Y al final como sucede siempre, o casi, en la historia la verdad de los hechos comienza a surgir y termina instalándose. Es el caso de la operación Lava Jato en Brasil, la que hoy se revela como una estrategia judicial para despojar del gobierno al Partido de los Trabajadores (PT) y encarcelar al expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
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La decisión de disolver el grupo a cargo del caso y el fallo favorable a Lula, dejan al descubierto la maniobra contra el exmandatario.
El pasado martes Lula obtuvo una importante victoria judicial al fallar a su favor el Supremo Tribunal Federal y permitirle tener acceso a los mensajes filtrados del e juez Sergio Moro y los fiscales de la causa, donde queda en evidencia que coordinaron y conspiraron en su contra.
Se vendía como la mayor operación anticorrupción del mundo, pero se volvió el mayor escándalo judicial de la historia brasilera”
Lula padeció la denigración, el escarnio público y la prisión con base en argumentos inventados para perjudicarlo como se desprende de las grabaciones.
A tal punto resultó escandaloso el operativo Lava Jato que The New York Times lo catalogó “el mayor escándalo judicial de la historia brasilera”.
Un artículo firmado por el politólogo Gaspard Estrada señala que el Lava Jato “en lugar de ayudar a erradicar la corrupción, lograr mayor transparencia en la política y fortalecer la democracia”, la operación “contribuyó al caos que hoy vive Brasil”.
“Se vendía como la mayor operación anticorrupción del mundo, pero se volvió el mayor escándalo judicial de la historia brasilera”, sentencia.
Fallo favorable
En cuanto al fallo favorable a Lula sus abogados, citados por la prensa brasileña, afirmaron que los diálogos demuestran la existencia de persecución política.
Las conversaciones, realizadas a través de Telegram, demuestran la existencia de una conspiración entre el juez y los fiscales, para culpar a Lula.
Buscaban arreglar pruebas, coordinar declaraciones y forzar las delaciones premiadas para acusarlo.
También se coordinó con periodistas y medios de comunicación que recibían filtraciones para instalar la idea de que Lula era un corrupto.
Entre los diálogos hay mensajes del fiscal Deltan Dallagnol festejando la condena de Lula y diciendo que fue un “regalo de la CIA”.
Sobre el juez Moro dice el New York Times que su «capital político y socia (…) se ha ido evaporando».