insólito que un presidente que conduce un gobierno donde se jactan de los recortes mientras la sociedad se empobrece, se pregunte cómo se financian medidas que no buscan otra cosa que lograr que la gente pueda ir al almacén a procurar productos básicos sin salir espantados por los precios y sin un mango en el bolsillo.

Pero ya que estamos en esta pregunta tramposa, que busca desviar la mirada del verdadero problema, hay que aprovechar para señalar que en Uruguay la economía crece, a la par que los trabajadores pierden salario, por lo que se está produciendo una distribución cada vez más desigual de la riqueza que se genera; entonces, la respuesta inmediata a la pregunta presidencial es: se financia haciendo que los malla oro ganen un poco menos y redistribuyendo hacia las grandes mayorías que son los que mueven la rueda de este país. En suma, se financia retrocediendo en la avaricia de un gobierno de clase que gobierna para satisfacer a los más ricos, y asumiendo que presidir un país supone tomar medidas que favorezcan a los que más lo necesitan y no solo a los que ya tienen todo.

Este primero de mayo, seguramente la clase trabajadora le va a proponer conceptualmente esto mismo al sistema político. Y seguramente también el gobierno nuevamente optará por ignorarla, como viene haciendo desde el día que asumió rodeado de una cantidad de espectros de ultraderecha sudamericana que, o bien ya no gobiernan o están a meses de perder sus mandatos a manos de la izquierda, como el caso de Iván Duque en Colombia y Jair Bolsonaro en Brasil.

En la propia coalición ya hay varios sectores que se dieron cuenta de que la política económica de Lacalle Pou, Arbeleche y Alfie va a conducir a Uruguay a una desgracia social y al proyecto político conservador a la derrota. Estos miembros más avisados de la bancada del gobierno tiran propuestas, hacen muros y campaña, anticipando la fractura insoslayable de la coalición gobernante cuando llegue el momento de la diferenciación final, pero mientras tanto sus voces y protestas se quedan en eso, en voces y pequeñas protestas en el seno de un gobierno al que acompañan in totum. No van a estar los coaligados del lado de la lucha popular y es evidente que sin lucha popular, el retroceso que hemos experimentado en calidad de vida seguirá acentuándose. El gobierno no tiene respuestas para eso porque no está dispuesto a apartarse de su propósito regresivo. Vinieron a eso y eso están haciendo. Es bueno que el Frente Amplio asuma su papel de conducción y representación activa de los intereses de la mayoría. Porque la lucha social se tiene que saldar electoralmente y este gobierno va a pretender acallar la protesta y reprimirla, pero lo que no va a poder hacer es evitar que en las urnas la gente haga tronar el escarmiento.

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