Por Isabel Prieto Fernández
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La ministra María Julia Muñoz recibió a Caras y Caretas en su despacho de cara al Río de la Plata. Pero apenas entrar, y alegrarme en silencio por la vista que tendría, mi compañero Dante Fernández me asignó un sillón de espaldas al cuadro natural que hacía mis delicias, poniéndome en mi sitio: otras obras nos convocaban y mi mirada, compinche del lente de Dante, debía tener un único objetivo: los gestos de la ministra, que en ningún momento me revelaron nada. Muñoz es Muñoz, y puede ser transparente u opaca. No era mi día de suerte, así que Muñoz, amable pero medida en ademanes y muecas, sólo se dejó escuchar, y con su voz tuve que conformarme.
Lo que allí nos llevó fue la adquisición del Museo Gurvich por parte del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), pero, nobleza obliga, fue sobre todo por el ‘tole tole’ que se armó a partir de esa decisión. Si todo hubiera pasado inadvertido, probablemente nuestra humanidad (la mía y la de Dante) hubiera tenido otro destino. Pero muchos de quienes andan en estas vueltas del arte y su contexto, pusieron el grito en el cielo, considerando que US$ 2.800.000 eran un disparate para un artista como Gurvich o que se podría haber fusionado con el de Torres García o… críticas que, esperaba, Muñoz contestara. Y así lo hizo.
Las respuestas de la ministra
“A comienzos de año se hizo una reunión con el presidente de la República, Tabaré Vázquez, en Anchorena, donde cada uno planteó los hitos fundamentales para el año. Desde el MEC planteamos que queríamos reabrir en un local propio el Museo de Historia Natural, cosa que se llevó a cabo el 18 de julio, y adquirir el Museo Gurvich”, comenzó diciendo Muñoz.
¿Por qué el Gurvich?
Porque entendemos que ha sido uno de los pintores más afamados en Uruguay, de la escuela de Torres García, que lamentablemente no tenemos un acervo de Torres como el de Gurvich, debido a la situación de que Gurvich tiene un solo hijo, muy comprometido con Uruguay a pesar de que vive en Bélgica. Pero él vive del arte, de comercializar obras de arte, por lo tanto, hace arreglar el edificio exclusivamente para que se puedan apreciar bien las obras de Gurvich. Esto lo explica muy bien el arquitecto Lorente, que fue uno de sus alumnos privilegiados, porque tiene una dimensión muy intimista y es un edificio que, además de ser especial para las obras de Gurvich, está muy bien remodelado y la ubicación es perfecta, en la Peatonal Sarandí, cerca del museo de Torres García, del Figari, de una sala importante que se ha construido en el Sodre, que puede ser lo que albergue lo que fue la Escuela del Sur, que tiene prestigio internacional, y que es una peatonal que la vemos llena de turistas.
Entonces, de lo que usted habla es de una suerte de circuito cultural turístico.
Exacto, para favorecer el turismo hay que darle buenos museos, obras de arte, de teatro y eso es lo que hemos tratado de hacer desde el Ministerio a través de la Dirección Nacional de Cultura.
¿Y el interior?
Bueno, los primeros años, dentro de las líneas fundamentales estuvo el apoyo a teatros del interior. Si bien se sigue haciendo, en 2018, como se cumplían los 180 años del primer museo, que hizo Dámaso Antonio Larrañaga, se apostó a favorecer infraestructuras de museos del interior. Fue así que se apoyó Colonia, Artigas, Canelones y otros departamentos del interior que tienen un rico acervo cultural y que la descentralización es pensada para que todo el país se desarrolle de manera uniforme, sin pueblitos pequeños relegados. Por eso es que [Pablo] Caram, [Carlos] Moreira, Yamandú Orsi, estuvieron presentes cuando se entregaron los premios, que son estímulos, para museos del interior.
Volviendo al Gurvich, no me quedó claro por qué adquirirlo.
Bueno, por todo lo que dije: local, características, porque fue pensado para Gurvich, pero también para otros pintores contemporáneos que necesiten ese tipo de museos. También negociamos las obras. Gurvich tenía un único hijo. La tasación la hizo Castells, con una tasación mucho más alta (US$ 5.503.900) que lo que el Estado está pagando (US$ 2.160.000, según la resolución firmada). Desde hace un mes se comenzó a pedir la resolución, que no podíamos dar porque estaba en el Tribunal de Cuentas. Todos los ministros estuvieron de acuerdo. Ninguna resolución del Poder Ejecutivo es secreta, pero la gente, con mala intención, debo decir, empezó a cuestionar que hay dinero para tal cosa y no para otra.
