Nadie de la coalición gobernante salió a defender o explicar el cambio de criterio que disminuye los ingreso de los sectores más desvalidos. La medida deja en claro la política económica de este gobierno. A esto hay que sumarle que se quitó la reducción de 24 puntos de Imesi que había para los combustibles con la frontera argentina. Medida que fue criticada incluso por parlamentarios de la coalición de gobierno y calificada de centralista.
Después de años de ajustar la Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC) según el Índice de Precios a Consumo (IPC), se pasa a ajustarlo por el Índice Medio de Salarios (IMS) justo cuando este cayó.
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Fernando Pereira: “Es un ajuste fiscal”
Caras y Caretas consultó al presidente del Pit-Cnt, Fernando Pereira, quien dijo que “hay un conjunto de políticas que, por sí solas no diría tanto, pero todas juntas dicen un montón. Un ajuste de tarifas públicas por encima de la inflación. Salarios públicos cayendo un 5%. Caída del salario real del sector privado. Todavía está por verse el monto, pero seguramente más del 3%. Caída de las jubilaciones y pensiones que van a aumentar menos que la inflación. Y, por otro lado, el cambio de criterio de ajuste de la BPC, que obviamente agrega que trabajadores que antes no pagaban IRPF ahora lo paguen. Otras prestaciones como el seguro de paro, las asignaciones familiares, tendrán montos menores. Esto desde mi punto de vista político es un ajuste fiscal y el ajuste fiscal en este momento lo están pagando claramente los trabajadores, los jubilados y pensionistas y el mercado interno que son los que sufren. Esto va a incidir en el pequeño comerciante, en el pequeño empresario, y naturalmente que estas políticas son contraindicadas porque hay restricciones producto de la pandemia, hay circunstancias laborales muy complejas, y encima colocarles mayores tensiones al mercado de trabajo y a los ingresos de los trabajadores no parecen ser las medidas más adecuadas, de forma tal que la crítica no es a una sola medida, que cambia la lógica de que no se iban a modificar los impuestos, pero lo cierto es que el cambio genera mayor recaudación para el Estado y tiene una intención recaudatoria en sectores que tenemos ingresos fijos.
Bruno Giometti: “En dos años el salario real caerá 5% en promedio”
Caras y Caretas también consultó al economista Bruno Giometti, del Instituto Cuesta Duarte, con dos preguntas.
¿Cuánto ha perdido, en porcentaje, en su salario real el trabajador uruguayo con los aumentos del nuevo gobierno y el cambio de criterio para ajustar la BPC?
La rebaja de salario real se viene dando en forma permanente y por distintas vías desde marzo 2020 en adelante y en realidad el ajuste de la BPC es una gotita más en ese vaso que ya viene bastante lleno. La estimación que tenemos, que fue publicada en la presentación que hizo el Instituto Cuesta Duarte en diciembre, en 2020, más allá que el IMS de diciembre no se publicó, la pérdida de salario real medio fue de 1,7%. Eso sin contar el tema del seguro de desempleo. Es la caída del salario de los trabajadores que siguieron trabajando la cantidad de horas estándar. Básicamente la caída fue por los salarios privados, porque los públicos, en 2020, se mantuvieron bastante por el ajuste que tuvieron en enero del año pasado.
En 2021 la rebaja fuerte va a recaer sobre los públicos, y eso va a ser, de acuerdo a nuestra estimación, de una caída del salario real de un 3% aproximadamente. O sea que entre los dos años vamos a tener una caída del entorno del 5% promedio del salario real. ¿Qué impacto tiene la variación de criterio de la BPC en este aspecto? En realidad el impacto es bastante menor con relación a lo que vienen siendo las características generales de la política salarial. Yo hice una cuenta, que para un trabajador que gana $ 50.000, ese trabajador va a pagar más o menos $ 100 más de IRPF, comparándolo con un ajuste por IPC. Esos $ 100 significan una pérdida del salario real de 0,25%
¿Cuánto estimas que aumenta la recaudación de impuestos?
Esto es más difícil de responder porque la variación de la recaudación es algo que no solamente depende de cómo se ajustó la BPC, sino que depende de la evolución de los salarios de los trabajadores de las distintas franjas y de la evolución del empleo. No puede decirse que esta medida va a permitir que el gobierno recaude más de lo que recaudó el año anterior porque en realidad, y de hecho creo que es lo que va a pasar, como ha caído el salario real, como ha habido trabajadores que estuvieron meses en el seguro de desempleo, como hubo pérdida de empleo, la recaudación de IRPF va a bajar. Lo que sí ellos hacen es asegurar recaudar más que si hubieran ajustado la BPC por IPC. ¿Cuánto más van a recaudar? Es muy difícil de saber, porque depende de cómo hayan evolucionado los ingresos de los trabajadores de las distintas franjas y cómo queda la nueva estructura de franjas en el próximo año. Yo hice una estimación, que hay que tomarla con pinzas, porque no tengo los microdatos necesarios par hacerla, que es que si se mantuviera constante una estructura de cantidad de asalariados por franja, y suponiendo que, más o menos, el trabajador que se ubica en el centro de cada franja es característico de cada franja, lo cual es un supuesto irreal porque la estructura cambió y la cantidad de trabajadores disminuyó, solamente habiendo alterado el criterio de ajuste de la BPC, eso les permite recaudar un 3% y pico más, que si hubieran mantenido el criterio anterior. La crítica más conceptual es que manotean ingresos de sectores de ingresos medios y lo que hacen es recaudar con la misma intensidad sobre toda la escala. Entonces le están aumentando lo mismo a la persona que gana $ 50.000 como al que gana $ 500.000, en términos porcentuales. No altera la estructura de tasas que sería lo que podría permitir mayor recaudación, con mejor distribución. Ni hablar con impuestos a la riqueza. Incluso algunos que estaban en el límite y no pagaban IRPF ahora lo pagarán.
