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La crisis económica derrota al Kirchnerismo

Por Emir Sader.

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En su primera prueba electoral, el gobierno de Alberto Fernandez-Cristina Kirchner ya sufrió una gran derrota en las primarias. La oposición ganó en 17 provincias, incluidas las principales del país.

La principal derrota se produjo en la provincia de Buenos Aires, históricamente bastión del peronismo, porque allí vive gran parte de la clase trabajadora. El peronismo solía sufrir la derrota en la ciudad de Buenos Aires -con una población básicamente de clase media y en la mayoría de las provincias-, pero se recuperó con una victoria en Buenos Aires con al menos un 10% de ventaja, en la provincia que concentra 40% de los votantes del país.

Los candidatos kirchneristas fueron derrotados con un 5% de ventaja a la derecha. Lo cual, sumado a los resultados de la capital y el interior, llevó al gobierno de Alberto Fernández a una gran e inesperada derrota.

El apoyo a Alberto Fernández había ido disminuyendo desde su gran victoria sobre Mauricio Macri en 2019. Pero aún permanecía en la mayoría.

La crisis económica provocó que el PIB cayera un 9% el año pasado, en el primer trimestre de este año creció un 2,5%, datos aún insuficientes para recuperarse 3 años seguidos de recesión. La inflación se estaba conteniendo, pero aún se mantiene en torno al 50%, con el respectivo desgaste de los salarios, que no pueden recuperar pérdidas y con una inflación en torno al 10%.

El gobierno había intensificado la campaña de los productores de carne en su contra, cuando decidió prohibir las exportaciones, siempre y cuando no se redujera el precio de la carne para el mercado interno. Estos productores amenazan con boicotear el suministro de carne para consumo interno, con todos los efectos de tensión en la población, por el peso del consumo de carne.

Los efectos sociales de esta crisis fueron decisivos para la erosión del apoyo gubernamental. A eso se sumó una campaña mediática contra Alberto Fernández, por el cumpleaños de su esposa, con fotos de 12 personas reunidas sin máscaras. Un tema explorado extensamente por la oposición, que acabó sumándose a la erosión del gobierno.

Si se mantuvieran los resultados de esa elección, el gobierno perdería la mayoría en el Congreso, dificultando mucho la continuidad del gobierno. Aún faltan dos meses para las elecciones de noviembre, para que Alberto Fernández, Cristina, Kicilloff -gobernador del estado de Buenos Aires- y otros líderes kirchneristas intenten revertir estos resultados.

La economía argentina se había recuperado de la mayor crisis de su historia, cuando estalló la política suicida de de Carlos Menem entre la moneda argentina y el dólar, en manos de un gobierno de la Unión Cívica Radical. Entre 2001 y 2002, el país experimentó la mayor inestabilidad política que jamás haya experimentado, con una sucesión de varios presidentes en un corto período de tiempo.

Hasta que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner lograron recuperar la economía argentina, logrando incluso saldar la enorme deuda externa acumulada. El gobierno de Cristina fue reelegido, pero sufrió una dura campaña por parte de los productores de soja, cuando el gobierno intentó subir los impuestos a las exportaciones, pero tuvo que dar marcha atrás, al quedar sin mayoría en el Congreso, por el voto decisivo de su vicepresidente a la oposición.

La derrota del candidato de Cristina, Daniel Scioli (actual embajador argentino en Brasil), en 2015, ante Mauricio Macri, representó la reanudación del modelo neoliberal y la contracción de nueva deuda externa. Un gobierno que rápidamente perdió apoyo, porque esta política económica no cubre las necesidades de la masa de la población, sino solo el capital financiero de la banca privada.

Hasta que Alberto Fernández derrotó a Mauricio Macri, en 2019, pero recibió el pesado legado de una economía nuevamente en recesión y con la enorme deuda contraída por el gobierno de Macri. Esta situación afecta fuertemente al gobierno de Alberto Fernández, además de que, recién asumida la presidencia, llegó la crisis de la covid, que nuevamente afectó a la economía.

Debido a este conjunto de factores, el resultado electoral de las primarias, sorprendentemente, fue negativo para el gobierno. Poner al kirchnerismo en el gran desafío de revertir el resultado en dos meses, con el riesgo de poner en peligro el resto del mandato de Alberto Fernández, su reelección y la continuidad de un modelo antineoliberal, con el eventual retorno de la derecha en Argentina.

 

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