Convengamos que es algo “normal” que se cuestionen determinadas adquisiciones cuando se ven carencias en asuntos que se consideran prioritarios.
Sí, pero fíjese que dicen: “¿Por qué no se pone el dinero para la escuela de Dolores?”. Y son cosas bien distintas: la escuela corre por el presupuesto de ANEP, mientras que los museos corren por el presupuesto de Cultura. Y es un museo que, al igual que el del Carnaval, va a ser público, pero con gestión privada.
¿Cómo se dará esa combinación?
Los funcionarios del museo serán designados por la comisión administradora, que ya hace varios años que está trabajando. Ellos contratan el personal y el Ministerio los asiste a través de partidas cuando hacen una rendición de cuentas de sus actividades, las que son, fundamentalmente, el trabajo con escuelas y con personas privadas de libertad.
¿En qué consiste ese trabajo?
En divulgar a Gurvich como maestro de la pintura, pero también como un uruguayo judío que vivió en Israel, que fue parte de los kibutz, que era afiliado al Partido Comunista de Uruguay, entre otras cosas por la asociatividad que veía en los kibutz, que después terminó viviendo en Estados Unidos. O sea, que tuvo una vida como personalidad del arte muy rica para trabajar con esa población que mencionaba.
Ministra, ¿por qué no se adquiere la colección y se expone en el Museo Torres García, uniendo ambos museos? ¿No resultaría más barato?
No, porque el Museo Torres García es apoyado por el MEC, pero administrado por la familia de Torres, y no tiene espacio para albergar la colección de Gurvich. Hablamos de doscientas veintiséis obras, de las cuales algunas están en exhibición y otras en depósito. Las personas vemos lo que está en una sala de exposición, pero los cuadros que se guardan… Hay que hacer depósitos que cuestan más caros que las salas. Pensemos que necesitan condiciones de humedad y temperatura totalmente apropiadas para que las obras no se deterioren. Para tener una idea, el Museo de Artes Visuales, que queremos agrandarlo, saldría mucho más caro que US$ 700.000, y la idea es ver si se puede hacer un piso superior, porque hay dificultades con los terrenos que están al fondo, donde hay canchas de deportes y eso es un problema ciudadano, aparte de ser mucho más caro. Y tiene en depósito un acervo de unas 6.000 obras, que es una injusticia que no podamos mostrar. Por lo tanto, mal podríamos incorporar en ese lugar la colección de Gurvich, porque son muchas obras, y Martín Gurvich es el único oferente que tiene las condiciones requeridas. Es por eso que el Tribunal de Cuentas acepta la propuesta. Eso es muy claro si se visitan los museos. Si se visita el Torres García, lo que deberíamos pensar es por qué, en su momento, el Estado uruguayo no adquirió esas obras.
¿Cuánto dinero se destina para los museos?
No tengo la cifra exacta en este momento, pero es una de las más altas del MEC en la medida que durante 2018 se destinaron fondos para los museos que son del Ministerio, que están coordinados a través de la Dirección de Cultura, y que son siete casas históricas, el Museo Nacional de Artes Visuales, el Espacio de Arte Contemporáneo, el Museo Figari, que es una casa dada por el Banco Central del Uruguay, que es el que establece el Premio Figari, cuyo último ganador fue Marcelo Legrand, un artista joven muy talentoso que vale la pena promocionar. Lo que hay de museos ha sido bastante bien conservado. Se ha rehabilitado la Casa Giró, la Casa Rivera se ha remodelado, por lo que el año próximo va a mostrar nuestro país y nuestra historia, porque al extranjero que nos visita le gusta conocer dónde está.
Como el Museo Nacional de Artes Visuales tiene tantas obras en depósito, que va a albergar entre el 29 de marzo hasta fines de junio la exposición de Picasso, pensamos en hacer como un anexo en la ciudad de Salto, en el Palacio Veltroni. El Ministerio de Transporte nos cedió ese edificio, para que esté la Asociación de Artistas Plásticos de Salto (Aplas). Haremos una sala de exhibiciones como un anexo del Museo Nacional de Artes Visuales. Es un museo que nos enorgullece. Con la venida de Picasso ha sido inspeccionado y está fantástico.
¿Inspeccionado…?
Sí, inspeccionado porque tiene que trabajar Interpol, el Banco de Seguros del Estado, que asegura las obras. A eso se suma Picasso París, para ver si es apropiado el lugar. Por eso ha sido inspeccionado. Y pasa las pruebas.