Tomando en cuenta tu reciente experiencia de gestión municipal, ¿tu proyecto apunta a profundizar el camino andado o a realizar un viraje en el rumbo?
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Yo creo que son dos países diferentes. En el 2015 agarramos un país en crecimiento con un producto bruto interno que estaba alcanzando valores históricos, con un mercado interno creciente, donde pudimos hacer una gestión para eliminar “gorduras” y hacer rendir más el dinero, aumentar la recaudación en base a estímulos para que la gente se pusiera al día, y logramos los índices más bajos de morosidad en todo el país y, en términos históricos, para la propia Intendencia. Teníamos además un Estado con una orientación ideológica que apuntaba a solucionar los problemas de los sectores mas vulnerables, a lo cual la Intendencia buscaba sumarse, pero existía esa política macro que alcanzaba a esos sectores.
En ese marco, nosotros focalizamos en un plan de infraestructura que logró una inversión récord histórica de 800 millones de dólares, pero con la condición de que fuera realizada en la periferia de Montevideo en una relación de 80% de obras en los sectores más vulnerables. El restante 20% se invirtió en las zonas que ya contaban con infraestructuras, en una lógica profundamente de izquierda: “igualar el punto de partida”, que en mi opinión es lo más revolucionario en este contexto, ya que implica que aquellos que quieran lograr sus sueños pero que tienen los menores respaldos sociales y económicos sean sobre quienes se realice la mayor inversión, para que lograr sus metas sea fruto de sus esfuerzos y no de otras condicionantes.
Luego intentamos colaborar en algunas áreas, como por ejemplo con la gente en situación de calle, que se armó un quincho bárbaro por una esquelita (algunos dijeron que era una carta) que le mandé a Tabaré donde decía que veía cómo se estaba complicando el tema y que podíamos dar una mano. Pero no importa, son cosas que pasan.
En este periodo, el contexto es diferente por dos razones. Una es que en la matriz ideológica de este gobierno, en el que el Estado no tiene que actuar, las políticas sociales son casi subsidiarias, reduciendo y haciendo desaparecer programas sociales muy importantes. Es un gobierno neoliberal, y yo tengo la certeza, ojalá me equivoque, de que va a haber retroceso en la redistribución de la riqueza, retroceso en la calidad de vida de la gente, por lo cual el escenario va a ser de menor recaudación global.
Ya la Intendencia este año está pensando entre un nueve y diez por ciento menos de recaudación para cerrar.
La crisis económica no es solo producto de la pandemia, sino también de la visión política que se tiene, la misma de la época de los años 80 y 90, que terminó en la crisis del 2002, con unos índices de indigencia y pobreza históricos en el Uruguay.
La otra razón es el empobrecimiento global, acá viene gente con la desesperación en el rostro a pedir que le demos cien pesos para repartir listas porque están en cero, y eso me impresiona, me parte el alma.
Así que en este escenario pensamos reorientar las políticas a través de un plan de infraestructura de 250 millones, atendiendo Montevideo pero priorizando los sectores más vulnerables, y el resto a políticas sociales y de generación de empleo, aunque sea temporal, tomando dos públicos: las mujeres cabeza de familia y víctimas de violencia doméstica, y jóvenes con primera experiencia laboral.
Vamos a poner mucho acento en un plan que empezó este periodo en algunos asentamientos que tienen un horizonte lejano de realojo o regularización: asfaltar las vías de acceso y las laterales, para que puedan ingresar ambulancias, taxis, bomberos, la policía, poner iluminación, mejorar las viviendas con la Brigada Solidaria Agustín Pedroza del Sunca, y seguir desarrollando las líneas locales de ómnibus. Un plan de mejora urbana. Esa es la visión adoptada a la realidad. Como decía Tabaré “si tengo que elegir entre darle un vaso de leche a un niño o tapar un pozo, elijo al niño”.
¿Cómo te imaginas el rol de los ciudadanos y su participación?
Profundizarlo. En este periodo fortalecimos el “Sacude” y vamos hacia el “Sacude 2” y el “Crece”, que se inaugura por estos días, una obra arquitectónica de calidad en un barrio vulnerable. Y eso se logra con la cogestión con los vecinos: hemos tenido muchas experiencias con las plazas, donde los vecinos trabajan en la limpieza, en el mantenimiento, en la vigilancia. Fue el mismo criterio en las políclinicas, en Comuna Mujer, en el Consejo permanente de discapacidad.
