Por Lucía Barrios
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El diputado por el Partido Nacional (PN) Pablo Abdala dijo a Caras y Caretas que la oposición al proyecto de financiamiento de los partidos políticos propuesto por el Frente Amplio (FA) no sólo fue de los partidos tradicionales, sino que involucró a otros legisladores del oficialismo. “El tema se trancó porque el Frente no tuvo los votos. Acá hubo oposición de todos los partidos, también dentro del FA. Formalmente fue Darío Pérez el que dijo que no votaba, pero a mí me consta que muchos del FA, quienes por disciplina iban a votar a favor, por lo bajo nos decían que compartían muchas de las diferencias que nosotros teníamos”, dijo Abdala a esta revista. El diputado nacionalista sostuvo que no tiene “la mínima duda” de que muchos dudaban sobre la practicidad de este proyecto de ley, ya que es una iniciativa “excesivamente rígida”. “El proyecto terminó alejándose de la realidad y lo peor que puede pasar es que aprobemos una norma perfecta en el plano teórico pero que después no sea aplicable. Eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana”, reflexionó.
¿Cuáles fueron las razones de por qué la oposición se negó a apoyar el proyecto de financiamiento de partidos políticos?
Después de haberlo apoyado en el Senado, donde el PN votó a favor de la mayoría de los artículos, en el análisis que hicimos durante la comisión especial de Diputados fuimos advirtiendo distintas dificultades o carencias que el proyecto tenía y propusimos renegociarlo, a lo cual el oficialismo no se avino. La Corte Electoral, cuando compareció en la comisión, nos dijo claramente que no estaba en condiciones para hacer cumplir el proyecto, porque no podría controlar las finanzas de los partidos y las rendiciones de cuentas. Nosotros entendemos que no partimos de cero, que hoy hay una ley de financiamiento a los partidos y que está muy bien plantearse mejorar las reglas actuales. Pero eso se justifica en la medida que después se pueda cumplir efectivamente y nosotros advertimos que, sin recursos presupuestales, este proyecto iba a terminar siendo letra muerta. Creemos que es una mala señal para la ciudadanía hacerles creer que establecemos condiciones más rigurosas para la transparencia y después esas normas no se cumplen. Teníamos algunas discrepancias también con la asignación de publicidad, creemos que hay una clara inconstitucionalidad en la forma en que se distribuyen los espacios en los distintos partidos; hay una asignación de publicidad que privilegia a determinados partidos sobre otros. Además, nos parece que la utilización de los medios electrónicos es correcta, pero no podemos llevar al extremo a que cualquier actividad que organicen los partidos, desde una rifa a un evento de carácter popular para poder recaudar fondos, se tenga que realizar a través de los medios electrónicos. Eso nos parece un absurdo. Lo que habría que revisar también es las advertencias de los expertos Óscar Bottinelli y Daniel Busquet, quienes nos dijeron que establecer criterios de excesiva rigurosidad puede generar consecuencias no deseadas como ha pasado en otros países. Establecer la prohibición absoluta de que las empresas no pueden donar a los partidos es muy discutible. Estamos totalmente de acuerdo con la transparencia más absoluta, pero no hay que confundirla con la calidad del donante. Estamos de acuerdo en que se terminen las donaciones anónimas, que haya un registro de cada peso que entra. Pero creemos que se debió haber habilitado la posibilidad de que, dentro de un determinado límite, las empresas pudieran donar para el financiamiento de las campañas con el debido registro. Claramente hubo una actitud muy caprichosa del FA que no estuvo dispuesto a reabrir la discusión y terminó votando sin modificación lo que había pasado en el Senado, tanto es así que se generaron problemas en su interna. El tema se trancó porque el Frente no tuvo los votos. Acá hubo oposición de todos los partidos, también dentro del FA. Formalmente fue Darío Pérez el que dijo que no votaba, pero a mí me consta que muchos del FA, quienes por disciplina iban a votar a favor, por lo bajo nos decían que compartían muchas de las diferencias que nosotros teníamos.
¿Usted dice que Darío Pérez representó a aquellos diputados del FA que estaban votando por disciplina partidaria pero que no creían en el proyecto?
No tengo la mínima duda. Yo pude constatar esa realidad, porque yo integré la comisión especial y los legisladores conversábamos entre nosotros. No puedo dar nombres porque faltaría a la ética y a las reglas de juego democráticos. Muchos no decían que tenían dudas por los resultados prácticos del proyecto, porque la iniciativa es excesivamente rígida, terminó alejándose de la realidad y lo peor que puede pasar es que aprobemos una norma perfecta en el plano teórico pero que después no sea aplicable. Eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
¿Qué modificaciones se están planteando ahora?
Nosotros hemos hecho propuestas con relación a todos estos aspectos que criticamos. Otros partidos también las han hecho. Pero lamentablemente ha faltado negociación. Creo que lo deseable es que esto se maneje con tiempo.