El coronavirus no da tregua. Este miércoles hubo 15 fallecimientos y la tasa de positividad sigue arriba del 10%. Todo ello vuelve las miradas sobre las decisiones del gobierno, que pese a las críticas, defiende a rajatabla su teoría de la «libertad responsable».
Lo dejó claro Lacalle Pou en su conferencia de prensa del martes cuando dijo que «tiene que haber una concordancia entre la situación en que está el país, las medidas del Gobierno y la conducta individual de la gente”.
Según publicó el diario El País, el ministro de Educación, Pablo Da Silveira, utilizó ese mismo argumento para justificar en el Consejo de Ministros su polémica decisión de suspender la obligatoriedad de las clases, como un “acto de confianza de la libertad responsable de los padres”.
«Estamos en un pico de contagios que nos preocupa y, como se viene la Semana de Turismo, pareció oportuno suspender solo ocho días la obligatoriedad y alivianar la movilidad… al día siguiente de Turismo se vuelve a la obligatoriedad”, dijo luego el jerarca, buscando frenar la ola de críticas que desató la medida.
Pero lejos de calmar los ánimos, el argumento de que el Estado deje la responsabilidad de la decisión en los padres, no cayó bien en los sectores más críticos. La profesora y abogada Marcia Collazo, fue una de las que alzó la voz y criticó la «obsesión neoliberalista» del gobierno. Recalcó que las autoridades no pueden responsabilizar a los padres por “la concurrencia o no de sus hijos” a los establecimientos educativos, porque estaríamos ante «una ausencia del Estado».
La especialista, rechazó además la visión del presidente de la ANEP, Robert Silva, quien dijo que la obligatoriedad de la asistencia a clases «cede ante la libertad de los padres». «Eso es una auténtica barbaridad”, indicó.
Mas crítico aún con el argumento de la «libertad responsable», fue el senador frenteamplista Alejandro Sánchez, quien señaló que «no es más que un eufemismo para no asumir la responsabilidad de gobernar».
Lo propio hizo el socialista Gonzalo Civila, que disparó contra el argumento central del Ejecutivo considerándolo «el resumen perfecto de la ideología del Presidente, que insiste con eso, en pleno pico de la pandemia. Un caso típico de sobre-ideologización. Es tan pero tan fuerte su prejuicio liberal que la realidad deja de contar», concluyó.
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