Matías Brum: “Para subir recaudación, suban el IRPF directo, agreguen franjas”
Por su parte, el economista Matías Brum, doctor en Economía, de la Queen Mary University of London con Maestría en Economía y Finanzas en Barcelona Graduate School of Economics, tuiteó: “Por otra parte, que la medida termine siendo progresiva (por el lado del IRPF) es una casualidad para el gobierno. El doble efecto de mas ingreso, menos gasto social, no es un problema, es parte del atractivo (not a feature but a bug. Hola, PN).
Para subir recaudación, suban el IRPF directo, agreguen franjas, es vergonzoso que se afecten las prestaciones sociales en pandemia, y la oposición debiera de cuidarse de qué y cómo dice dado que el diseño de de esta parte del sistema le corresponde.
En términos del efecto sobre ‘trabajadores’, todos los que tengan incrementos menores al incremento de las franjas, en rigor, van a pagar menos igual. Por ejemplo el ajuste en públicos es del 4,41%, es menor, pagan menos en cualquier escenario (pagarían ‘menos aún’ con IPC).
De vuelta, lo más preocupante es el efecto sobre la población más pobre, vulnerable y desprotegida (vía prestaciones), la cual no solo no tributó, tributa ni tributará nunca IRPF, sino que en muchos casos no vio nunca un recibo de sueldo en un empleo formal”.
Luego añadió, respondiendo a otro tuit, que “2 agregados no cambian lo que planteas, pero agregan información histórica normativa: BPC se creó en 2004, gobierno de J. Batlle, es verdad, reforma tributaria pudo tomar otra unidad de medida, pero no la crea.
Cambio a prestaciones sociales por BPC lo hace este gobierno”.
Instituto Cuesta Duarte: ¿Qué podemos esperar para 2021?
En su informe de diciembre del año pasado el Instituto Cuesta Duarte resumió sus perspectivas.,
“En síntesis: En materia de ingresos salariales de los trabajadores públicos, el Presupuesto establece “nuevos” lineamientos salariales para los funcionarios públicos (abarcaría a todos menos a los gobiernos departamentales).
En enero de 2021 solamente se otorgaría el correctivo por inflación pasada correspondiente al ajuste del año anterior (aproximadamente 4,5%), sin ningún aumento adicional. De esta manera, todo el crecimiento de los precios de 2021 pasaría a componer la perdida de salario real del sector público.
En función de esto, los ajustes futuros incluirían un componente de “recuperación” que estarían condicionados a determinados parámetros y el Poder Ejecutivo quedaría facultado a otorgar ajustes en más o en menos en función de éstos.
Al igual que en el resto del mundo, en Uruguay la paralización de diversas actividades para frenar el avance de la pandemia tuvo serias consecuencias sobre la actividad económica durante el año 2020.
Esto, conjuntamente con la insuficiencia de las medidas adoptadas para paliar la crisis, condujo a un empeoramiento claro de los principales indicadores laborales y sociales.
Si bien para 2021 se espera que la actividad económica vuelve a crecer, todavía no se alcanzarían los niveles previos a la pandemia.
La dinámica del mercado laboral será particularmente difícil: a los problemas que venía arrastrando desde 2015, se suma el deterioro provocado por la pandemia y la poca disposición de la política económica a aplicar medidas para contrarrestar esta situación.
De esta manera, las estimaciones en este plano no son nada alentadoras y aún cuando la actividad pueda irse recuperando, el proceso de mejora en el mercado laboral será mucho más lento, muy desigual y con efectos duraderos.
En el análisis del mercado de trabajo es imposible dejar de lado el impacto que el proceso de cambio tecnológico ha tenido en el mismo, que en algunos aspectos se aceleró producto de la pandemia, y que genera fuertes amenazas hacia ciertos tipos de empleos y características de los trabajadores más precarios.
A esto se suma que durante la crisis se ha verificado una fuerte reestructura de empresas, afectando particularmente los sectores más empleadores de mano de obra.
Además del empeoramiento de los indicadores generales, hay que tener presente la persistencia de problemas estructurales como la calidad del empleo y las brechas existentes, donde a pesar de los avances registrados, todavía se observan importantes rezagos.
En materia de ingresos laborales, las perspectivas tampoco son alentadoras, y en 2021 se procesaría una nueva caída de los ingresos salariales.
Todo lo anterior, permite anticipar que tanto en 2020 como en 2021 se procesará un retroceso en materia de desigualdad.
La caída en los ingresos de los hogares, como resultado de la disminución del empleo y los menores ingresos laborales, sin políticas que lo contrarresten, no solamente provocará un fuerte aumento de la pobreza sino que también desatará procesos de incremento en la desigualdad de ingresos personal y funcional.
En este sentido, en los próximos años es esperable una caída de la participación de la masa salarial en el producto en la medida en que la disminución conjunta de empleo y salarios sería superior a la del producto bruto interno.
Contrarrestar estos efectos requiere de políticas activas en distintos planos, que según los énfasis de la actual política económica, consideramos que muy difícilmente se desplieguen”.