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Constructor de unidades

En memoria de Rodney Arismendi, a 31 años de su muerte: «salú»

Político, ensayista, destacado luchador y brillante conductor del Partido Comunista del Uruguay entre 1955 y 1987, es considerado como uno de los teóricos más importantes del comunismo en la segunda mitad del siglo XX.

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Se llamó Tibaldo Rodney Arismendi Carrasco, había nacido en Río Branco, departamento de Cerro Largo, un 21 de marzo de 1913.

Falleció el 27 de diciembre de 1989 en Montevideo.

Del “Flaco” como se le conocía se han escrito ríos de palabras, tantas palabras que si algunas de ellas se juntaran harían “continente”.

Político, ensayista, destacado luchador y brillante conductor del Partido Comunista del Uruguay entre 1955 y 1987, es considerado como uno de los teóricos más importantes del comunismo en la segunda mitad del siglo XX.

“La lucha permanente y sistemática por la unidad, en su dimensión estratégica, es una constante a lo largo de la actividad práctica y de la labor teórica de Rodney Arismendi. Ella irradia a múltiples planos de la vida política y social: unidad total de la clase obrera, unidad de las fuerzas de izquierda, democráticas y avanzadas, y unidad de todo el pueblo, en el ámbito nacional; unidad del movimiento comunista, unidad y acción concertada de todas las fuerzas políticas y sociales progresistas para enfrentar al imperialismo, en el ámbito internacional”, escribió Niko Schvarz en 1999, cuando se cumpliera la primera década de su muerte.

En ese trabajo sistemático de construcción teórica, acuño el término “democracia avanzada”, una expresión que nucleó parte relevante del trabajo político y militante luego del retorno a la democracia.

En este sentido, nos recuerda Schvarz,  Arismendi, en su visión estratégica de la unidad, “propone la conformación “del frente de los partidarios de la izquierda sin exclusiones” como “primer paso concreto de unidad político-electoral de las fuerzas de izquierda, con vistas al amplio frente futuro de todo el movimiento antimperialista y democrático (…) la unidad en el campo político es una tarea revolucionaria” y propone “un lema accidental común con todas las fuerzas unitarias, hacia la formación del frente de unidad sin exclusiones”. Estaba preanunciando, a la vez, la creación del Frente Izquierda de Liberación (F.I.de.L), que sobrellevó con éxito la prueba de las elecciones de ese año 1962 (y la siguiente), y el nacimiento del propio Frente Amplio, que tardaría aún algo más de ocho años en concretarse”.

De su larga producción de textos y discursos, importa por el momento actual subrayar dos: “La revolución uruguaya en la hora del Frente Amplio” y “Unidad para asegurar y ganar la elección”.

Con la fundación del Frente Amplio como escenario nacional inédito, Arismedi señaló, sigue recordando Schvarz: “el Frente Amplio es “la alternativa concreta del poder popular (…) debemos “ser unitarios y mil veces unitarios (…) el problema esencial es la unidad del pueblo, profundizar esta unidad, proyectarla, agrandarla y transformarla en una fuerza de poder (…) la lucha ideológica debe ser puesta al servicio de la unidad, de lo contrario es divisionismo”.

Hoy, a treinta años de su muerte, y en el actual escenario político nacional, estas definiciones cobran una especial vigencia y urgencia.

La larga noche dictatorial dejó en suspenso aquél horizonte soñado por todas las fuerzas de izquierda.

El horizonte central dejó de ser el electoral y toda la lucha se concentró en la derrota de la dictadura.

Este objetivo cardinal solo sería posible, insistía Arismendi, con la unidad de todos los sectores políticos y sociales de oposición.

“En un reportaje publicado en “El Día” de México el 18 de octubre de 1982 (y reproducido en Uruguay en diciembre), Arismendi se refirió a la unidad y convergencia forjada en la lucha por el pueblo uruguayo, y previó una nueva derrota de la dictadura en las elecciones internas partidarias del 28 de noviembre de ese año, que reeditara, en otras condiciones, la del voto mayoritario por No en el plebiscito constitucional del 30 de noviembre de 1980”.

Detenido el 8 de mayo de 1974, fue expulsado del país el 4 de enero de 1975  rumbo a la Unión Soviética donde permaneció hasta la restauración democrática en Uruguay.

Era tanto el odio y el temor que sobre Arismendi tenía la dictadura que no solo se encargó de expulsarlo del país, sino que, fue proscrito por esta, impidiendo fuera candidato en las primeras elecciones al restaurarse la institucionalidad en 1984.

Arismendi había ingresado por primera vez en el Parlamento uruguayo en 1946 y fue reelegido durante varios períodos legislativos. En 1955 fue nombrado secretario general del PCU, cargo que abandonó en 1988 por razones de salud, siendo designado presidente del Comité Central.

En noviembre de 1989, Rodney Arismendi fue elegido senador por el Frente Amplio (Lista 1001) cargo que no pudo ocupar por su muerte ese año.

Del luchador y político uruguayo pueden enfatizarse muchas aristas, pero la que más importa resaltar, porque es el claro ejemplo de lo que provocaba en los más humildes, fue la que escribieron aquellos que, en inmenso rio de pueblo, acompañó el cortejo de quien fuera un incansable trabajador por la unidad de todos los uruguayos amantes de la democracia y los sueños de libertades para todos, sin exclusiones ni privilegios.

Una batalla que aún hoy tiene, una urgente e insoslayable vigencia.

 

 

 

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