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Mundo

SEGÚN EL ECONOMISTA FRANCÉS THOMAS PIKETTY

«Es escandaloso que los países del Norte no hayan hecho de las vacunas un bien público mundial»

En una entrevista con el El País de España, el economista francés Thomas Piketty dijo que las grandes fortunas del planeta se han enriquecido y los más pobres y frágiles sufren más por la covid.

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Al mismo tiempo, como sucede con todas las crisis de esta naturaleza, la pandemia ha tenido efectos complejos, porque también ha contribuido a rehabilitar una cierta visión del servicio público, del hospital, del sistema sanitario, y esto permite también legitimar de nuevo una política de reinversiones en los servicios públicos”.

Así señaló el primer efecto de más desigualdad entre el norte y el sur en el mundo posterior a la covid.

 

La socialdemocracia

Piketty sostuvo que “lo que ha permitido la prosperidad es haber atemperado el capitalismo del siglo XIX con una economía de tipo socialdemócrata, una economía mixta en la que toda una parte de las riquezas está socializada. Y hay que continuar con este movimiento. El socialismo participativo, democrático y federal que, yo deseo, se inscribe en la continuidad de transformaciones ya muy importantes que han tenido lugar. El sistema de economía mixta socialdemócrata que hoy tenemos en los países de Europa occidental no tiene mucho que ver con el capitalismo colonial, patriarcal, autoritario de 1910. Y el sistema que yo describo para el futuro no es más diferente del sistema actual de lo que el sistema actual lo es respecto del capitalismo de 1910”.

Añadió que “en la historia hay movimientos políticos, movilizaciones que permiten avanzar hacia una mayor igualdad” como la Revolución francesa y la rebelión de los esclavos en Santo Domingo. “Estos dos acontecimientos marcan el principio del fin de las sociedades de privilegios, de un lado, y de las sociedades esclavistas, del otro”, dijo.

Otro ejemplo que señaló es Suecia, que “hasta principios del siglo XX era uno de los países con mayor desigualdad de Europa y una codificación institucional de la desigualdad más extrema que en el Antiguo Régimen francés o en las monarquías censitarias de Francia o España del siglo XIX. Solo el 20% de hombres más ricos tenían derecho de voto, y dentro de este 20% se podía tener entre 1 o 100 derechos de voto en función de si uno era el más rico de los ricos o si lo era menos. Incluso las sociedades anónimas tenían derecho de voto en función del capital invertido en el municipio. ¡Ya les gustaría a las multinacionales hoy tener algo semejante! Lo que ocurre después es que hay una gran movilización sindical y del partido socialdemócrata en un país muy educado, y la clase obrera toma el poder. Se impone entonces de manera relativamente pacífica”.

Advirtió que “si se pide educadamente a Suiza y Luxemburgo que no sean paraísos fiscales, no funciona” y remarcó que “hay una huida hacia adelante en la deuda pública porque no se logra hacer pagar a las clases privilegiadas.”

Sobre el acuerdo para imponer una tasa mínima global a las multinacionales indicó que eso plantea dos problemas. El primero es que la tasa de imposición de un 15% es ridículamente débil. Y el segundo problema es aún más grave que el primero. “Y es que esta reforma se ha concebido para los países del norte y no los del sur. Los países que obtendrán ingresos suplementarios son aquellos en los que se encuentran las sedes de estas multinacionales; es decir, los más ricos”.

 

“Estamos creando un sistema que nos estallará en la cara”

Piketty dijo que “hay que imaginar un sistema de reparto de las riquezas con los ingresos fiscales procedentes de los actores económicos más prósperos. Si solo tomásemos una pequeña fracción de los beneficios de las multinacionales y el patrimonio de los milmillonarios y se redistribuyese a todos los países en proporción a la población de estos países, los recursos para invertir en educación y en la salud serían 10 veces más elevados que las supuestas ayudas internacionales, que en África son cuatro veces más débiles que los beneficios de las empresas occidentales y chinas. Estamos creando un sistema que nos estallará en la cara”.

Concluyó diciendo que “temo que la tasa del 15% a las multinacionales reporte muy poco dinero y perpetúe la injusticia frente a las pymes.”

 

Una breve historia de la igualdad

Ahora Piketty publicó Una breve historia de la igualdad, una síntesis en menos de 300 páginas de sus ideas y sus propuestas.

El economista francés, de 50 años, regresa con un libro sobre la desigualdad, fenómeno que, dice, la pandemia ha acelerado. Pero, lejos de catastrofismos, apunta que también se ha rehabilitado “una cierta visión del servicio público”

Su tema es la desigualdad. O, dicho de otra manera, la larga historia del avance hacia la igualdad. Porque el autor de El capital en el siglo XXI y Capital e ideología se declara optimista, aunque no lo parezca: prefiere ver el vaso medio lleno de la igualdad que el medio vacío de la desigualdad.

Piketty cree que, pese a los tropiezos y contratiempos, el mundo va mejor. Y dice que, aunque los partidos que defienden sus ideas son minoritarios y que en muchos países, como el suyo, las clases trabajadoras votan opciones nacionalistas y populistas, no cree estar predicando en el desierto. “Desde la crisis de 2008 se ha acelerado la toma de conciencia sobre los excesos de la desregulación financiera de los años ochenta y noventa, y la covid ha contribuido a ello”, resume.

 

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