El cambio de gobierno tiñe todas las definiciones que se vayan a tomar, ¿cuál es el rol que le das al Congreso de Intendentes?
Debería cumplir el mismo papel que tuvo en los quince años del gobierno del Frente Amplio. En esos quince años las intendencias tuvieron la mayor cantidad de recursos financieros y en fecha, reconocido personalmente por muchos intendentes blancos y colorados. Hay algunos excolegas de memoria frágil que olvidan el acuerdo alcanzado en el recálculo de las partidas municipales, que es una partida donde se toman en cuenta los índices de población, pobreza, etc. Montevideo tenía un 12% asignado, pero en función de su población le tocaba tres o cuatros veces eso. Se acordó que Montevideo recibiera menos porque si no había otras intendencias que iban a tener problemas para pagar los sueldos, y eso se acordó, Montevideo terminó recibiendo menos y perjudicado.
El gobierno viene jugando fuerte con lo de la UAM y la creación de los peajes a la salida y entrada de Montevideo.
Por suerte salió el presidente a pedir que se diera marcha atrás. Lo de la UAM es un exabrupto, es una falta de respeto institucional decir que no tuvo tiempo de consultar. Y lo de Chiesa es peor aún, estando en los dos lados y renunciando a lo privado. Hay que serlo y parecerlo, y, como está actuando, no lo parece.
Ese es el problema de forma, pero luego está el contenido. El papel de la gobernanza de los mercados agrícolas es de las intendencias en todo el mundo. No solo la Intendencia es la garantía de muchos préstamos para obras, sino que además se encontraron soluciones para todos los productores, incluso para los más pequeños, aquellos que pueden tener una escala puntual y muy pequeña, conversando en un clima de mucha desconfianza, de productores que no creían que la obra se pudiera hacer. Salvo Chiesa y Moizo, el resto de las gremiales de productores hoy apoyan el proyecto; pero además quisimos que en el directorio estuviera el Ministerio de Ganadería, para asesorar a los productores y darles competitividad.
¿Cómo te imaginás el relacionamiento con ADEOM?
Primero reconocer que en toda relación humana que tiene problemas siempre hay dos culpables. Yo reconozco que hay cosas para revisar y tengo la voluntad de hacerlo. Tiene que haber voluntad de la otra parte, y ojalá esté.
El tema de la recolección de la basura parece un tema endémico.
Este sistema ya llegó a su máximo; invertimos en camiones, invertimos en contenedores que se queman 40 por mes, pero tiene un límite. Los clasificadores, los menos, sacan la basura y no la vuelven a poner, y otros vecinos, los menos, pero los hay, tiran la basura afuera o la sacan. No vamos a poner un policía por cada contenedor. Tenemos 3 mil o 4 mil contendedores vigilados por cámaras. Es una cuestión cultural, pero solo podemos avanzar por el lado de la cuestión medioambiental. Ir a la reclasificación empezando por unas 1200 viviendas e ir avanzando, convirtiendo la materia prima en compost para las huertas comunitarias y el resto del material, como los polietilenos, para reciclarlo también.
¿Cómo se resuelve la convivencia y el emponderamiento de los espacios públicos con los problemas de Seguridad Pública?
Lo que nosotros podemos hacer es organizar un grupo de vecinos que colabore en el mantenimiento del espacio público e iluminarlo. Lamentablemente el tema de seguridad ciudadana no era tan fácil de resolver como algunos decían. Bajaron los números de delitos por la pandemia porque no había gente en la calle.
¿Qué perfil de votante tiene Daniel Martínez?
El de la periferia, por mi trayectoria de recorrer todo el territorio que fue la gente que me hizo tomar la decisión de presentarme. Gente militante social, más que política, reconocida en su barrio.
Teóricamente yo tendría que tener mejor votación en los sectores medios porque vengo de ahí, pero por ahora tengo más apoyo en los sectores periféricos.
A nivel del Frente Amplio, ¿el que gana se queda con todo?
No, nunca se quedó con todo, en mi periodo tampoco, pero con una regla que sí es nueva. Gente que tenga perfil de trabajo en equipo; ni “estrellitas” ni gente que trabaje para su partido. El equipo es un equipo, cada uno pelea en el gabinete las posturas de su partido, pero luego somos un equipo. Tabaré no lo permitió y Mujica tampoco. Logramos un gabinete muy homogéneo y de trabajo en equipo. Y en estas condiciones necesitamos un Frente Amplio muy monolítico para contrarrestar las políticas neoliberales que van a empobrecer a la población.