La OEA respondió este miércoles al comunicado emitido la víspera por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia en el que se criticaba la injerencia colonialista con la que Almagro avaló el golpe de Estado y reconoció a Jeanine Áñez.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
La OEA desmiente las acusaciones y repudia “el tono represivo y amenazante” del Gobierno de Luis Arce al considerar que pretende personalizar en Almagro decisiones y posiciones institucionales.
“La Secretaría General reitera los hechos referidos en su comunicado y reafirma los cursos de acción recomendados. Se reafirma que es necesario dar justicia y debida reparación a las víctimas y a los familiares de las víctimas de todos los actos de violencia, violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad ocurridos en Bolivia desde octubre de 2019 en adelante”, dice el texto de la organización, a pesar de que siempre respaldó a quienes impusieron un golpe de Estado y que después cometieron las masacres de Sacaba y Senkata.
El organismo, que mantuvo silencio y omitió condena alguna al Gobierno de facto de Áñez, insiste en que en Bolivia debe haber “juicios justos, creíbles e imparciales”, con un Poder Judicial independiente que evite procesos selectivos que cancelen investigaciones contra partidarios del oficialista Movimiento al Socialismo y persigan a opositores.
Además, rechaza cualquier juicio que ponga en duda la autoridad moral y ética de Almagro, e insiste en que las misiones de observación electoral y de auditoría de 2019 se realizaron por invitación del Gobierno que entonces encabezaba Evo Morales, y que sus conclusiones se basaron en la observación y constatación de hechos debidamente probados y documentados.
La OEA califica como “absurdas” las acusaciones de que Almagro cometió “injerencia colonialista” o que el organismo participó en un golpe de Estado, además de que advierte que enviará a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional los antecedentes de presuntos actos de lesa humanidad ocurridos en Bolivia desde el último gobierno de Morales hasta la actualidad, y que incluirá una investigación sobre el “gobierno de transición”, especialmente de los casos de Sacaba y Senkata.
De esta forma, el organismo vuelve a omitir el nombre de Áñez y utiliza el eufemismo de “gobierno de transición” para referirse a lo que fue un gobierno de facto surgido de un golpe de Estado.
Desde Bolivia
Por el contrario, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia fue más directo en su comunicado del martes, en el que acusa a Almagro de usar el discurso sobre derechos humanos para favorecer a los intereses particulares y políticos que representa.
“El Sr. Almagro no tiene la autoridad moral ni ética para referirse a Bolivia, después del daño profundo que le hizo al pueblo boliviano con su injerencia colonialista durante el proceso electoral del 2019. Sus acciones costaron vidas humanas y debe rendir cuentas por su comportamiento parcializado y alejado de la objetividad, que ha desprestigiado a tan importante instancia para los países de nuestra América”, advierte.
La OEA, acusa, polariza a Bolivia con base “en mentiras” que pretenden “reavivar el camino de la violencia y la confrontación”, a pesar de que debería estar más preocupada por las consecuencias que tuvo su misión de observación electoral al publicar un informe manipulado y sin elementos ni pruebas de un supuesto fraude, “lo que contribuyó a la convulsión social, a la generalización de hechos de violencia, a la promoción de grupos irregulares armados y a situaciones en las que el gobierno de facto actuó reprimiendo violentamente manifestaciones pacíficas de la población civil”.
Esta fue la respuesta del Gobierno de Arce al primer comunicado de la OEA, donde manifiesta su preocupación por “el abuso de los mecanismos judiciales que, una vez más, se han convertido en instrumentos represivos del partido gobernante” y en el que exige la creación de una comisión internacional para investigar casos de corrupción desde el último Gobierno de Morales hasta ahora, remitir denuncias sobre posibles crímenes de lesa humanidad a la Corte Penal Internacional, reformar el sistema de Justicia y liberar a todos los detenidos “hasta que existan procesos y mecanismos imparciales”.