El Ejército de Sri Lanka ha evacuado de su residencia oficial al ya ex primer ministro Mahinda Rajapaksa, que dimitió de su cargo el lunes. Lo ha trasladado a un lugar seguro, que no ha sido revelado, después de que miles de manifestantes forzaran una de las puertas del complejo para intentar asaltarlo.
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"Tras una operación realizada antes del amanecer, el ex primer ministro y su familia fueron evacuados a un lugar seguro por el Ejército", ha dicho a la agencia a AFP un alto funcionario de seguridad. "Al menos 10 bombas incendiarias fueron arrojadas al complejo", ha afirmado. Según ese testimonio, los policías lanzaron gases lacrimógenos y disparos al aire para intentar detener a la multitud.
Los manifestantes han incendiado, además, más de 70 casas y oficinas de antiguos ministros y miembros del partido gubernamental, así como unos 150 vehículos, informa Europa Press. El diputado Amarakeerthi Athukorala y su chófer fallecieron durante un incidente con armas de fuego, según informaciones del diario Daily News. El tiroteo se habría iniciado después de que dos manifestantes bloquearan el paso a su vehículo. 154 las personas siguen hospitalizadas a raíz de las protestas, tal y como ha indicado la Policía.
Mahinda Rajapaksa dimitió el lunes tras una serie de disturbios entre los seguidores del gubernamental Frente del Pueblo de Sri Lanka y manifestantes. Muchos han acampado frente a la vivienda del presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, durante un mes y han exigido su dimisión y la de los principales altos cargos.
Los ataques contra los manifestantes antigubernamentales han levantado la polémica y han suscitado numerosas críticas contra el Gobierno y sus seguidores. Sri Lanka, una isla con unos 22 millones de habitantes, se enfrenta a una grave crisis económica -la peor desde la independencia de Reino Unido en 1948- y a la escasez de combustibles fósiles, alimentos y medicamentos.
Los enfrentamientos entre los partidarios del ex primer ministro Rajapaksa los y manifestantes antigubernamentales dejaron el lunes cinco muertos (entre ellos, un parlamentario) y casi 200 heridos. Manifestantes y líderes religiosos del país culpan al ex primer ministro de incitar a los partidarios del clan familiar a atacar a las personas participantes a los protestas pacíficas contra el Gobierno.
Durante semanas, se han producido protestas en el país que denuncian la incapacidad de las autoridades para hacer frente a la grave crisis económica y la escasez de alimentos, combustible o medicinas.
El pasado viernes fue declarado el estado de emergencia por segunda vez en cinco semanas, lo que otorgó amplios poderes a las fuerzas de seguridad.
La ONG Human Rights Watch ha denunciado ataques contra manifestantes pacíficos. "El ataque contra manifestantes pacíficos por parte de simpatizantes del Gobierno de Sri Lanka ha provocado una peligrosa escalada, aumentando el riesgo de más violencia mortal y otros abusos", ha indicado el director para el sur de Asia de HRW, Meenakshi Ganguly.
De esta manera, HRW ha exigido al Ejecutivo que defienda "el derecho a la manifestación pacífica", así como que garantice "que la respuesta de las fuerzas de seguridad ante los desórdenes públicos sea proporcionada" y que se rechace "el uso excesivo de la fuerza".